Juan 5:1-13
Nueva Versión Internacional
Jesús sana a un paralítico
5 Algún tiempo después, Jesús subió a Jerusalén, pues se celebraba una fiesta de los judíos. 2 Había allí, junto a la puerta de las Ovejas, un estanque rodeado de cinco entradas, cuyo nombre en hebreo es Betzatá.[a] 3 En esas entradas se hallaban tendidos muchos enfermos, ciegos, cojos y paralíticos. 4 [b] 5 Entre ellos se encontraba un hombre que llevaba enfermo treinta y ocho años. 6 Cuando Jesús lo vio tirado en el suelo y se enteró de que ya tenía mucho tiempo de estar así, le preguntó:
—¿Quieres quedar sano?
7 —Señor —respondió—, no tengo a nadie que me meta en el estanque mientras se agita el agua y, cuando trato de hacerlo, otro se mete antes.
8 —Levántate, recoge tu camilla y anda —le dijo Jesús.
9 Al instante aquel hombre quedó sano, así que tomó su camilla y echó a andar. Pero ese día era sábado. 10 Por eso los judíos dijeron al que había sido sanado:
—Hoy es sábado; no te está permitido cargar tu camilla.
11 —El que me sanó me dijo: “Recoge tu camilla y anda” —les respondió.
12 —¿Quién es ese hombre que te dijo: “Recógela y anda”? —le preguntaron.
13 El que había sido sanado no tenía idea de quién era, porque Jesús se había escabullido entre la mucha gente que había en el lugar.
Read full chapterFootnotes
- 5:2 Betzatá. Var. Betesda; otra var. Betsaida.
- 5:3,4 Algunos manuscritos agregan lo siguiente: paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. 4 De cuando en cuando un ángel del Señor bajaba al estanque y agitaba el agua. El primero que entraba en el estanque después de cada agitación del agua quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviera.
Juan 5:1-13
Reina-Valera 1960
El paralítico de Betesda
5 Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén.
2 Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. 3 En estos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. 4 Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese. 5 Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. 6 Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? 7 Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. 8 Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. 9 Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo[a] aquel día.
10 Entonces los judíos dijeron a aquel que había sido sanado: Es día de reposo;[b] no te es lícito llevar tu lecho.(A) 11 Él les respondió: El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda. 12 Entonces le preguntaron: ¿Quién es el que te dijo: Toma tu lecho y anda? 13 Y el que había sido sanado no sabía quién fuese, porque Jesús se había apartado de la gente que estaba en aquel lugar.
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