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11 Pero no se desanime ni se sienta fracasado, pues le tengo buenas noticias: mi pueblo ha hecho enojar a mi Dios, pues ha vuelto a pecar. Por eso Dios lo va a castigar, y será destruido.

12 »Mi pueblo se está muriendo de hambre y de sed, y está pensando comer todo aquello que Dios, en su ley, ha prohibido. 13 Ya están decididos a comerse los primeros frutos del trigo, y una parte del vino y del aceite, los cuales deben darse como ofrenda. Estos alimentos están reservados para los sacerdotes de Jerusalén, y sólo ellos pueden tocarlos.

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