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Job

23 Una vez más mis quejas son amargas
porque Dios ha descargado su mano sobre mí.
¡Ojalá supiera yo dónde encontrarlo,
y cómo llegar a donde vive!
Presentaría ante él mi caso,
pues me sobran argumentos.
¡Ya sabría cómo responder
a lo que él me contestara!
Pero él no usaría la fuerza como argumento,
sino que me escucharía
y reconocería que tengo la razón;
me declararía inocente,
¡me dejaría libre para siempre!
Pero busco a Dios en el oriente, y no está allí;
lo busco en el occidente, y no lo encuentro.
Me dirijo al norte, y no lo veo;
me vuelvo al sur, y no lo percibo.

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16 Dios, el Todopoderoso,
me tiene acobardado.
17 ¡Ojala la noche me hiciera desaparecer
y me envolviera la oscuridad!

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