Juan 6
La Palabra (Hispanoamérica)
Cuarto signo (6,1-15)
La multiplicación de los panes (Mt 14,13-21; Mc 6,34-44; Lc 9,10-17)
6 Después de esto, Jesús pasó a la otra orilla del lago de Galilea (o de Tiberíades). 2 Lo seguía mucha gente, porque veían los milagros que hacía con los enfermos. 3 Jesús subió a un monte y se sentó allí con sus discípulos. 4 Estaba próxima la Pascua, fiesta principal de los judíos. 5 Al alzar Jesús la mirada y ver aquella gran multitud que acudía a él, dijo a Felipe:
— ¿Dónde podríamos comprar pan para que puedan comer todos estos?
6 Dijo esto para ver su reacción, pues él ya sabía lo que iba a hacer. 7 Felipe le respondió:
— Aunque se gastase uno el salario de más de medio año, no alcanzaría para que cada uno de estos probase un bocado.
8 Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, intervino diciendo:
9 — Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es esto para tanta gente?
10 Jesús dijo entonces:
— Hagan que se sienten todos.
Se sentaron todos sobre la hierba, que era muy abundante en aquel lugar. Eran unos cinco mil hombres. 11 Jesús tomó los panes y, después de dar gracias a Dios, los distribuyó entre los que estaban sentados. Y lo mismo hizo con los peces, hasta que se hartaron. 12 Cuando quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos:
— Recojan lo que ha sobrado, para que no se pierda nada.
13 Lo hicieron así, y con lo que sobró a quienes comieron de los cinco panes de cebada, llenaron doce cestos. 14 La gente, por su parte, al ver aquel milagro, comentaba:
— Este hombre tiene que ser el profeta que iba a venir al mundo.
15 Se dio cuenta Jesús de que pretendían llevárselo para proclamarlo rey, y se retiró de nuevo al monte él solo.
Quinto signo (6,16—8,59)
Jesús camina sobre el agua (Mt 14,22-27; Mc 6,45-52)
16 A la caída de la tarde, los discípulos de Jesús bajaron al lago, 17 subieron a una barca y emprendieron la travesía hacia Cafarnaún. Era ya de noche y Jesús aún no los había alcanzado. 18 De pronto se levantó un viento fuerte que alborotó el lago. 19 Habrían remado unos cinco o seis kilómetros, cuando vieron a Jesús que caminaba sobre el lago y se acercaba a la barca. Les entró mucho miedo, 20 pero Jesús les dijo:
— Soy yo. No tengan miedo.
21 Entonces quisieron subirlo a bordo, pero en seguida la barca tocó tierra en el lugar al que se dirigían.
La gente busca a Jesús
22 Al día siguiente, la gente que continuaba al otro lado del lago advirtió que allí solamente había estado atracada una barca y que Jesús no se había embarcado en ella con sus discípulos, sino que estos habían partido solos. 23 Llegaron entre tanto de la ciudad de Tiberíades unas barcas y atracaron cerca del lugar en que la gente había comido el pan cuando el Señor pronunció la acción de gracias. 24 Al darse cuenta de que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, subieron a las barcas y se dirigieron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Discurso sobre el pan de vida
25 Los que buscaban a Jesús lo encontraron al otro lado y le preguntaron:
— Maestro, ¿cuándo llegaste aquí?
26 Jesús les contestó:
— Estoy seguro de que me buscan no por los milagros que han visto, sino porque comieron pan hasta saciarse. 27 Deberían preocuparse no tanto por el alimento transitorio, cuanto por el duradero, el que da vida eterna. Este es el alimento que les dará el Hijo del hombre, a quien Dios Padre ha acreditado con su sello.
28 Ellos le preguntaron:
— ¿Qué debemos hacer para portarnos como Dios quiere?
29 Jesús respondió:
— Lo que Dios espera de ustedes es que crean en su enviado.
30 Ellos replicaron:
— ¿Cuáles son tus credenciales para que creamos en ti? ¿Qué es lo que tú haces? 31 Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio a comer pan del cielo.
32 Jesús les respondió:
— Yo les aseguro que no fue Moisés el que les dio pan del cielo. Mi Padre es quien les da el verdadero pan del cielo. 33 El pan que Dios da, baja del cielo y da vida al mundo.
