Juan 9:24-35
Nueva Versión Internacional (Castilian)
24 Por segunda vez llamaron los judíos al que había sido ciego, y le dijeron:
―¡Da gloria a Dios! A nosotros nos consta que ese hombre es pecador.
25 ―Si es pecador, no lo sé —respondió el hombre—. Lo único que sé es que yo era ciego y ahora veo.
26 Pero ellos le insistieron:
―¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?
27 ―Ya os lo dije y no me hicisteis caso. ¿Por qué queréis oírlo de nuevo? ¿Es que también vosotros queréis haceros sus discípulos?
28 Entonces lo insultaron y le dijeron:
―¡Discípulo de ese lo serás tú! ¡Nosotros somos discípulos de Moisés! 29 Y sabemos que a Moisés le habló Dios; pero de este no sabemos ni de dónde salió.
30 ―¡Ahí está lo sorprendente! —respondió el hombre—: que vosotros no sepáis de dónde salió, y que a mí me haya abierto los ojos. 31 Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero sí a los piadosos y a quienes hacen su voluntad. 32 Jamás se ha sabido que alguien le haya abierto los ojos a uno que naciera ciego. 33 Si este hombre no viniera de parte de Dios, no podría hacer nada.
34 Ellos replicaron:
―Tú, que naciste sumido en pecado, ¿vas a darnos lecciones?
Y lo expulsaron.
La ceguera espiritual
35 Jesús se enteró de que habían expulsado a aquel hombre, y al encontrarlo le preguntó:
―¿Crees en el Hijo del hombre?
Read full chapterSanta Biblia, NUEVA VERSIÓN INTERNACIONAL® NVI® (Castellano) © 1999, 2005, 2017 por