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mandó a decirle a Rahab:

—En tu casa hay dos espías. ¡Mándamelos para acá!

Pero como ella los había escondido, respondió:

—Sí, es verdad. Vinieron unos hombres, pero yo no supe de dónde eran. Salieron al anochecer, antes de que cerraran el portón de la ciudad, y no sé a dónde iban. Si ustedes salen ahora mismo a perseguirlos, seguro que podrán alcanzarlos.

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