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22 Si hice alguna de esas cosas,
    que mi brazo sea arrancado de su lugar
    y se desprenda del hombro.
23 Porque lo que más temo es el castigo de Dios.
    Ante su grandeza no puedo sostenerme.

24 »Nunca he confiado en las riquezas,
    ni le he dicho al oro: “En ti he depositado toda mi confianza”.

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