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Sexta respuesta de Job

21 Job le respondió a Zofar:

«Para mí sería un gran consuelo
que me prestaran atención.
Tengan paciencia mientras hablo,
y una vez que haya terminado,
podrán reírse si quieren.

»Si he perdido la paciencia
es porque mi reclamo
es contra Dios.
Pónganme atención,
y quedarán asombrados.
6-7 ¡No entiendo por qué los malvados
viven tanto y ganan tanto dinero!
Mientras más pienso en esto,
más me asusto y me da escalofríos.
8-9 Como Dios nunca los castiga,
no tienen miedo de nada;
viven tranquilos en sus casas,
viendo progresar a sus hijos
y crecer a sus nietos.
10 Sus toros y sus vacas
tienen muchos terneros;
¡ninguno muere antes de tiempo!
11 Sus niños corren y juegan
como ovejas en un prado;
12 cantan y bailan alegres
al son de arpas, flautas y tambores.
13 Durante toda su vida,
los malvados gozan de gran bienestar,
y al final tienen una muerte tranquila.
14 Se mantienen alejados de Dios,
porque no quieren obedecerlo.
15 No creen estar obligados
a respetar al Dios todopoderoso,
ni a dirigirle sus oraciones.
16 Se creen dueños de su felicidad,
pero yo no pienso como ellos.

17 »Nunca se ha visto que los malvados
mueran antes de tiempo.
Nunca se ha visto que sobre ellos
haya venido algún desastre.
Nunca Dios se ha enojado tanto,
como para hacerlos sufrir.
18 Nunca se ha visto que el viento
se los lleve como a la paja.
19 ¡No me vengan con que el castigo
va a ser sólo para sus hijos!
Mejor que Dios los castigue a ellos,
para que aprendan una lección.
20 ¡Que sufran los malvados
su propia destrucción!
¡Que sufran en carne propia
el enojo del Todopoderoso!
21 Les queda ya poco tiempo de vida;
¿qué les pueden importar
las viudas y huérfanos que dejan?

22 »A Dios nadie le enseña nada;
él es el juez de todos,
¡aun de la gente más importante!
23-24 Algunos mueren en plena juventud,
gordos y llenos de vida.
25 Otros mueren amargados
y sin haber disfrutado de nada,
26 ¡pero unos y otros mueren,
y en la tumba se llenan de gusanos!

27 »Me imagino lo que piensan:
ustedes quieren hacerme daño.
28 De seguro se preguntan:
“¿Dónde quedaron los palacios
que tenía ese rico malvado?”
29 ¡Pregunten a los viajeros!
¡Presten atención a sus relatos!
30 Los malvados siempre se libran
del castigo de Dios.
31 Nunca nadie los reprende,
nunca nadie les da su merecido;
32-33 y cuando se mueren,
mucha gente va al entierro.
Luego hacen guardia en su tumba,
¡y la tierra los recibe con cariño!

34 »¿Y todavía esperan consolarme
con sus palabras sin sentido?
¡Es falso todo lo que han dicho!»

Tercera participación de Elifaz

22 Entonces respondió Elifaz:

«Tú podrás ser muy sabio,
pero eso a Dios no le sirve de nada.
Nada gana el Dios todopoderoso
con que seas un hombre bueno.
Si realmente obedecieras a Dios,
él no te reclamaría nada.
¡Pero tu maldad es demasiada,
y tus pecados ni se pueden contar!
Y hasta por deudas pequeñas
exigiste ropa en garantía,
¡y dejaste desnudo al pobre!
No dabas agua al que tenía sed,
ni comida al que tenía hambre.
Fuiste un hombre poderoso
que se adueñó de la tierra;
a las viudas no les diste nada,
y a los huérfanos les quitaste todo.
10 Por eso ahora te ves atrapado,
y de pronto te asustas,
11 como si anduvieras en la oscuridad,
o la corriente de un río te arrastrara.

12 »Dios está en los cielos,
entre las altas y lejanas estrellas.
13-14 Vive entre espesas nubes,
pero eso no le impide
ver y saber lo que haces.
Si crees que no puede vernos,
recuerda que él recorre el cielo
de un extremo al otro.

15 »Si quieres seguir
el ejemplo de los malvados,
16 recuerda que ellos murieron
en plena juventud,
cuando un río destruyó sus casas.
17-18 Aunque el Dios todopoderoso
les dio todo lo mejor,
ellos le exigieron
que los dejara tranquilos.
No creyeron que él los castigaría.
¡Pero yo no pienso como ellos!

19 »La gente buena e inocente
se burla de los malvados,
y al verlos en desgracia dicen:
20 “¡El fuego ha destruido
las riquezas de nuestros enemigos!”

