Job 12-20
Nueva Versión Internacional
Cuarto discurso de Job
12 A esto respondió Job:
2 «¡No hay duda de que ustedes son el pueblo!
¡Muertos ustedes, morirá la sabiduría!
3 Pero yo tengo tanto cerebro como ustedes;
en nada siento que me aventajen.
¿Quién no sabe todas esas cosas?
4 »Yo, que llamaba a Dios y él me respondía,
me he vuelto el hazmerreír de mis amigos;
¡soy un hazmerreír, justo e íntegro!
5 Dice la gente que vive tranquila:
“¡Al daño se añade la injuria!”,
“¡Al que está por caer, hay que empujarlo!”.
6 Los salteadores viven tranquilos en sus tiendas de campaña;
confiados viven esos que irritan a Dios
y piensan que pueden controlarlo.
7 »Pero interroga a los animales y ellos te darán una lección;
pregunta a las aves del cielo y ellas te lo contarán;
8 habla con la tierra y ella te enseñará;
con los peces del mar y te lo harán saber.
9 ¿Quién de todos ellos no sabe
que la mano del Señor ha hecho todo esto?
10 En sus manos está la vida de todo ser vivo
y el aliento que anima a todo ser humano.
11 ¿Acaso no comprueba el oído las palabras
como la lengua prueba la comida?
12 Entre los ancianos se halla la sabiduría;
en los muchos años, el entendimiento.
13 »Con Dios están la sabiduría y el poder;
suyos son el consejo y el entendimiento.
14 Lo que él derriba, nadie lo levanta;
a quien él apresa, nadie puede liberarlo.
15 Si él retiene las lluvias, hay sequía;
si las deja caer, se inunda la tierra.
16 Suyos son el poder y el buen juicio;
suyos son los engañados y los que engañan.
17 Él hace que los consejeros anden descalzos
y que los jueces pierdan la cabeza.
18 Despoja de su autoridad a los reyes
y ata una soga a su cintura.
19 Él hace que los sacerdotes anden descalzos
y derroca a los que tienen el poder.
20 Acalla los labios de los consejeros
y deja sin discernimiento a los ancianos.
21 Cubre de desprecio a los nobles
y desarma a los poderosos.
22 Pone al descubierto los más oscuros abismos
y saca a la luz las sombras más profundas.
23 Engrandece o destruye a las naciones;
las hace prosperar o las dispersa.
24 Priva de sensatez a los líderes de la tierra
y los hace vagar por desiertos sin senderos.
25 Sin luz, los hace andar a tientas en medio de la oscuridad
y los hace tambalear como borrachos.
13 »Todo esto lo han visto mis ojos;
lo han captado y entendido mis oídos.
2 Yo tengo tanto conocimiento como ustedes;
en nada siento que me aventajen.
3 Más bien quisiera hablar con el Todopoderoso;
me gustaría discutir mi caso con Dios.
4 Porque ustedes me difaman con mentiras;
¡como médicos no valen nada!
5 ¡Si tan solo se callaran la boca!
Eso, en ustedes, ya sería sabiduría.
6 Ahora les toca escuchar mi defensa;
presten atención a mi alegato.
7 ¿Se atreverán a decir falsedades en nombre de Dios?
¿Argumentarán en su favor con engaños?
8 ¿Le harán el favor de defenderlo?
¿Van a resultar sus abogados defensores?
9 ¿Qué pasaría si él los examinara?
¿Podrían engañarlo como se engaña a la gente?
10 Lo más seguro es que él los reprendería
si en secreto se mostraran parciales.
11 ¿Acaso no les infundiría miedo su esplendor?
¿Y no caería sobre ustedes su terror?
12 ¡Han memorizado proverbios sin sentido!
¡Se defienden con apologías endebles!
13 »¡Cállense la boca, déjenme hablar,
y que venga lo que venga!
14 ¿Por qué me pongo en peligro
y me juego el pellejo?
15 ¡Que me mate, en él tengo mi esperanza![a]
Pero en su propia cara defenderé mi conducta.
16 En esto radica mi liberación:
en que ningún impío comparecería ante él.
17 Presten atención a mis palabras;
presten oído a lo que digo:
18 Vean que ya he preparado mi caso
y sé muy bien que seré declarado inocente.
19 ¿Hay quien pueda presentar cargos contra mí?
Si lo hay, me quedaré callado hasta morir.
20 »Concédeme, oh Dios, solo dos cosas
y no tendré que esconderme de ti:
21 Quítame la mano de encima
y deja de infundirme temor.
