Job 17-24
Reina-Valera 1960
17 Mi aliento se agota, se acortan mis días,
Y me está preparado el sepulcro.
2 No hay conmigo sino escarnecedores,
En cuya amargura se detienen mis ojos.
3 Dame fianza, oh Dios; sea mi protección cerca de ti.
Porque ¿quién querría responder por mí?
4 Porque a estos has escondido de su corazón la inteligencia;
Por tanto, no los exaltarás.
5 Al que denuncia a sus amigos como presa,
Los ojos de sus hijos desfallecerán.
6 Él me ha puesto por refrán de pueblos,
Y delante de ellos he sido como tamboril.
7 Mis ojos se oscurecieron por el dolor,
Y mis pensamientos todos son como sombra.
8 Los rectos se maravillarán de esto,
Y el inocente se levantará contra el impío.
9 No obstante, proseguirá el justo su camino,
Y el limpio de manos aumentará la fuerza.
10 Pero volved todos vosotros, y venid ahora,
Y no hallaré entre vosotros sabio.
11 Pasaron mis días, fueron arrancados mis pensamientos,
Los designios de mi corazón.
12 Pusieron la noche por día,
Y la luz se acorta delante de las tinieblas.
13 Si yo espero, el Seol es mi casa;
Haré mi cama en las tinieblas.
14 A la corrupción he dicho: Mi padre eres tú;
A los gusanos: Mi madre y mi hermana.
15 ¿Dónde, pues, estará ahora mi esperanza?
Y mi esperanza, ¿quién la verá?
16 A la profundidad del Seol descenderán,
Y juntamente descansarán en el polvo.
Bildad describe la suerte de los malos
18 Respondió Bildad suhita, y dijo:
2 ¿Cuándo pondréis fin a las palabras?
Entended, y después hablemos.
3 ¿Por qué somos tenidos por bestias,
Y a vuestros ojos somos viles?
4 Oh tú, que te despedazas en tu furor,
¿Será abandonada la tierra por tu causa,
Y serán removidas de su lugar las peñas?
5 Ciertamente la luz de los impíos será apagada,
Y no resplandecerá la centella de su fuego.
6 La luz se oscurecerá en su tienda,
Y se apagará sobre él su lámpara.
7 Sus pasos vigorosos serán acortados,
Y su mismo consejo lo precipitará.
8 Porque red será echada a sus pies,
Y sobre mallas andará.
9 Lazo prenderá su calcañar;
Se afirmará la trampa contra él.
10 Su cuerda está escondida en la tierra,
Y una trampa le aguarda en la senda.
11 De todas partes lo asombrarán temores,
Y le harán huir desconcertado.
12 Serán gastadas de hambre sus fuerzas,
Y a su lado estará preparado quebrantamiento.
13 La enfermedad roerá su piel,
Y a sus miembros devorará el primogénito de la muerte.
14 Su confianza será arrancada de su tienda,
Y al rey de los espantos será conducido.
15 En su tienda morará como si no fuese suya;
Piedra de azufre será esparcida sobre su morada.
16 Abajo se secarán sus raíces,
Y arriba serán cortadas sus ramas.
17 Su memoria perecerá de la tierra,
Y no tendrá nombre por las calles.
18 De la luz será lanzado a las tinieblas,
Y echado fuera del mundo.
19 No tendrá hijo ni nieto en su pueblo,
Ni quien le suceda en sus moradas.
20 Sobre su día se espantarán los de occidente,
Y pavor caerá sobre los de oriente.
21 Ciertamente tales son las moradas del impío,
Y este será el lugar del que no conoció a Dios.
Job confía en que Dios lo justificará
19 Respondió entonces Job, y dijo:
2 ¿Hasta cuándo angustiaréis mi alma,
Y me moleréis con palabras?
3 Ya me habéis vituperado diez veces;
¿No os avergonzáis de injuriarme?
4 Aun siendo verdad que yo haya errado,
Sobre mí recaería mi error.
