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Pero la mujer había tomado a los dos hombres y los había escondido. Luego dijo:

—Es verdad que unos hombres vinieron a mi casa, pero no supe de dónde eran. Cuando se iba a cerrar la puerta, siendo ya oscuro, esos hombres salieron y no sé a dónde han ido. Seguidlos aprisa y los alcanzaréis.

Pero ella los había hecho subir al terrado, y los había escondido entre los manojos de lino que tenía puestos en el terrado.

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