21 »Job, ponte en paz con Dios;
y él te hará prosperar de nuevo.
22-23 Vuelve la mirada al Todopoderoso;
apréndete de memoria sus enseñanzas,
y él te devolverá la felicidad.
24-25 Arroja entre las piedras de los ríos
todo el oro y la plata que tienes,
y tu riqueza será Dios mismo.
26 Él te hará muy feliz,
y ya no sentirás vergüenza.
27 Si tú le cumples tus promesas,
él escuchará tus oraciones;
28 entonces te irá bien
en todo lo que hagas,
y tu vida estará siempre iluminada.
29 Dios humilla a los orgullosos,
y levanta a los humildes.
30 Dios salva al que es inocente;
si tú lo eres, también te salvará».

Séptima respuesta de Job

23 Job le respondió a Elifaz:

«A pesar de todo lo dicho,
y de lo amargo de mis quejas,
Dios me sigue castigando.
Si yo supiera dónde vive,
iría corriendo a buscarlo;
le presentaría mi defensa
en forma detallada.
Entonces él me explicaría
por qué me ha tratado así.
Trataría de entenderme,
y sin violencia me respondería.
En la presencia de Dios,
el inocente puede defenderse.
Yo creo que Dios es mi juez,
y me declarará inocente.

8-9 »Busco a Dios por todas partes,
y no puedo encontrarlo;
ni en el este, ni en el oeste,
ni en el norte, ni en el sur.
10 Pero si lo encuentro,
y él me pone a prueba,
yo saldré tan puro como el oro.
11-12 Jamás lo he desobedecido;
siempre he seguido sus enseñanzas.

13 »Dios hace lo que quiere,
pues es el único Dios.
Nadie lo hace cambiar de planes.
14 Así que él hará conmigo
todo lo que quiera hacer.
15 Cuando pienso en todo esto,
me asusta el presentarme ante él.
16 ¡El Dios todopoderoso
me hace temblar de miedo!
17 Pero nada hará que me calle;
¡ni aun mi gran sufrimiento!
24 »Nosotros, los amigos de Dios,
esperamos impacientes
que castigue a los malvados.
2-3 Ellos les van robando
terreno a sus vecinos,
y allí crían el ganado que les roban
a los huérfanos y a las viudas.
4-5 Asaltan a la gente pobre,
y la obligan a esconderse.
Esos pobres huyen al desierto,
y luego van por los campos,
como burros salvajes,
buscando comida para sus hijos.
Van a los campos de esos malvados
y juntan uvas y espigas de trigo;
luego pasan la noche desnudos
porque no tienen con qué cubrirse,
y en las grietas de las rocas
se protegen de la lluvia.
A las viudas y a los pobres
les arrebatan sus hijos
para que paguen sus deudas,
10 y esos niños recorren los campos
cosechando trigo ajeno,
mientras se mueren de hambre.
11 Muelen aceitunas para sacar aceite
y exprimen uvas para hacer vino,
mientras se mueren de sed.
12 Maltratados y a punto de morir,
gritan desde las ciudades
pidiendo la ayuda de Dios,
¡pero él no les hace caso!

13-14 »Los malvados y asesinos
no andan a plena luz del día
ni obedecen a Dios;
apenas se pone el sol
salen y matan a los pobres;
ya entrada la noche,
buscan a quién robar.
15 Los que traicionan a sus esposas
esperan a que llegue la noche,
pues creen que en la oscuridad
nadie los verá con la otra mujer.
16-17 Los ladrones roban de noche;
no salen durante el día.
Aborrecen la luz,
pero aman la oscuridad».

Zofar interrumpe a Job

18 «Los malvados son tan corruptos
que nadie trabaja en sus viñedos;
sus terrenos están malditos.
19-20 Cuando les llega la muerte,
la tierra se los traga
y los gusanos se los comen.
Desaparecen como la nieve
que derrite el calor del verano;
son como árboles caídos,
a los que nadie toma en cuenta;
¡ni sus madres los recuerdan!

21 »Los malvados no tratan bien
ni a las viudas
ni a las mujeres sin hijos.
22 Pero cuando Dios se decida,
con su poder los aplastará;
pues cuando Dios entra en acción,
nadie tiene segura la vida.
23 Ahora los deja sentirse seguros,
pero no deja de vigilarlos.
24 Ahora son gente de importancia,
pero un día Dios los humillará,
y dejarán de existir.
Los cortará como al trigo,
los quemará como a la hierba.
25 »Nadie puede demostrar
que sea falso lo que he dicho».