34 Entonces le pidieron:
— Señor, danos siempre de ese pan.
35 Jesús les contestó:
— Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí, jamás tendrá hambre; el que cree en mí, jamás tendrá sed. 36 Pero ustedes, como ya les he dicho, no creen a pesar de haber visto. 37 Todo aquel que el Padre me confía vendrá a mí, y yo no rechazaré al que venga a mí. 38 Porque yo he bajado del cielo, no para hacer lo que yo deseo, sino lo que desea el que me ha enviado. 39 Y lo que desea el que me ha enviado es que yo no pierda a ninguno de los que él me ha confiado, sino que los resucite en el último día. 40 Mi Padre quiere que todos los que vean al Hijo y crean en él, tengan vida eterna; yo, por mi parte, los resucitaré en el último día.
41 Los judíos comenzaron a criticar a Jesús porque había dicho que él era “el pan que ha bajado del cielo”. 42 Decían:
— ¿No es este Jesús, el hijo de José? Conocemos a su padre y a su madre. ¿Cómo se atreve a decir que ha bajado del cielo?
43 Jesús replicó:
— Dejen ya de criticar entre ustedes. 44 Nadie puede creer en mí si no se lo concede el Padre que me envió; yo, por mi parte, lo resucitaré en el último día. 45 En los libros proféticos está escrito: Todos serán adoctrinados por Dios. Todo el que escucha al Padre y recibe su enseñanza, cree en mí. 46 Esto no significa que alguien haya visto al Padre. Solamente aquel que ha venido de Dios, ha visto al Padre. 47 Les aseguro que quien cree, tiene vida eterna. 48 Yo soy el pan de la vida. 49 Los antepasados de ustedes comieron el maná en el desierto y, sin embargo, murieron. 50 Este, en cambio, es el pan que ha bajado del cielo para que, quien lo coma, no muera. 51 Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo voy a dar es mi carne, entregada para que el mundo tenga vida.
52 Esto suscitó una fuerte discusión entre los judíos, que se preguntaban:
— ¿Cómo puede este darnos a comer su carne?
53 Jesús les dijo:
— Les aseguro que, si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán vida en ustedes. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. 55 Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. 57 El Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo gracias a él; así también, el que me coma vivirá gracias a mí. 58 Este es el pan que ha bajado del cielo, y que no es como el que comieron los antepasados y murieron; el que come de este pan vivirá para siempre.
59 Todo esto lo enseñó Jesús en la sinagoga de Cafarnaún.
Palabras de vida eterna
60 Al oír esto, muchos de los que seguían a Jesús dijeron:
— Esta enseñanza es inadmisible. ¿Quién puede aceptarla?
61 Jesús se dio cuenta de que muchos de sus seguidores criticaban su enseñanza, y les dijo:
— ¿Se les hace duro aceptar esto? 62 Pues ¿qué ocurriría si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? 63 Es el espíritu el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida. 64 Pero algunos de ustedes no creen.
Es que Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a traicionar.
65 Y añadió:
— Por eso les he dicho que nadie puede creer en mí si no se lo concede mi Padre.
66 Desde entonces, muchos discípulos suyos se volvieron atrás y ya no andaban con él. 67 Jesús preguntó a los Doce:
— ¿También ustedes quieren dejarme?
68 Simón Pedro le respondió:
— Señor, ¿a quién iríamos? Sólo tus palabras dan vida eterna. 69 Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.
70 Jesús replicó:
— ¿No los elegí yo a los Doce? Sin embargo, uno de ustedes es un diablo.
71 Se refería a Judas, hijo de Simón Iscariote. Porque Judas, que era uno de los Doce, lo iba a traicionar.
Juan 6
Nueva Biblia de las Américas
Alimentación de los cinco mil
6 (A)Después de esto, Jesús se fue al otro lado del mar de Galilea(B), el de Tiberias(C). 2 Y una gran multitud lo seguía, pues veían las señales[a](D) que realizaba en los enfermos. 3 Entonces Jesús subió al monte(E) y se sentó allí con Sus discípulos. 4 Estaba cerca la Pascua(F), la fiesta de los judíos.