22 Llámame a comparecer y te responderé
o déjame hablar y contéstame.
23 Enumera mis iniquidades y pecados;
hazme ver mis transgresiones y ofensas.
24 ¿Por qué no me das la cara?
¿Por qué me tienes por enemigo?
25 ¿Acosarás a una hoja arrebatada por el viento?
¿Perseguirás a la paja seca?
26 Has dictado contra mí penas amargas;
me estás cobrando[b] los pecados de mi juventud.
27 Me has puesto cadenas en los pies;
vigilas todos mis pasos;
examinas las huellas que dejo al caminar.
28 »El hombre se deteriora como algo podrido;
como ropa carcomida por la polilla.
14 »Pocos son los días y muchos los problemas,
que vive el hombre nacido de mujer.
2 Es como las flores que brotan y se marchitan;
es como efímera sombra que se esfuma.
3 ¿Y en alguien así has puesto los ojos?
¿Con alguien como yo entrarás en juicio?
4 ¿Quién de la inmundicia puede sacar pureza?
¡No hay nadie que pueda hacerlo!
5 Los días del hombre ya están determinados;
tú has establecido los meses de su vida;
le has puesto límites que no puede rebasar.
6 Aparta de él la mirada y déjalo en paz;
como al jornalero, déjalo disfrutar de su trabajo.
7 »Si se derriba un árbol,
queda al menos la esperanza de que retoñe
y de que no se marchiten sus renuevos.
8 Tal vez sus raíces envejezcan en la tierra
y su tronco muera en su terreno,
9 pero al sentir el agua, florecerá;
echará ramas como árbol recién plantado.
10 El hombre, en cambio, muere y pierde su fuerza;
exhala el último suspiro y deja de existir.
11 Como del mar se evapora el agua
y los ríos se agotan y se secan,
12 así los mortales, cuando se acuestan,
no se vuelven a levantar.
Mientras exista el cielo,
no se levantarán los mortales
ni se despertarán de su sueño.
13 »¡Si al menos me ocultaras en el sepulcro[c]
y me escondieras hasta que pase tu enojo!
¡Si al menos me pusieras un plazo allí
y luego me recordaras!
14 Pero si alguien muere, ¿acaso volverá a vivir?
Cada día de mi servicio obligatorio
esperaré que llegue mi relevo.
15 Tú me llamarás, y yo te responderé;
desearás ver la obra de tus manos.
16 Desearás también contar mis pasos,
pero no tomarás en cuenta mi pecado.
17 En saco sellado guardarás mis transgresiones
y perdonarás del todo mi pecado.
18 »Pero así como un monte se erosiona y se derrumba
y las piedras cambian de lugar;
19 así como las aguas desgastan las rocas
y los torrentes erosionan el suelo,
así tú pones fin a la esperanza del hombre.
20 Lo apabullas del todo y él desaparece;
lo desfiguras y entonces lo despides.
21 Si sus hijos reciben honores, él no lo sabe;
si se les humilla, él no se da cuenta.
22 Solo siente el dolor de su propio cuerpo
y solo de sí mismo se conduele».
Segundo discurso de Elifaz
15 Replicó entonces Elifaz de Temán:
2 «El sabio no responde con vana sabiduría
ni da respuestas en el aire.[d]
3 Tampoco discute con argumentos vanos
ni con palabras huecas.
4 Tú, en cambio, restas valor al temor a Dios
y tomas a la ligera la devoción que él merece.
5 Tu maldad pone en acción tu boca;
hablas igual que la gente astuta.
6 Tu propia boca te condena, no la mía;
tus propios labios atestiguan contra ti.
7 »¿Eres acaso el primer hombre que ha nacido?
¿Naciste acaso antes que los montes?
8 ¿Tienes parte en el consejo de Dios?
¿Acaso eres tú el único sabio?
9 ¿Qué sabes tú que nosotros no sepamos?
¿Qué has percibido que nosotros ignoremos?
10 Las canas y la edad están de nuestra parte;
tenemos más experiencia que tu padre.
11 ¿No te basta que Dios mismo te consuele
y que se te hable con cariño?
12 ¿Por qué te dejas llevar por el enojo?
¿Por qué te relampaguean los ojos?
13 ¿Por qué desatas tu enojo contra Dios
y das rienda suelta a tu lengua?
14 »¿Qué es el hombre para creerse puro
y el nacido de mujer para alegar inocencia?
