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31 Si al cabo de cinco días nuestro Dios no nos ha salvado, haré lo que ustedes me están pidiendo.

32 Luego los despidió y les encargó que regresaran a sus puestos. Entonces los hombres se dirigieron a las murallas y a las torres de la ciudad, y las mujeres y los niños se fueron a sus casas. Sin embargo, en toda la ciudad había mucha preocupación y tristeza.

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