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Sexto discurso de Job

19 A esto, Job respondió:

«¿Hasta cuándo vais a estar atormentándome
    y aplastándome con vuestras palabras?
Una y otra vez[a] me hacéis reproches;
    descaradamente me atacáis.
Aun si fuera verdad que me he desviado,
    mis errores son asunto mío.
Si queréis daros importancia a costa mía,
    y valeros de mi humillación para atacarme,
sabed que es Dios quien me ha hecho daño,
    quien me ha atrapado en su red.

»Aunque grito: “¡Violencia!”, no hallo respuesta;
    aunque pido ayuda, no se me hace justicia.
Dios me ha cerrado el camino, y no puedo pasar;
    ha cubierto de oscuridad mis senderos.
Me ha despojado de toda honra;
    de la cabeza me ha quitado la corona.
10 Por todos lados me destroza, como a un árbol;
    me aniquila, y arranca de raíz mi esperanza.
11 Su enojo se ha encendido contra mí;
    me cuenta entre sus enemigos.
12 Sus tropas avanzan en tropel;
    levantan una rampa para asediarme;
    ¡acampan alrededor de mi tienda!

13 »Hizo que mis hermanos me abandonaran;
    hasta mis amigos se han alejado de mí.
14 Mis parientes y conocidos se distanciaron,
    me echaron al olvido.
15 Mis huéspedes y mis criadas me ven como a un extraño,
    me miran como a un desconocido.
16 Llamo a mi criado, y no me responde,
    aunque yo mismo se lo ruego.
17 A mi esposa le da asco mi aliento;
    a mis hermanos[b] les resulto repugnante.
18 Hasta los niños me desprecian;
    en cuanto me ven, se burlan de mí.
19 A todos mis amigos les resulto abominable;
    mis seres queridos se han vuelto contra mí.
20 La piel y la carne se me pegan a los huesos;
    ¡a duras penas he salvado el pellejo![c]

21 »¡Compadeceos de mí, amigos míos;
    compadeceos, que la mano de Dios me ha golpeado!
22 ¿Por qué me acosáis como Dios?
    ¿No os basta con desollarme vivo?[d]

23 »¡Ah, si fueran grabadas mis palabras,
    si quedaran escritas en un libro!
24 ¡Si para siempre quedaran sobre la roca,
    grabadas con cincel de hierro sobre plomo!
25 Yo sé que mi redentor[e] vive,
    y que al final triunfará sobre la muerte.[f]
26 Y, cuando mi piel haya sido destruida,
    todavía veré a Dios con mis propios ojos.[g]
27 Yo mismo espero verlo;
    espero ser yo quien lo vea, y no otro.
    ¡Este anhelo me consume las entrañas!

28 »Vosotros decís: “Vamos a acosarlo,
    porque en él está la raíz del mal”.
29 Pero cuidaos de la espada,
    pues con ella viene la ira justiciera,
    para que sepáis que hay un juez».

Segundo discurso de Zofar

20 A esto respondió Zofar de Namat:

«Mis turbados pensamientos me hacen replicar,
    pues me hallo muy desconcertado.
He escuchado una reprensión que me deshonra,
    y mi inteligencia me obliga a responder.

»Bien sabes tú que desde antaño,
    desde que Dios puso al hombre[h] en la tierra,
muy breve ha sido la algarabía del malvado;
    la alegría del impío ha sido pasajera.
Aunque su orgullo llegue hasta los cielos
    y alcance a tocar con la cabeza las nubes,
él perecerá para siempre, como su excremento,
    y sus allegados dirán: “¿Qué fue de él?”
Como un sueño, como una visión nocturna,
    se desvanecerá y no volverá a ser hallado.
Los ojos que lo vieron no volverán a verlo;
    su lugar no volverá a contemplarlo.
10 Sus hijos tendrán que resarcir a los pobres;
    ellos mismos restituirán las riquezas de su padre.
11 El vigor juvenil que hoy sostiene sus huesos
    un día reposará en el polvo con él.

12 »Aunque en su boca el mal sabe dulce
    y lo disimula bajo la lengua,
13 y aunque no lo suelta para nada,
    sino que tenazmente lo retiene,
14 ese pan se le agriará en el estómago;
    dentro de él se volverá veneno de áspid.
15 Vomitará las riquezas que engulló;
    Dios hará que las arroje de su vientre.
16 Chupará veneno de serpientes;
    la lengua de un áspid lo matará.
17 No disfrutará de los arroyos,
    de los ríos de crema y miel;
18 no engullirá las ganancias de sus negocios;
    no disfrutará de sus riquezas,
19 porque oprimió al pobre y lo dejó sin nada,
    y se adueñó de casas que nunca construyó.