5 Cuando Jesús alzó los ojos y vio que una gran multitud venía hacia Él, dijo* a Felipe(G): «¿Dónde compraremos pan para que coman estos?». 6 Pero decía esto para probarlo(H), porque Él sabía lo que iba a hacer. 7 Felipe(I) le respondió: «Doscientos denarios[b] de pan(J) no les bastarán para que cada uno reciba un pedazo[c]».
8 Uno de Sus discípulos(K), Andrés, hermano de Simón Pedro(L), dijo* a Jesús: 9 «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados(M); pero ¿qué es esto para tantos?». 10 «Hagan que la gente se siente», dijo Jesús. Y había mucha hierba(N) en aquel lugar; así que se sentaron. El número de los hombres era de unos cinco mil(O).
11 Entonces Jesús tomó los panes, y habiendo dado gracias(P), los repartió a los que estaban sentados[d]; y lo mismo hizo con los pescados(Q), dándoles todo lo que querían. 12 Cuando se saciaron, dijo* a Sus discípulos(R): «Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada». 13 Ellos los recogieron, y llenaron doce cestas(S) con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido.
14 La gente, entonces, al ver la señal[e] que Jesús había hecho, decía: «Verdaderamente Este es el Profeta(T) que había de venir[f] al mundo».
15 Por lo que Jesús, dándose cuenta de que iban a venir y por la fuerza hacerle rey(U), (V)se retiró Él solo otra vez al monte(W).
Jesús anda sobre el mar
16 Al atardecer Sus discípulos(X) bajaron hasta el mar, 17 y subiendo en una barca, se dirigieron al otro lado del mar, hacia Capernaúm(Y). Ya había oscurecido, y Jesús todavía no había venido adonde ellos estaban; 18 y el mar estaba agitado porque soplaba un fuerte viento. 19 Cuando habían remado unos 25 o 30 estadios (cuatro o cinco kilómetros), vieron* a Jesús caminando sobre el mar y que se acercaba a la barca, y se asustaron. 20 Pero Él les dijo*: «Soy Yo; no teman(Z)».
21 Entonces ellos querían recibir a Jesús en la barca, y la barca llegó enseguida a la tierra adonde iban.
Jesús, el pan de la vida
22 Al día siguiente, la multitud(AA) que había quedado al otro lado del mar se dio cuenta de[g] que allí no había[h] más que una barca, y que Jesús no había entrado en ella[i] con Sus discípulos, sino que Sus discípulos se habían ido solos(AB). 23 Vinieron otras barcas de Tiberias(AC) cerca del lugar donde habían comido el pan después de que el Señor(AD) había dado gracias(AE). 24 Por tanto, cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco Sus discípulos, subieron a las barcas y se fueron a Capernaúm(AF) buscando a Jesús. 25 Cuando lo hallaron al otro lado del mar, le dijeron: «Rabí[j](AG), ¿cuándo llegaste acá?».
26 Jesús les respondió: «En verdad les digo, que me buscan(AH), no porque hayan visto señales[k](AI), sino porque han comido de los panes y se han saciado. 27 Trabajen, no por el alimento que perece, sino por el alimento que permanece(AJ)para vida eterna(AK), el cual el Hijo del Hombre(AL)les dará, porque a Él es a quien el Padre, Dios, ha marcado con Su sello(AM)».
28 Entonces le preguntaron: «¿Qué debemos hacer[l] para poner en práctica las obras de Dios?». 29 Jesús les respondió: «Esta es la obra de Dios: que crean(AN)en el que Él ha enviado(AO)».
30 Le dijeron entonces: «¿Qué, pues, haces Tú como señal[m](AP) para que veamos y te creamos? ¿Qué obra haces? 31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto(AQ), como está escrito: “Les dio a comer pan del cielo(AR)”». 32 Entonces Jesús les dijo: «En verdad les digo, que no es Moisés el que les ha dado el pan del cielo, sino que es Mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo. 33 Porque el pan de Dios es el[n]que baja del cielo(AS), y da vida al mundo». 34 «Señor, danos siempre este pan(AT)», le dijeron.
