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Maldíganla los que maldicen el día,
los que se aprestan a despertar a Leviatán.
Oscurézcanse las estrellas del alba;
que en vano espere la luz
y no vea el parpadeo de la aurora,
10 por cuanto no cerró las puertas del vientre donde yo estaba,
ni escondió de mis ojos la miseria.

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