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Además, Judit siempre obedecía las leyes de Dios, por lo que nadie podía acusarla de nada malo.

Judit se enteró de que el pueblo se había quejado ante Ozías por la falta de agua. También se dio cuenta de que Ozías había prometido entregar la ciudad a los asirios, si en un plazo de cinco días Dios no salvaba a la ciudad. 10 Entonces Judit envió a su empleada de confianza para que llamara a Cabris y a Carmis, que eran dos de los jefes de la ciudad.

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'Judith 8:8-10' not found for the version: New International Version.