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Entonces el capitán se le acercó y le dijo:

—¿Qué estás haciendo ahí, dormilón? ¡Levántate y ruega a tu dios! A lo mejor tu dios se fije en nosotros y nos ponga a salvo.

Entonces los marineros se decían unos a otros:

—Echemos suertes para averiguar quién es el responsable de la calamidad que estamos sufriendo.

Así lo hicieron y la suerte señaló que Jonás era el culpable. Entonces le dijeron:

—Dinos, ¿Por causa de quién estamos pasando esta calamidad? ¿Cuál es el propósito de tu viaje? ¿De dónde vienes? ¿Cuál es tu país? ¿Quién es tu gente?

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