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11 Dinos, ¿qué debemos hacer contigo para detener la tormenta?

Porque el mar se embravecía más y más.

12 ―Arrójenme al mar —les dijo— y el mar se aquietará nuevamente. Porque yo sé que esta tormenta ha venido por mi culpa.

13 Los marineros trataron de hacer volver la nave a tierra, remando arduamente, pero fue imposible. El mar estaba demasiado embravecido y no lo podían vencer.

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