15 Si Dios no confía ni en sus santos
y ni siquiera considera puros a los cielos,
16 ¡cuánto menos confiará en el hombre,
que es vil y corrupto y tiene sed del mal![e]
17 »Escúchame y te lo explicaré;
déjame decirte lo que he visto.
18 Es lo que han declarado los sabios
sin ocultar nada de lo aprendido de sus antepasados.
19 Solo a ellos se les dio la tierra
y ningún extraño pasó entre ellos.
20 El impío se ve atormentado toda la vida;
el violento tiene sus años contados.
21 Sus oídos perciben sonidos espantosos;
cuando está en paz, los salteadores lo atacan.
22 No espera escapar de las tinieblas;
condenado está a morir a filo de espada.
23 Vaga sin rumbo; es comida de los buitres;[f]
sabe que el día de las tinieblas le ha llegado.
24 La desgracia y la angustia lo llenan de terror;
lo abruman como si un rey fuera a atacarlo
25 y todo por levantar el puño contra Dios
y atreverse a desafiar al Todopoderoso.
26 Contra Dios se lanzó desafiante,
blandiendo grueso y resistente escudo.
27 »Aunque su rostro esté hinchado de grasa
y le sobre carne en la cintura,
28 habitará en lugares desolados,
en casas deshabitadas,
en casas a punto de derrumbarse.
29 Dejará de ser rico; no durarán sus riquezas
ni se extenderán sus posesiones en la tierra.
30 No podrá escapar de las tinieblas;
una llama de fuego marchitará sus renuevos
y el aliento de Dios lo arrebatará.
31 Que no se engañe ni confíe en cosas vanas,
porque nada obtendrá a cambio de ellas.
32 Antes de que muera recibirá su merecido
y sus ramas no reverdecerán.
33 Quedará como vid que pierde sus uvas agrias,
como olivo que no llega a florecer.
34 La compañía de los impíos no es de provecho;
¡las moradas de los que aman el soborno serán consumidas por el fuego!
35 Conciben iniquidad y dan a luz maldad;
en su vientre se genera el engaño».
Quinto discurso de Job
16 A esto Job contestó:
2 «Muchas veces he escuchado cosas semejantes;
¡el consuelo de ustedes es un desastre![g]
3 ¿No habrá fin a sus discursos inútiles?
¿Qué les irrita tanto que siguen contendiendo?
4 También yo podría hablar del mismo modo
si estuvieran ustedes en mi lugar.
También yo pronunciaría bellos discursos en su contra,
meneando con sarcasmo la cabeza.
5 Les infundiría nuevos bríos con la boca;
les daría consuelo con los labios.
6 »Si hablo, mi dolor no disminuye;
si me callo, tampoco se me calma.
7 Ciertamente Dios me ha destruido;
ha exterminado[h] a toda mi familia.
8 Me tiene acorralado[i] y da testimonio contra mí;
mi deplorable estado se levanta y me condena.
9 En su enojo Dios me desgarra y me persigue;
rechina los dientes contra mí;
mi adversario me clava la mirada.
10 La gente se mofa de mí abiertamente;
burlones, me dan de bofetadas,
y todos juntos se ponen en mi contra.
11 Dios me ha entregado en manos de gente injusta;
me ha arrojado en las garras de los malvados.
12 Yo vivía tranquilo, pero él me destrozó;
me agarró por el cuello y me hizo pedazos;
me hizo blanco de sus ataques.
13 Sus arqueros me rodearon.
Sin piedad me perforaron los riñones
y mi hígado se derramó por el suelo.
14 Abriéndome herida tras herida,
se lanzó contra mí como un guerrero.
15 »He cosido la ropa de luto en mi piel;
en el polvo tengo enterrada la frente.[j]
16 De tanto llorar tengo enrojecida la cara
y profundas ojeras tengo en torno a los ojos;
17 pero mis manos están libres de violencia
y es pura mi oración.
18 »¡Ah, tierra, no cubras mi sangre!
¡No dejes que se acalle mi clamor!
19 Ahora mismo tengo en los cielos un testigo;
en lo alto se encuentra mi abogado.
20 Mi intercesor es mi amigo[k]
y ante Dios me deshago en lágrimas
21 para que interceda ante Dios en favor mío,
como quien apela por su amigo.
22 »Pasarán solo unos cuantos años
antes de que yo emprenda el viaje sin regreso.
17 Mi espíritu está quebrantado,
mis días se acortan,
la tumba me espera.
