Job 39-40
Nueva Versión Internacional
39 »¿Sabes cuándo las cabras monteses tienen sus crías?
¿Has visto el parto de las gacelas?
2 ¿Has contado los meses de su gestación?
¿Sabes cuándo dan a luz?
3 Al tener sus crías se encorvan
y allí terminan sus dolores de parto.
4 Se fortalecen sus crías y crecen a campo abierto;
luego se van y ya no vuelven.
5 »¿Quién deja sueltos a los asnos salvajes?
¿Quién desata sus cuerdas?
6 Yo les di la llanura del desierto por morada,
el yermo por hábitat.
7 Se burlan del tumulto de la ciudad;
no prestan atención a los gritos del arriero.
8 Recorren los cerros en busca de pastos,
en busca de verdes prados.
9 »¿Crees tú que el toro salvaje se prestará a servirte?
¿Pasará la noche en tus establos?
10 ¿Puedes mantenerlo en el surco con el arnés?
¿Irá en pos de ti labrando los valles?
11 ¿Pondrás tu confianza en su tremenda fuerza?
¿Echarás sobre sus lomos tu pesado trabajo?
12 ¿Puedes confiar en él para que acarree tu grano
y lo junte en el lugar donde lo limpias?
13 »El avestruz bate alegremente sus alas,
pero su plumaje no es como el de la cigüeña.[a]
14 Pone sus huevos en la tierra,
los deja empollar en la arena,
15 sin que le importe que algún pie los pueda aplastar
o que las bestias salvajes los pisoteen.
16 Maltrata a sus polluelos como si no fueran suyos
y no le importa haber trabajado en vano,
17 pues Dios no le dio sabiduría
ni le impartió su porción de buen juicio.
18 Pero, cuando extiende sus alas y corre,
se ríe de jinetes y caballos.
19 »¿Le has dado al caballo su fuerza?
¿Has cubierto su cuello con largas crines?
20 ¿Eres tú quien lo hace saltar como langosta,
con su orgulloso resoplido que infunde terror?
21 Patalea con furia, regocijándose en su fuerza,
y se lanza al galope a la batalla.
22 Se burla del miedo; a nada teme;
no rehúye hacerle frente a la espada.
23 En torno suyo silban las flechas,
brillan las lanzas y las jabalinas.
24 En frenética carrera devora las distancias;
al toque de trompeta no es posible refrenarlo.
25 En cuanto suena la trompeta, resopla desafiante;
percibe desde lejos el fragor[b] de la batalla,
los gritos de los comandantes y las órdenes de ataque.
26 »¿Es tu sabiduría la que hace que el gavilán vuele
y que hacia el sur extienda sus alas?
27 ¿Acaso por tus órdenes remonta el vuelo el águila
y construye su nido en las alturas?
28 Habita en los riscos; allí pasa la noche;
en escarpadas grietas tiene su baluarte.
29 Desde allí acecha la presa;
sus ojos la detectan desde lejos.
30 Sus polluelos se regodean en la sangre;
donde hay un cadáver, allí está él».
40 El Señor dijo también a Job:
2 «¿Corregirá al Todopoderoso quien contra él contiende?
¡Que responda a Dios quien se atreve a acusarlo!».
3 Entonces Job respondió al Señor:
4 «¿Qué puedo responderte, si soy tan indigno?
¡Me tapo la boca con la mano!
5 Hablé una vez y no voy a responder;
hablé otra vez y no voy a insistir».
6 El Señor respondió a Job desde la tempestad. Le dijo:
7 «Prepárate a hacerme frente.
Yo te cuestionaré y tú me responderás.
8 »¿Vas acaso a invalidar mi justicia?
¿Me condenarás para justificarte?
9 ¿Tienes acaso un brazo como el mío?
¿Puede tu voz tronar como la mía?
10 Si es así, cúbrete de gloria y esplendor;
revístete de honra y majestad.
11 Da rienda suelta a la furia de tu ira;
mira a los orgullosos y humíllalos;
12 mira a los soberbios y somételos;
aplasta a los malvados donde se hallen.
13 Entiérralos a todos en el polvo;
amortaja sus rostros en la fosa.
14 Yo, por mi parte, reconoceré
que en tu mano derecha está la salvación.
15 »Mira a Behemot,[c] criatura mía igual que tú,
que se alimenta de hierba, como los bueyes.
16 ¡Cuánta fuerza hay en sus lomos!
¡Su poder está en los músculos de su vientre!
17 Su rabo se mece como un cedro;
los tendones de sus muslos se entrelazan.
18 Sus huesos son como barras de bronce;
sus piernas parecen barrotes de hierro.
19 Entre mis obras ocupa el primer lugar;
solo yo, su Hacedor, puedo acercármele con la espada.
20 Los montes le brindan sus frutos;
allí juguetean todos los animales salvajes.
21 Debajo de las plantas de lotos se tiende a descansar;
se oculta entre los juncos del pantano.
22 Los lotos le brindan su sombra;
los álamos junto al río lo envuelven.
23 No se alarma si brama el río;
vive tranquilo, aunque el Jordán le llegue al hocico.
24 ¿Quién ante sus ojos se atreve a capturarlo?
¿Quién puede atraparlo y perforarle la nariz?
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