20 »Su ambición nunca quedó satisfecha;
    ¡nada quedó a salvo de su codicia!
21 Nada se libró de su voracidad;
    por eso no perdurará su bienestar.
22 En medio de la abundancia, lo abrumará la angustia;
    le sobrevendrá toda la fuerza de la desgracia.
23 Cuando el malvado se haya llenado el vientre,
    Dios dará rienda suelta a su enojo contra él,
    y descargará sobre él sus golpes.
24 Aunque huya de las armas de hierro,
    una flecha de bronce lo atravesará.
25 Cuando del hígado y de la espalda
    intente sacarse la punta de la flecha,
se verá sobrecogido de espanto,
26     y la oscuridad total acechará sus tesoros.
Un fuego no atizado acabará con él
    y con todo lo que haya quedado de su casa.
27 Los cielos harán pública su culpa;
    la tierra se levantará a denunciarlo.
28 En el día de la ira de Dios,
    un aluvión arrasará su casa.
29 Tal es el fin que Dios reserva al malvado;
    tal es la herencia que le asignó».

Séptimo discurso de Job

21 A esto, Job respondió:

«Escuchad atentamente mis palabras;
    concededme este consuelo.
Tened un poco de paciencia mientras hablo,
    y burlaos si queréis cuando haya terminado.

»¿Acaso dirijo mi queja a los mortales?
    ¿Por qué creéis que pierdo la paciencia?
Miradme, y quedaos asombrados;
    tapaos la boca con la mano.
Si pienso en esto, me lleno de espanto;
    un escalofrío me corre por el cuerpo.
¿Por qué siguen con vida los malvados,
    cada vez más viejos y más ricos?
Ven establecerse en torno a ellos
    a sus hijos y a sus descendientes.
Tienen paz en su hogar, y están libres de temores;
    la vara de Dios no los castiga.
10 Sus toros son verdaderos sementales;
    sus vacas paren y no pierden las crías.
11 Dejan correr a sus niños como si fueran ovejas;
    sus pequeñuelos danzan alegres.
12 Cantan al son del tamboril y del arpa;
    se divierten al son de la flauta.
13 Pasan la vida con gran bienestar,
    y en paz bajan al sepulcro.
14 A Dios increpan: “¡Déjanos tranquilos!
    No queremos conocer tu voluntad.
15 ¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos?
    ¿Qué ganamos con dirigirle nuestras oraciones?”
16 Pero su bienestar no depende de ellos.
    ¡Jamás me dejaré llevar por sus malos consejos!

17 »¿Cuándo se ha apagado la lámpara de los malvados?
    ¿Cuándo les ha sobrevenido el desastre?
¿Cuándo Dios, en su enojo, los ha hecho sufrir
18     como paja que arrebata el viento,
    como tamo que se lleva la tormenta?
19 Me dirán que Dios reserva el castigo
    para los hijos del pecador.
¡Mejor que castigue al que peca,
    para que escarmiente!
20 ¡Que sufra el pecador su propia destrucción!
    ¡Que beba de la ira del Todopoderoso!
21 ¿Qué le puede importar la familia que deja,
    si le quedan pocos meses de vida?

22 »¿Quién puede aleccionar a Dios,
    si es él quien juzga a las grandes eminencias?
23 Hay quienes mueren en la flor de la vida,
    rebosantes de salud y de paz;
24 sus caderas,[i] llenas de grasa;
    sus huesos, recios hasta la médula.
25 Otros mueren con el ánimo amargado,
    sin haber disfrutado de lo bueno.
26 ¡En el polvo yacen unos y otros,
    todos ellos cubiertos de gusanos!

27 »Sé muy bien lo que estáis pensando,
    y los planes que tenéis de hacerme daño.
28 También sé que os preguntáis:
    “¿Dónde está la mansión del potentado?
    ¿Dónde están las moradas de los inicuos?”
29 ¿No habéis interrogado a los viajeros?
    ¿No habéis prestado atención a sus argumentos?
30 En el día del desastre, el malvado se salva;
    ¡en el día de la ira, es puesto a salvo!
31 ¿Y quién le echa en cara su conducta?
    ¿Quién le da su merecido por sus hechos?
32 Cuando lo llevan al sepulcro,
    sobre su tumba se pone vigilancia;
33 mucha gente le abre paso,
    y muchos más cierran el cortejo.
    ¡Descansa en paz bajo la tierra del valle![j]

34 »¿Cómo esperáis consolarme con discursos sin sentido?
    ¡Vuestras respuestas no son más que falacias!»