2 Estoy rodeado de burlones;
mis ojos no pueden cerrarse por su hostilidad.
3 »Dame, oh Dios, la garantía que demandas.
¿Quién más podría responder por mí?
4 Tú has cerrado sus mentes al entendimiento,
por eso no dejarás que triunfen.
5 Quien por una recompensa denuncia a sus amigos
verá a sus hijos desfallecer.
6 »Dios me ha puesto en boca de todos;
no falta quien me escupa en la cara.
7 Los ojos se me apagan a causa del dolor;
todo mi esqueleto no es más que una sombra.
8 Los íntegros ven esto y se quedan asombrados;
los inocentes se indignan contra el impío.
9 La gente justa se aferra a su camino;
los de manos limpias aumentan su fuerza.
10 »Vengan, pues, todos ustedes; ¡arremetan contra mí!
No hallaré entre ustedes a un solo sabio.
11 Mis días van pasando, mis planes se frustran
junto con los anhelos de mi corazón.
12 Esta gente convierte la noche en día;
todo está oscuro, pero insisten:
“La luz se acerca”.
13 Si el único hogar que espero está en los dominios de la muerte,[l]
he de tenderme a dormir en las tinieblas;
14 he de llamar “padre mío” a la corrupción
y “madre” y “hermana” a los gusanos.
15 ¿Dónde queda entonces mi esperanza?
¿Quién ve alguna esperanza para mí?
16 ¿Bajará conmigo hasta los dominios de la muerte?[m]
¿Descenderemos juntos hasta el polvo?».
Segundo discurso de Bildad
18 Respondió entonces Bildad de Súah:
2 «¿Cuándo pondrás fin a tanta palabrería?
Entra en razón y entonces hablaremos.
3 ¿Por qué nos tratas como si fuéramos bestias?
¿Por qué nos consideras unos tontos?
4 Tú, que tu enojo te desgarra,
¿crees que por ti quedará desierta la tierra
y que las piedras se moverán de su lugar?
5 »La lámpara del malvado se apagará;
la llama de su fuego dejará de arder.
6 Languidece la luz de su morada;
la lámpara que lo alumbra se apagará.
7 El vigor de sus pasos se irá debilitando;
sus propios planes lo derribarán.
8 Sus pies lo harán caer en una trampa
y entre sus redes quedará atrapado.
9 Quedará sujeto por los tobillos;
quedará atrapado por completo.
10 Un lazo le espera escondido en el suelo;
una trampa está tendida a su paso.
11 El terror lo asalta por doquier
y anda tras sus pasos.
12 La calamidad lo acosa sin descanso;
el desastre no lo deja un solo instante.
13 Carcome el cuerpo;
la muerte devora sus miembros.[n]
14 Lejos de la seguridad de su morada,
marcha ahora hacia el rey de los terrores.
15 El fuego se ha apoderado de su vivienda;[o]
hay azufre ardiente esparcido en su morada.
16 En el tronco, sus raíces se han secado;
en la copa, sus ramas se marchitan.
17 Borrada de la tierra ha sido su memoria;
de su fama nada queda en el país.
18 De la luz es lanzado a las tinieblas;
ha sido expulsado de este mundo.
19 No tiene entre su pueblo hijos ni descendientes;
nadie le sobrevive donde él habitó.
20 Del oriente al occidente
los pueblos se asombran de su ruina
y se estremecen de terror.
21 Así es la morada del malvado,
el lugar del que no conoce a Dios».
Sexto discurso de Job
19 A esto Job respondió:
2 «¿Hasta cuándo van a estar atormentándome
y aplastándome con sus palabras?
3 Diez veces me hacen reproches;
descaradamente me atacan.
4 Aun si fuera verdad que me he desviado,
mis errores son asunto mío.
5 Si en verdad ustedes quieren exaltarse sobre mí,
y valerse de mi humillación para atacarme,
6 sepan que es Dios quien me ha hecho daño,
quien me ha atrapado en su red.
7 »Aunque grito: “¡Violencia!”, no hallo respuesta;
aunque pido ayuda, no se me hace justicia.
8 Dios me ha cerrado el camino y no puedo pasar;
ha cubierto de oscuridad mis senderos.
9 Me ha despojado de toda honra;
de la cabeza me ha quitado la corona.
10 Por todos lados me destroza, como a un árbol;
me aniquila y arranca de raíz mi esperanza.
11 Su enojo se ha encendido contra mí;
me cuenta entre sus enemigos.