35 Jesús les dijo: «Yo soy el pan de la vida(AU); el que viene a Mí no tendrá hambre, y el que cree en Mí nunca tendrá sed(AV). 36 Pero ya les dije que aunque me han visto(AW), no creen. 37 Todo lo que el Padre me da(AX), vendrá a Mí; y al que viene a Mí, de ningún modo lo echaré fuera. 38 Porque he descendido del cielo(AY), no para hacer Mi voluntad, sino la voluntad del que me envió(AZ). 39 Y esta es la voluntad del que me envió: que de todo lo que Él me ha dado(BA)Yo no pierda nada(BB), sino que lo resucite en el día final(BC). 40 Porque esta es la voluntad de Mi Padre: que todo aquel que ve al Hijo(BD)y cree en Él, tenga vida eterna(BE), y Yo mismo lo resucitaré en el día final(BF)».
Murmuración de los judíos
41 Por eso los judíos(BG) murmuraban de Él, porque había dicho: «Yo soy el pan que descendió del cielo(BH)». 42 Y decían: «¿No es este Jesús, el hijo de José(BI), cuyo padre y madre nosotros conocemos(BJ)? ¿Cómo es que ahora dice: “Yo he descendido del cielo(BK)”?».
43 Jesús les dijo: «No murmuren entre sí. 44 Nadie puede venir a Mí si no lo trae[o](BL)el Padre que me envió, y Yo lo resucitaré en el día final(BM). 45 Escrito está en los profetas(BN): “Y todos serán enseñados por Dios(BO)”. Todo el que ha oído y aprendido del Padre, viene a Mí. 46 No es que alguien haya visto al Padre; sino Aquel que viene[p]de Dios, Él ha visto al Padre(BP). 47 En verdad les digo: el que cree[q], tiene vida eterna(BQ).
48 »Yo soy el pan de la vida(BR) . 49 Los padres de ustedes comieron el maná en el desierto, y murieron(BS). 50 Este es el pan que desciende del cielo(BT), para que el que coma de él, no muera(BU). 51 Yo soy el pan vivo(BV)que descendió del cielo(BW); si alguien come de este pan, vivirá para siempre(BX); y el pan que Yo también daré por la vida del mundo(BY)es Mi carne(BZ)».
52 Los judíos(CA), por tanto, discutían entre sí(CB), diciendo: «¿Cómo puede Este darnos a comer Su carne?». 53 Entonces Jesús les dijo: «En verdad les digo, que si no comen la carne del Hijo del Hombre(CC)y beben Su sangre, no tienen vida en ustedes. 54 El que come Mi carne y bebe Mi sangre, tiene vida eterna, y Yo lo resucitaré en el día final(CD). 55 Porque Mi carne es verdadera comida, y Mi sangre es verdadera bebida.
56 »El que come Mi carne y bebe Mi sangre, permanece en Mí y Yo en él(CE) . 57 Como el Padre que vive(CF)me envió(CG), y Yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por Mí. 58 Este es el pan que descendió del cielo(CH); no como el que los[r]padres de ustedes comieron, y murieron(CI); el que come este pan vivirá para siempre(CJ)».
59 Esto dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba(CK) en Capernaúm(CL).
Reacción de los discípulos
60 Por eso muchos de Sus discípulos(CM), cuando oyeron esto, dijeron: «Dura es esta declaración(CN); ¿quién puede escucharla?». 61 Pero Jesús, consciente(CO) de que Sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: «¿Esto los escandaliza[s](CP)? 62 ¿Pues qué si vieran al Hijo del Hombre(CQ)ascender adonde estaba antes(CR)?
63 »El Espíritu es el que da vida(CS) ; la carne para nada aprovecha; las palabras que Yo les he hablado son espíritu y son vida(CT) . 64 Pero hay algunos de ustedes que no creen(CU)». Porque Jesús sabía(CV) desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién era el que lo iba a traicionar[t](CW). 65 También decía: «Por eso les he dicho que nadie puede venir a Mí si no se lo ha concedido(CX)el Padre(CY)».
