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Los hombres armados iban delante de los sacerdotes que tocaban continuamente las bocinas, y la retaguardia iba tras el arca. 10 Josué habló entonces con el pueblo, y le ordenó:

«Que nadie grite ni haga oír su voz. Todos deben guardar absoluto silencio, hasta que yo les ordene gritar. Entonces sí, gritarán muy fuerte.»

11 Josué hizo que el arca del Señor diera una vuelta alrededor de la ciudad, y que volvieran después al campamento para pasar allí la noche.

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