Jonás 1:17-3:10
Palabra de Dios para Todos
Jonás en el vientre del gran pez
17 El SEÑOR había dispuesto un gran pez para que se tragara a Jonás, quien pasó tres días y tres noches dentro del estómago del pez.
2 Entonces Jonás oró así al SEÑOR su Dios desde el estómago del pez:
2 «Clamé a ti, SEÑOR, en medio de mi angustia
¡y me contestaste!
Desde las profundidades del sepulcro[a] pedí tu ayuda,
¡y me escuchaste!
3 »Me arrojaste a lo más hondo,
a lo más profundo del mar;
la corriente me envolvía,
y todas tus olas poderosas pasaban sobre mí.
4 Pensé: “Me has echado de tu presencia,
pero así y todo yo seguiré rogando hacia tu santo templo”.[b]
5 »Las aguas me envolvieron hasta el cuello,
estaba cubierto de mar por todas partes;
las algas se enredaban en mi cabeza.
6 Me hundí en el mar
hasta donde comienzan las montañas.
Bajé al mundo de los muertos
y tras de mí sus rejas se cerraron para siempre.
Pero tú SEÑOR, Dios mío,
me sacaste vivo de la fosa.
7 Al sentir que se me iba la vida,
me acordé del SEÑOR
y mi oración llegó hasta ti,
en tu santo templo.
8 »Los que adoran ídolos inútiles
han dejado tu fiel amor[c];
9 pero yo con gratitud te alabaré
y te ofreceré sacrificios.
Cumpliré la promesa que te hice.
¡La salvación viene del SEÑOR!»
10 Entonces el SEÑOR le ordenó al pez que vomitara a Jonás en tierra firme.
Dios llama y Jonás obedece
3 El SEÑOR habló por segunda vez con Jonás y le dijo: 2 «Anda, ve a la gran ciudad de Nínive y avisa lo que te voy a decir».
3 Jonás obedeció al SEÑOR y se fue para Nínive, una ciudad tan grande que se necesitaban tres días para recorrerla.[d] 4 Al llegar, Jonás recorrió la ciudad todo un día anunciando a gran voz: «¡Nínive será destruida dentro de 40 días!»
5 La gente de Nínive le creyó a Dios, anunciaron ayuno y desde el más importante hasta el más humilde se vistieron con ropa áspera. 6 Cuando el rey de Nínive se enteró de la noticia, se levantó del trono, se quitó sus vestidos reales, se puso ropa áspera y se sentó sobre cenizas. 7 Entonces el rey dio a conocer esta orden a todo el pueblo:
«Por orden del rey y sus altos funcionarios:
»Ninguna persona o animal, ni ganado ni rebaño, probará alimento alguno, ni pastará ni tomará agua. 8 Al contrario, que se cubran todos, hombres y animales, con ropa áspera. Rueguen a Dios con todas sus fuerzas. Deje cada uno su mala conducta y abandone la violencia que ha estado cometiendo. 9 ¡Quién sabe! Tal vez Dios cambie de parecer, calme el ardor de su ira y así no tengamos que morir».
10 Dios vio lo que hicieron, se dio cuenta que dejaban su mala conducta, entonces cambió de parecer respecto al castigo que les tenía preparado y no lo llevó a cabo.
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