66 Como resultado de esto muchos de Sus discípulos(CZ) se apartaron(DA) y ya no andaban con Él. 67 Entonces Jesús dijo a los doce discípulos(DB): «¿Acaso también ustedes quieren irse?». 68 Simón Pedro(DC) le respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna(DD). 69 Y nosotros hemos creído y sabemos que Tú eres el Santo de Dios(DE)». 70 Jesús les respondió: «¿No los escogí(DF)Yo a ustedes, los doce(DG), y sin embargo uno de ustedes es un diablo(DH)?». 71 Él se refería a Judas, hijo de Simón Iscariote(DI), porque este, uno de los doce(DJ), lo iba a entregar[u](DK).
Footnotes
- 6:2 O los milagros.
- 6:7 I.e. salario de 200 días.
- 6:7 Lit. un poco.
- 6:11 O reclinados.
- 6:14 O el milagro.
- 6:14 Lit. que viene.
- 6:22 Lit. vio.
- 6:22 O había habido.
- 6:22 Lit. en la barca.
- 6:25 O Maestro.
- 6:26 O milagros.
- 6:28 Lit. ¿Qué haremos.
- 6:30 O milagro.
- 6:33 O aquel.
- 6:44 Lit. arrastra.
- 6:46 Lit. es.
- 6:47 Algunos mss. dicen: cree en mí.
- 6:58 Lit. los.
- 6:61 O los hace tropezar.
- 6:64 O entregar.
- 6:71 O tenía el propósito de entregarle.
John 6
Complete Jewish Bible
6 Some time later, Yeshua went over to the far side of Lake Kinneret (that is, Lake Tiberias), 2 and a large crowd followed him, because they had seen the miracles he had performed on the sick. 3 Yeshua went up into the hills and sat down there with his talmidim. 4 Now the Judean festival of Pesach was coming up; 5 so when Yeshua looked up and saw that a large crowd was approaching, he said to Philip, “Where will we be able to buy bread, so that these people can eat?” 6 (Now Yeshua said this to test Philip, for Yeshua himself knew what he was about to do.) 7 Philip answered, “Half a year’s wages wouldn’t buy enough bread for them — each one would get only a bite!” 8 One of the talmidim, Andrew the brother of Shim‘on Kefa, said to him, 9 “There’s a young fellow here who has five loaves of barley bread and two fish. But how far will they go among so many?”
10 Yeshua said, “Have the people sit down.” There was a lot of grass there, so they sat down. The number of men was about five thousand. 11 Then Yeshua took the loaves of bread, and, after making a b’rakhah, gave to all who were sitting there, and likewise with the fish, as much as they wanted. 12 After they had eaten their fill, he told his talmidim, “Gather the leftover pieces, so that nothing gets wasted.” 13 They gathered them and filled twelve baskets with the pieces from the five barley loaves left by those who had eaten.
14 When the people saw the miracle he had performed, they said, “This has to be ‘the prophet’ who is supposed to come into the world.” 15 Yeshua knew that they were on the point of coming and seizing him, in order to make him king; so he went back to the hills again. This time he went by himself.
16 When evening came, his talmidim went down to the lake, 17 got into a boat and set out across the lake toward K’far-Nachum. By now it was dark, Yeshua had not yet joined them, 18 and the sea was getting rough, because a strong wind was blowing. 19 They had rowed three or four miles when they saw Yeshua approaching the boat, walking on the lake! They were terrified; 20 but he said to them, “Stop being afraid, it is I.” 21 Then they were willing to take him into the boat, and instantly the boat reached the land they were heading for.
22 The next day, the crowd which had stayed on the other side of the lake noticed that there had been only one boat there, and that Yeshua had not entered the boat with his talmidim, but that the talmidim had been alone when they sailed off. 23 Then other boats, from Tiberias, came ashore near the place where they had eaten the bread after the Lord had made the b’rakhah. 24 Accordingly, when the crowd saw that neither Yeshua nor his talmidim were there, they themselves boarded the boats and made for K’far-Nachum in search of Yeshua.
25 When they found him on the other side of the lake, they asked him, “Rabbi, when did you get here?” 26 Yeshua answered, “Yes, indeed! I tell you, you’re not looking for me because you saw miraculous signs, but because you ate the bread and had all you wanted! 27 Don’t work for the food which passes away but for the food that stays on into eternal life, which the Son of Man will give you. For this is the one on whom God the Father has put his seal.”