5 Pero si vosotros os engrandecéis contra mí,
Y contra mí alegáis mi oprobio,
6 Sabed ahora que Dios me ha derribado,
Y me ha envuelto en su red.
7 He aquí, yo clamaré agravio, y no seré oído;
Daré voces, y no habrá juicio.
8 Cercó de vallado mi camino, y no pasaré;
Y sobre mis veredas puso tinieblas.
9 Me ha despojado de mi gloria,
Y quitado la corona de mi cabeza.
10 Me arruinó por todos lados, y perezco;
Y ha hecho pasar mi esperanza como árbol arrancado.
11 Hizo arder contra mí su furor,
Y me contó para sí entre sus enemigos.
12 Vinieron sus ejércitos a una, y se atrincheraron en mí,
Y acamparon en derredor de mi tienda.
13 Hizo alejar de mí a mis hermanos,
Y mis conocidos como extraños se apartaron de mí.
14 Mis parientes se detuvieron,
Y mis conocidos se olvidaron de mí.
15 Los moradores de mi casa y mis criadas me tuvieron por extraño;
Forastero fui yo a sus ojos.
16 Llamé a mi siervo, y no respondió;
De mi propia boca le suplicaba.
17 Mi aliento vino a ser extraño a mi mujer,
Aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba.
18 Aun los muchachos me menospreciaron;
Al levantarme, hablaban contra mí.
19 Todos mis íntimos amigos me aborrecieron,
Y los que yo amaba se volvieron contra mí.
20 Mi piel y mi carne se pegaron a mis huesos,
Y he escapado con solo la piel de mis dientes.
21 ¡Oh, vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí!
Porque la mano de Dios me ha tocado.
22 ¿Por qué me perseguís como Dios,
Y ni aun de mi carne os saciáis?
23 ¡Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas!
¡Quién diese que se escribiesen en un libro;
24 Que con cincel de hierro y con plomo
Fuesen esculpidas en piedra para siempre!
25 Yo sé que mi Redentor vive,
Y al fin se levantará sobre el polvo;
26 Y después de deshecha esta mi piel,
En mi carne he de ver a Dios;
27 Al cual veré por mí mismo,
Y mis ojos lo verán, y no otro,
Aunque mi corazón desfallece dentro de mí.
28 Mas debierais decir: ¿Por qué le perseguimos?
Ya que la raíz del asunto se halla en mí.
29 Temed vosotros delante de la espada;
Porque sobreviene el furor de la espada a causa de las injusticias,
Para que sepáis que hay un juicio.
Zofar describe las calamidades de los malos
20 Respondió Zofar naamatita, y dijo:
2 Por cierto mis pensamientos me hacen responder,
Y por tanto me apresuro.
3 La reprensión de mi censura he oído,
Y me hace responder el espíritu de mi inteligencia.
4 ¿No sabes esto, que así fue siempre,
Desde el tiempo que fue puesto el hombre sobre la tierra,
5 Que la alegría de los malos es breve,
Y el gozo del impío por un momento?
6 Aunque subiere su altivez hasta el cielo,
Y su cabeza tocare en las nubes,
7 Como su estiércol, perecerá para siempre;
Los que le hubieren visto dirán: ¿Qué hay de él?
8 Como sueño volará, y no será hallado,
Y se disipará como visión nocturna.
9 El ojo que le veía, nunca más le verá,
Ni su lugar le conocerá más.
10 Sus hijos solicitarán el favor de los pobres,
Y sus manos devolverán lo que él robó.
11 Sus huesos están llenos de su juventud,
Mas con él en el polvo yacerán.
12 Si el mal se endulzó en su boca,
Si lo ocultaba debajo de su lengua,
13 Si le parecía bien, y no lo dejaba,
Sino que lo detenía en su paladar;
14 Su comida se mudará en sus entrañas;
Hiel de áspides será dentro de él.
15 Devoró riquezas, pero las vomitará;
De su vientre las sacará Dios.
16 Veneno de áspides chupará;
Lo matará lengua de víbora.
17 No verá los arroyos, los ríos,
Los torrentes de miel y de leche.
