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Satanás se retiró de la presencia del SEÑOR y afligió a Job con llagas dolorosas que lo cubrían de pies a cabeza. Job para rascarse agarró un pedazo de teja y se sentó en medio de un montón de ceniza. Su esposa lo vio y le dijo:

—¿Todavía sigues queriendo ser intachable? ¡Maldice a Dios y muérete de una vez!

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