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16 Así que no intenten obligarlo a cambiar sus planes. Recuerden que Dios no es como nosotros; él no siente miedo ante las amenazas, ni permite que se le diga lo que debe hacer. 17 Por eso, lo mejor que podemos hacer es pedirle que nos ayude, ¡y podemos confiar en que lo hará! Si Dios quiere salvarnos, escuchará nuestra oración.

18 »Tenemos una ventaja: hace mucho tiempo que ninguno de nosotros adora a esos dioses falsos que la gente fabrica. ¡En todo el país no hay nadie que adore a los ídolos! Nuestros antepasados sí lo hicieron,

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