18 Restituirá el trabajo conforme a los bienes que tomó,
Y no los tragará ni gozará.
19 Por cuanto quebrantó y desamparó a los pobres,
Robó casas, y no las edificó;
20 Por tanto, no tendrá sosiego en su vientre,
Ni salvará nada de lo que codiciaba.
21 No quedó nada que no comiese;
Por tanto, su bienestar no será duradero.
22 En el colmo de su abundancia padecerá estrechez;
La mano de todos los malvados vendrá sobre él.
23 Cuando se pusiere a llenar su vientre,
Dios enviará sobre él el ardor de su ira,
Y la hará llover sobre él y sobre su comida.
24 Huirá de las armas de hierro,
Y el arco de bronce le atravesará.
25 La saeta le traspasará y saldrá de su cuerpo,
Y la punta relumbrante saldrá por su hiel;
Sobre él vendrán terrores.
26 Todas las tinieblas están reservadas para sus tesoros;
Fuego no atizado los consumirá;
Devorará lo que quede en su tienda.
27 Los cielos descubrirán su iniquidad,
Y la tierra se levantará contra él.
28 Los renuevos de su casa serán transportados;
Serán esparcidos en el día de su furor.
29 Esta es la porción que Dios prepara al hombre impío,
Y la heredad que Dios le señala por su palabra.
Job afirma que los malos prosperan
21 Entonces respondió Job, y dijo:
2 Oíd atentamente mi palabra,
Y sea esto el consuelo que me deis.
3 Toleradme, y yo hablaré;
Y después que haya hablado, escarneced.
4 ¿Acaso me quejo yo de algún hombre?
¿Y por qué no se ha de angustiar mi espíritu?
5 Miradme, y espantaos,
Y poned la mano sobre la boca.
6 Aun yo mismo, cuando me acuerdo, me asombro,
Y el temblor estremece mi carne.
7 ¿Por qué viven los impíos,
Y se envejecen, y aun crecen en riquezas?
8 Su descendencia se robustece a su vista,
Y sus renuevos están delante de sus ojos.
9 Sus casas están a salvo de temor,
Ni viene azote de Dios sobre ellos.
10 Sus toros engendran, y no fallan;
Paren sus vacas, y no malogran su cría.
11 Salen sus pequeñuelos como manada,
Y sus hijos andan saltando.
12 Al son de tamboril y de cítara saltan,
Y se regocijan al son de la flauta.
13 Pasan sus días en prosperidad,
Y en paz descienden al Seol.
14 Dicen, pues, a Dios: Apártate de nosotros,
Porque no queremos el conocimiento de tus caminos.
15 ¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos?
¿Y de qué nos aprovechará que oremos a él?
16 He aquí que su bien no está en mano de ellos;
El consejo de los impíos lejos esté de mí.
17 ¡Oh, cuántas veces la lámpara de los impíos es apagada,
Y viene sobre ellos su quebranto,
Y Dios en su ira les reparte dolores!
18 Serán como la paja delante del viento,
Y como el tamo que arrebata el torbellino.
19 Dios guardará para los hijos de ellos su violencia;
Le dará su pago, para que conozca.
20 Verán sus ojos su quebranto,
Y beberá de la ira del Todopoderoso.
21 Porque ¿qué deleite tendrá él de su casa después de sí,
Siendo cortado el número de sus meses?
22 ¿Enseñará alguien a Dios sabiduría,
Juzgando él a los que están elevados?
23 Este morirá en el vigor de su hermosura, todo quieto y pacífico;
24 Sus vasijas estarán llenas de leche,
Y sus huesos serán regados de tuétano.
25 Y este otro morirá en amargura de ánimo,
Y sin haber comido jamás con gusto.
26 Igualmente yacerán ellos en el polvo,
Y gusanos los cubrirán.
27 He aquí, yo conozco vuestros pensamientos,
Y las imaginaciones que contra mí forjáis.
28 Porque decís: ¿Qué hay de la casa del príncipe,
Y qué de la tienda de las moradas de los impíos?
