²⁴ Y prendieron fuego a la ciudad y a todo lo que en ella había^(A). Solo pusieron en el tesoro de la casa^[a] del Señor, la plata, el oro y los utensilios de bronce y de hierro. ²⁵ Pero Josué dejó vivir a Rahab la ramera^(B), a la casa de su padre y todo lo que ella tenía; y ella ha habitado en medio de Israel hasta hoy, porque escondió a los mensajeros a quienes Josué había enviado a reconocer a Jericó^(C).

²⁶ Entonces Josué les hizo un juramento en aquel tiempo, diciendo: Maldito sea delante del Señor el hombre que se levante y reedifique esta ciudad de Jericó; con la pérdida de su primogénito echará su cimiento, y con la pérdida de su hijo menor colocará sus puertas^(D).