28 So they said to him, “What should we do in order to perform the works of God?” 29 Yeshua answered, “Here’s what the work of God is: to trust in the one he sent!”
30 They said to him, “Nu, what miracle will you do for us, so that we may see it and trust you? What work can you perform? 31 Our fathers ate man in the desert — as it says in the Tanakh, ‘He gave them bread from heaven to eat.’[a] 32 Yeshua said to them, “Yes, indeed! I tell you it wasn’t Moshe who gave you the bread from heaven. But my Father is giving you the genuine bread from heaven; 33 for God’s bread is the one who comes down out of heaven and gives life to the world.”
34 They said to him, “Sir, give us this bread from now on.” 35 Yeshua answered, “I am the bread which is life! Whoever comes to me will never go hungry, and whoever trusts in me will never be thirsty. 36 I told you that you have seen but still don’t trust. 37 Everyone the Father gives me will come to me, and whoever comes to me I will certainly not turn away. 38 For I have come down from heaven to do not my own will but the will of the One who sent me. 39 And this is the will of the One who sent me: that I should not lose any of all those he has given me but should raise them up on the Last Day. 40 Yes, this is the will of my Father: that all who see the Son and trust in him should have eternal life, and that I should raise them up on the Last Day.”
41 At this the Judeans began grumbling about him because he said, “I am the bread which has come down from heaven.” 42 They said, “Isn’t this Yeshua Ben-Yosef? We know his father and mother! How can he now say, ‘I have come down from heaven’?” 43 Yeshua answered them, “Stop grumbling to each other! 44 No one can come to me unless the Father — the One who sent me — draws him. And I will raise him up on the Last Day. 45 It is written in the Prophets, ‘They will all be taught by Adonai.’[b] Everyone who listens to the Father and learns from him comes to me. 46 Not that anyone has seen the Father except the one who is from God — he has seen the Father. 47 Yes, indeed! I tell you, whoever trusts has eternal life: 48 I am the bread which is life. 49 Your fathers ate the man in the desert; they died. 50 But the bread that comes down from heaven is such that a person may eat it and not die. 51 I am the living bread that has come down from heaven; if anyone eats this bread, he will live forever. Furthermore, the bread that I will give is my own flesh; and I will give it for the life of the world.”
52 At this, the Judeans disputed with one another, saying, “How can this man give us his flesh to eat?” 53 Then Yeshua said to them, “Yes, indeed! I tell you that unless you eat the flesh of the Son of Man and drink his blood, you do not have life in yourselves. 54 Whoever eats my flesh and drinks my blood has eternal life — that is, I will raise him up on the Last Day. 55 For my flesh is true food, and my blood is true drink. 56 Whoever eats my flesh and drinks my blood lives in me, and I live in him. 57 Just as the living Father sent me, and I live through the Father, so also whoever eats me will live through me. 58 So this is the bread that has come down from heaven — it is not like the bread the fathers ate; they’re dead, but whoever eats this bread will live forever!” 59 He said these things as he was teaching in a synagogue in K’far-Nachum.
60 On hearing it, many of his talmidim said, “This is a hard word — who can bear to listen to it?” 61 But Yeshua, aware that his talmidim were grumbling about this, said to them, “This is a trap for you? 62 Suppose you were to see the Son of Man going back up to where he was before? 63 It is the Spirit who gives life, the flesh is no help. The words I have spoken to you are Spirit and life, 64 yet some among you do not trust.” (For Yeshua knew from the outset which ones would not trust him, also which one would betray him.) 65 “This,” he said, “is why I told you that no one can come to me unless the Father has made it possible for him.”
66 From this time on, many of his talmidim turned back and no longer traveled around with him. 67 So Yeshua said to the Twelve, “Don’t you want to leave too?” 68 Shim‘on Kefa answered him, “Lord, to whom would we go? You have the word of eternal life. 69 We have trusted, and we know that you are the Holy One of God.” 70 Yeshua answered them, “Didn’t I choose you, the Twelve? Yet one of you is an adversary.” 71 (He was speaking of Y’hudah Ben-Shim‘on, from K’riot; for this man — one of the Twelve! — was soon to betray him.)
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