29 ¿No habéis preguntado a los que pasan por los caminos,
Y no habéis conocido su respuesta,
30 Que el malo es preservado en el día de la destrucción?
Guardado será en el día de la ira.
31 ¿Quién le denunciará en su cara su camino?
Y de lo que él hizo, ¿quién le dará el pago?
32 Porque llevado será a los sepulcros,
Y sobre su túmulo estarán velando.
33 Los terrones del valle le serán dulces;
Tras de él será llevado todo hombre,
Y antes de él han ido innumerables.
34 ¿Cómo, pues, me consoláis en vano,
Viniendo a parar vuestras respuestas en falacia?
Elifaz acusa a Job de gran maldad
22 Respondió Elifaz temanita, y dijo:
2 ¿Traerá el hombre provecho a Dios?
Al contrario, para sí mismo es provechoso el hombre sabio.
3 ¿Tiene contentamiento el Omnipotente en que tú seas justificado,
O provecho de que tú hagas perfectos tus caminos?(A)
4 ¿Acaso te castiga,
O viene a juicio contigo, a causa de tu piedad?
5 Por cierto tu malicia es grande,
Y tus maldades no tienen fin.
6 Porque sacaste prenda a tus hermanos sin causa,
Y despojaste de sus ropas a los desnudos.
7 No diste de beber agua al cansado,
Y detuviste el pan al hambriento.
8 Pero el hombre pudiente tuvo la tierra,
Y habitó en ella el distinguido.
9 A las viudas enviaste vacías,
Y los brazos de los huérfanos fueron quebrados.
10 Por tanto, hay lazos alrededor de ti,
Y te turba espanto repentino;
11 O tinieblas, para que no veas,
Y abundancia de agua te cubre.
12 ¿No está Dios en la altura de los cielos?
Mira lo encumbrado de las estrellas, cuán elevadas están.
13 ¿Y dirás tú: Qué sabe Dios?
¿Cómo juzgará a través de la oscuridad?
14 Las nubes le rodearon, y no ve;
Y por el circuito del cielo se pasea.
15 ¿Quieres tú seguir la senda antigua
Que pisaron los hombres perversos,
16 Los cuales fueron cortados antes de tiempo,
Cuyo fundamento fue como un río derramado?
17 Decían a Dios: Apártate de nosotros.
¿Y qué les había hecho el Omnipotente?
18 Les había colmado de bienes sus casas.
Pero sea el consejo de ellos lejos de mí.
19 Verán los justos y se gozarán;
Y el inocente los escarnecerá, diciendo:
20 Fueron destruidos nuestros adversarios,
Y el fuego consumió lo que de ellos quedó.
21 Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz;
Y por ello te vendrá bien.
22 Toma ahora la ley de su boca,
Y pon sus palabras en tu corazón.
23 Si te volvieres al Omnipotente, serás edificado;
Alejarás de tu tienda la aflicción;
24 Tendrás más oro que tierra,
Y como piedras de arroyos oro de Ofir;
25 El Todopoderoso será tu defensa,
Y tendrás plata en abundancia.
26 Porque entonces te deleitarás en el Omnipotente,
Y alzarás a Dios tu rostro.
27 Orarás a él, y él te oirá;
Y tú pagarás tus votos.
28 Determinarás asimismo una cosa, y te será firme,
Y sobre tus caminos resplandecerá luz.
29 Cuando fueren abatidos, dirás tú: Enaltecimiento habrá;
Y Dios salvará al humilde de ojos.
30 Él libertará al inocente,
Y por la limpieza de tus manos este será librado.
Job desea abogar su causa delante de Dios
23 Respondió Job, y dijo:
2 Hoy también hablaré con amargura;
Porque es más grave mi llaga que mi gemido.
3 ¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios!
Yo iría hasta su silla.
4 Expondría mi causa delante de él,
Y llenaría mi boca de argumentos.
5 Yo sabría lo que él me respondiese,
Y entendería lo que me dijera.
6 ¿Contendería conmigo con grandeza de fuerza?
No; antes él me atendería.
7 Allí el justo razonaría con él;
Y yo escaparía para siempre de mi juez.
