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L'uomo oppresso conosce solo la sua miseria

Allora Giobbe rispose:

Se ben si pesasse il mio cruccio
e sulla stessa bilancia si ponesse la mia sventura...
certo sarebbe più pesante della sabbia del mare!
Per questo temerarie sono state le mie parole,
perché le saette dell'Onnipotente mi stanno infitte,
sì che il mio spirito ne beve il veleno
e terrori immani mi si schierano contro!
Raglia forse il somaro con l'erba davanti
o muggisce il bue sopra il suo foraggio?
Si mangia forse un cibo insipido, senza sale?
O che gusto c'è nell'acqua di malva?
Ciò che io ricusavo di toccare
questo è il ributtante mio cibo!
Oh, mi accadesse quello che invoco,
e Dio mi concedesse quello che spero!
Volesse Dio schiacciarmi,
stendere la mano e sopprimermi!
10 Ciò sarebbe per me un qualche conforto
e gioirei, pur nell'angoscia senza pietà,
per non aver rinnegato i decreti del Santo.
11 Qual la mia forza, perché io possa durare,
o qual la mia fine, perché prolunghi la vita?
12 La mia forza è forza di macigni?
La mia carne è forse di bronzo?
13 Non v'è proprio aiuto per me?
Ogni soccorso mi è precluso?
14 A chi è sfinito è dovuta pietà dagli amici,
anche se ha abbandonato il timore di Dio.
15 I miei fratelli mi hanno deluso come un torrente,
sono dileguati come i torrenti delle valli,
16 i quali sono torbidi per lo sgelo,
si gonfiano allo sciogliersi della neve,
17 ma al tempo della siccità svaniscono
e all'arsura scompaiono dai loro letti.
18 Deviano dalle loro piste le carovane,
avanzano nel deserto e vi si perdono;
19 le carovane di Tema guardano là,
i viandanti di Saba sperano in essi:
20 ma rimangono delusi d'avere sperato,
giunti fin là, ne restano confusi.
21 Così ora voi siete per me:
vedete che faccio orrore e vi prende paura.
22 Vi ho detto forse: «Datemi qualcosa»
o «dei vostri beni fatemi un regalo»
23 o «liberatemi dalle mani di un nemico»
o «dalle mani dei violenti riscattatemi»?
24 Istruitemi e allora io tacerò,
fatemi conoscere in che cosa ho sbagliato.
25 Che hanno di offensivo le giuste parole?
Ma che cosa dimostra la prova che viene da voi?
26 Forse voi pensate a confutare parole,
e come sparsi al vento stimate i detti di un disperato!
27 Anche sull'orfano gettereste la sorte
e a un vostro amico scavereste la fossa.
28 Ma ora degnatevi di volgervi verso di me:
davanti a voi non mentirò.
29 Su, ricredetevi: non siate ingiusti!
Ricredetevi; la mia giustizia è ancora qui!
30 C'è forse iniquità sulla mia lingua
o il mio palato non distingue più le sventure?

Y respondió Job y dijo:

¡Oh, si pesaren al justo mi queja y mi tormento, y se alzaren igualmente en balanza!

Porque mi tormento pesaría más que la arena del mar; y por tanto mis palabras son tragadas.

Porque las saetas del Todopoderoso están en mí, cuyo veneno bebe mi espíritu; y terrores de Dios me combaten.

¿Acaso gime el asno montés junto a la hierba? ¿Muge el buey junto a su pasto?

¿Por ventura se comerá lo desabrido sin sal? ¿O habrá gusto en la clara del huevo?

Las cosas que mi alma no quería tocar antes, ahora por los dolores son mi comida.

¡Quién me diera que viniera mi petición, y que Dios me diera lo que espero;

y que quisiera Dios quebrantarme; y que soltara su mano, y me despedazare!

10 Y en esto crecería aún consolación, si me asare con dolor sin haber misericordia; no que haya contradicho las palabras del que es Santo.

11 ¿Cuál es mi fortaleza para esperar aún? ¿Y cuál mi fin para dilatar mi vida?

12 ¿Es mi fortaleza la de las piedras? O mi carne, ¿es de acero?

13 ¿No me ayudo cuanto puedo, y con todo eso el poder me falta del todo?

14 ¶ El atribulado merece recibir misericordia de su compañero; pero se ha abandonado el temor del Omnipotente.

