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Me hundí en el mar
    hasta donde comienzan las montañas.
Bajé al mundo de los muertos
    y tras de mí sus rejas se cerraron para siempre.
Pero tú SEÑOR, Dios mío,
    me sacaste vivo de la fosa.
Al sentir que se me iba la vida,
    me acordé del SEÑOR
y mi oración llegó hasta ti,
    en tu santo templo.

»Los que adoran ídolos inútiles
    han dejado tu fiel amor[a];

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Footnotes

  1. 2:8 han dejado tu fiel amor o han dejado de serte leales.