8 He aquí yo iré al oriente, y no lo hallaré;
Y al occidente, y no lo percibiré;
9 Si muestra su poder al norte, yo no lo veré;
Al sur se esconderá, y no lo veré.
10 Mas él conoce mi camino;
Me probará, y saldré como oro.
11 Mis pies han seguido sus pisadas;
Guardé su camino, y no me aparté.
12 Del mandamiento de sus labios nunca me separé;
Guardé las palabras de su boca más que mi comida.
13 Pero si él determina una cosa, ¿quién lo hará cambiar?
Su alma deseó, e hizo.
14 Él, pues, acabará lo que ha determinado de mí;
Y muchas cosas como estas hay en él.
15 Por lo cual yo me espanto en su presencia;
Cuando lo considero, tiemblo a causa de él.
16 Dios ha enervado mi corazón,
Y me ha turbado el Omnipotente.
17 ¿Por qué no fui yo cortado delante de las tinieblas,
Ni fue cubierto con oscuridad mi rostro?
Job se queja de que Dios es indiferente ante la maldad
24 Puesto que no son ocultos los tiempos al Todopoderoso,
¿Por qué los que le conocen no ven sus días?
2 Traspasan los linderos,
Roban los ganados, y los apacientan.
3 Se llevan el asno de los huérfanos,
Y toman en prenda el buey de la viuda.
4 Hacen apartar del camino a los menesterosos,
Y todos los pobres de la tierra se esconden.
5 He aquí, como asnos monteses en el desierto,
Salen a su obra madrugando para robar;
El desierto es mantenimiento de sus hijos.
6 En el campo siegan su pasto,
Y los impíos vendimian la viña ajena.
7 Al desnudo hacen dormir sin ropa,
Sin tener cobertura contra el frío.
8 Con las lluvias de los montes se mojan,
Y abrazan las peñas por falta de abrigo.
9 Quitan el pecho a los huérfanos,
Y de sobre el pobre toman la prenda.
10 Al desnudo hacen andar sin vestido,
Y a los hambrientos quitan las gavillas.
11 Dentro de sus paredes exprimen el aceite,
Pisan los lagares, y mueren de sed.
12 Desde la ciudad gimen los moribundos,
Y claman las almas de los heridos de muerte,
Pero Dios no atiende su oración.
13 Ellos son los que, rebeldes a la luz,
Nunca conocieron sus caminos,
Ni estuvieron en sus veredas.
14 A la luz se levanta el matador; mata al pobre y al necesitado,
Y de noche es como ladrón.
15 El ojo del adúltero está aguardando la noche,
Diciendo: No me verá nadie;
Y esconde su rostro.
16 En las tinieblas minan las casas
Que de día para sí señalaron;
No conocen la luz.
17 Porque la mañana es para todos ellos como sombra de muerte;
Si son conocidos, terrores de sombra de muerte los toman.
18 Huyen ligeros como corriente de aguas;
Su porción es maldita en la tierra;
No andarán por el camino de las viñas.
19 La sequía y el calor arrebatan las aguas de la nieve;
Así también el Seol a los pecadores.
20 Los olvidará el seno materno; de ellos sentirán los gusanos dulzura;
Nunca más habrá de ellos memoria,
Y como un árbol los impíos serán quebrantados.
21 A la mujer estéril, que no concebía, afligió,
Y a la viuda nunca hizo bien.
22 Pero a los fuertes adelantó con su poder;
Una vez que se levante, ninguno está seguro de la vida.
23 Él les da seguridad y confianza;
Sus ojos están sobre los caminos de ellos.
24 Fueron exaltados un poco, mas desaparecen,
Y son abatidos como todos los demás;
Serán encerrados, y cortados como cabezas de espigas.
25 Y si no, ¿quién me desmentirá ahora,
O reducirá a nada mis palabras?
Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Utilizado con permiso. Si desea más información visite americanbible.org, unitedbiblesocieties.org, vivelabiblia.com, unitedbiblesocieties.org/es/casa/, www.rvr60.bible
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