15 Mis hermanos me han mentido como arroyo; se pasaron como las riberas impetuosas,

16 que están escondidas por la helada, y encubiertas con nieve.

17 Que al tiempo del calor son deshechas, y calentándose, desaparecen de su lugar;

18 apártanse de las sendas de su camino, suben en vano y se pierden.

19 Las miraron los caminantes de Temán, los caminantes de Sabá esperaron en ellas;

20 pero fueron avergonzados por su esperanza; porque vinieron hasta ellas, y se hallaron confusos.

21 Ahora ciertamente vosotros sois como ellas; que habéis visto el tormento, y teméis.

22 ¿Os he dicho yo: Traedme, y pagad por mí de vuestra hacienda;

23 y libradme de la mano del angustiador, y rescatadme del poder de los violentos?

24 Enseñadme, y yo callaré; y hacedme entender en qué he errado.

25 ¡Cuán fuertes son las palabras de rectitud! Mas ¿qué reprende el argumento de vosotros?

26 ¿No estáis pensando las palabras para reprender, y echáis al viento palabras perdidas?

27 También os arrojáis sobre el huérfano, y hacéis hoyo delante de vuestro amigo.

28 Ahora pues, si queréis, mirad en mí, y ved si mentiré delante de vosotros.

29 Tornad ahora, y no haya iniquidad; volved aún a mirar por mi justicia en esto.

30 Si hay iniquidad en mi lengua; o si mi paladar no discierne los tormentos.

Job reprocha la actitud de sus amigos

Respondió entonces Job, y dijo:

¡Oh, que pesasen justamente mi queja y mi tormento,

Y se alzasen igualmente en balanza!

Porque pesarían ahora más que la arena del mar;

Por eso mis palabras han sido precipitadas.

Porque las saetas del Todopoderoso están en mí,

Cuyo veneno bebe mi espíritu;

Y terrores de Dios me combaten.

¿Acaso gime el asno montés junto a la hierba?

¿Muge el buey junto a su pasto?

¿Se comerá lo desabrido sin sal?

¿Habrá gusto en la clara del huevo?

Las cosas que mi alma no quería tocar,

Son ahora mi alimento.

¡Quién me diera que viniese mi petición,

Y que me otorgase Dios lo que anhelo,

Y que agradara a Dios quebrantarme;

Que soltara su mano, y acabara conmigo!

10 Sería aún mi consuelo,

Si me asaltase con dolor sin dar más tregua,

Que yo no he escondido las palabras del Santo.

11 ¿Cuál es mi fuerza para esperar aún?

¿Y cuál mi fin para que tenga aún paciencia?

12 ¿Es mi fuerza la de las piedras,

O es mi carne de bronce?

13 ¿No es así que ni aun a mí mismo me puedo valer,

Y que todo auxilio me ha faltado?

14 El atribulado es consolado por su compañero;

Aun aquel que abandona el temor del Omnipotente.

15 Pero mis hermanos me traicionaron como un torrente;

Pasan como corrientes impetuosas

16 Que están escondidas por la helada,

Y encubiertas por la nieve;

17 Que al tiempo del calor son deshechas,

Y al calentarse, desaparecen de su lugar;

18 Se apartan de la senda de su rumbo,

Van menguando, y se pierden.

19 Miraron los caminantes de Temán,

Los caminantes de Sabá esperaron en ellas;

20 Pero fueron avergonzados por su esperanza;

Porque vinieron hasta ellas, y se hallaron confusos.

21 Ahora ciertamente como ellas sois vosotros;

Pues habéis visto el tormento, y teméis.

22 ¿Os he dicho yo: Traedme,

Y pagad por mí de vuestra hacienda;

23 Libradme de la mano del opresor,

Y redimidme del poder de los violentos?

24 Enseñadme, y yo callaré;

Hacedme entender en qué he errado.

25 ¡Cuán eficaces son las palabras rectas!

Pero ¿qué reprende la censura vuestra?

26 ¿Pensáis censurar palabras,

Y los discursos de un desesperado, que son como el viento?

27 También os arrojáis sobre el huérfano,

Y caváis un hoyo para vuestro amigo.

28 Ahora, pues, si queréis, miradme,

Y ved si digo mentira delante de vosotros.

29 Volved ahora, y no haya iniquidad;

Volved aún a considerar mi justicia en esto.

30 ¿Hay iniquidad en mi lengua?

¿Acaso no puede mi paladar discernir las cosas inicuas?