Tercer discurso de Elifaz

22 A esto respondió Elifaz de Temán:

«¿Puede alguien, por muy sabio que sea,
    serle a Dios de algún provecho?
¿Sacará alguna ventaja el Todopoderoso
    con que seas un hombre justo?
¿Tendrá algún beneficio
    si tu conducta es intachable?
¿Acaso te reprende por temerlo,
    y por eso te lleva a juicio?
¿No es acaso demasiada tu maldad?
    ¿Y no son incontables tus pecados?
Sin motivo demandabas fianza de tus hermanos,
    y en prenda los despojabas de sus mantos;
    ¡desnudos los dejabas!
Al sediento no le dabas agua;
    al hambriento le negabas la comida.
Hombre poderoso, te adueñaste de la tierra;
    hombre ilustre, en ella te asentaste.
No les dabas nada a las viudas,
    y para colmo les quitabas todo[k] a los huérfanos.
10 Por eso ahora te ves rodeado de trampas,
    y te asaltan temores repentinos;
11 la oscuridad te impide ver,
    y te ahogan las aguas torrenciales.

12 »¿No está Dios en las alturas de los cielos?
    ¡Mira las estrellas, cuán altas y remotas!
13 Sin embargo, preguntas: “¿Y Dios qué sabe?
    ¿Puede acaso juzgar a través de las tinieblas?
14 Él recorre los cielos de un extremo al otro,
    y densas nubes lo envuelven,
    ¡así que no puede vernos!”

15 »¿Vas a seguir por los trillados caminos
    que han recorrido los malvados?
16 Perdieron la vida antes de tiempo;
    un diluvio arrasó sus cimientos.
17 Increparon a Dios: “¡Déjanos tranquilos!
    ¿Qué puedes tú hacernos,[l] Todopoderoso?”
18 ¡Y fue Dios quien llenó sus casas de bienes!
    ¡Yo no me dejaré llevar por sus malos consejos!

19 »Los justos se alegran al ver la ruina de los malvados;
    los inocentes dicen en son de burla:
20 “Nuestros enemigos han sido destruidos;
    ¡el fuego ha consumido sus riquezas!”

21 »Sométete a Dios; ponte en paz con él,
    y volverá a ti la prosperidad.
22 Acepta la enseñanza que mana de su boca;
    ¡grábate sus palabras en el corazón!
23 Si te vuelves al Todopoderoso
    y alejas de tu casa la maldad,
    serás del todo restaurado;
24 si tu oro refinado[m] lo arrojas por el suelo,
    entre rocas y cañadas,
25 tendrás por oro al Todopoderoso,
    y será él para ti como plata refinada.
26 En el Todopoderoso te deleitarás;
    ante Dios levantarás tu rostro.
27 Cuando ores, él te escuchará,
    y tú cumplirás tus votos.
28 Tendrás éxito en todo lo que emprendas,
    y en tus caminos brillará la luz.
29 Porque Dios humilla a los altaneros,
    y exalta a los humildes.
30 Él salva al que es inocente,
    y por tu honradez quedarás a salvo».[n]

Footnotes

  1. 19:3 Una y otra vez. Lit. Diez veces.
  2. 19:17 mis hermanos. Lit. los hijos de mi vientre.
  3. 19:20 ¡a duras … el pellejo! Lit. he escapado con la piel de mis dientes.
  4. 19:22 con desollarme vivo. Lit. con mi carne.
  5. 19:25 redentor. Alt. defensor.
  6. 19:25 triunfará sobre la muerte. Lit. se levantará sobre el polvo.
  7. 19:26 con mis propios ojos. Lit. desde mi carne.
  8. 20:4 al hombre. Alt. a Adán.
  9. 21:24 caderas. Palabra de difícil traducción.
  10. 21:33 ¡Descansa … valle! Lit. Dulce le es el suelo del valle.
  11. 22:9 les quitabas todo. Alt. les anulaste la fuerza. Lit. sus brazos fueron rotos.
  12. 22:17 hacernos (LXX y Siríaca); hacerle (TM).
  13. 22:24 oro refinado. Lit. oro de Ofir.
  14. 22:30 Él salva … salvo. Alt. Él salva al que es culpable, / y lo salva por la limpieza de tus manos.