12 Sus tropas avanzan en tropel;
levantan una rampa para asediarme;
acampan alrededor de mi tienda de campaña.
13 »Hizo que mis hermanos me abandonaran;
hasta mis amigos se han alejado de mí.
14 Mis parientes y conocidos se distanciaron;
me echaron al olvido.
15 Mis huéspedes y mis criadas me ven como a un extraño,
me miran como a un desconocido.
16 Llamo a mi criado y no me responde,
aunque yo mismo se lo ruego.
17 A mi esposa le da asco mi aliento;
a mis hermanos les resulto repugnante.
18 Hasta los niños me desprecian;
en cuanto me ven, se burlan de mí.
19 A todos mis amigos les resulto abominable;
mis seres queridos se han vuelto contra mí.
20 La piel y la carne se me pegan a los huesos;
¡a duras penas he salvado el pellejo![p]
21 »¡Compadézcanse de mí, amigos míos;
compadézcanse, que la mano de Dios me ha golpeado!
22 ¿Por qué me acosan como Dios?
¿No les basta con desollarme vivo?[q]
23 »¡Ah, si fueran grabadas mis palabras,
si quedaran escritas en un libro!
24 ¡Si para siempre quedaran grabadas con cincel de hierro y plomo,
esculpidas en la roca!
25 Yo sé que mi Redentor[r] vive
y que al final se levantará sobre el polvo.
26 Y, cuando mi piel haya sido destruida,
todavía veré a Dios con mis propios ojos.[s]
27 Yo mismo lo veré con mis propios ojos;
yo lo veré, no otro.
¡Este anhelo me consume las entrañas!
28 »Ustedes dicen: “Vamos a acosarlo,
porque en él está la raíz del mal”.
29 Pero cuídense de la espada,
pues con ella viene la ira justiciera,
para que sepan que hay un juicio».
Segundo discurso de Zofar
20 A esto respondió Zofar de Namat:
2 «Mis turbados pensamientos me hacen replicar,
pues me hallo muy desconcertado.
3 He escuchado una reprensión que me deshonra
y mi inteligencia me obliga a responder.
4 »Bien sabes tú que desde antaño,
desde que Dios puso al ser humano[t] en la tierra,
5 muy breve ha sido la algarabía del malvado
y la alegría del impío ha sido pasajera.
6 Aunque su orgullo llegue hasta los cielos
y alcance a tocar con la cabeza las nubes,
7 él perecerá para siempre, como su excremento,
y sus allegados dirán: “¿Qué se hizo?”.
8 Como un sueño, como una visión nocturna,
se desvanecerá y no volverá a ser hallado.
9 Los ojos que lo vieron no volverán a verlo;
su lugar no volverá a contemplarlo.
10 Sus hijos tendrán que indemnizar a los pobres;
ellos mismos restituirán las riquezas de su padre.
11 El vigor juvenil que hoy sostiene sus huesos
un día reposará en el polvo con él.
12 »Aunque en su boca el mal sabe dulce
y lo disimula bajo la lengua,
13 y aunque no lo suelta para nada,
sino que tenazmente lo retiene,
14 ese pan se le agriará en el estómago;
dentro de él se volverá veneno de áspid.
15 Vomitará las riquezas que se engulló;
Dios hará que las arroje de su vientre.
16 Chupará veneno de serpientes;
la lengua de un áspid lo matará.
17 No disfrutará de los arroyos,
de los ríos de crema y miel;
18 no se engullirá las ganancias de sus negocios;
no disfrutará de sus riquezas,
19 porque oprimió al pobre y lo dejó sin nada,
y se adueñó de casas que nunca construyó.
20 »Su ambición nunca quedó satisfecha;
no se salvará con su tesoro.
21 Nada se libró de su voracidad;
por eso no perdurará su bienestar.
22 En medio de la abundancia, lo abrumará la angustia;
le sobrevendrá toda la fuerza de la desgracia.
23 Cuando el malvado se haya llenado el vientre,
Dios dará rienda suelta a su enojo contra él
y descargará sobre él sus golpes.
24 Aunque huya de las armas de hierro,
una flecha de bronce lo atravesará.
25 Cuando del hígado y de la espalda
intente sacarse la punta de la flecha,
se verá sobrecogido de espanto,
26 y la oscuridad total acechará sus tesoros.
Un fuego no atizado acabará con él
y con todo lo que haya quedado de su casa.
27 Los cielos harán pública su culpa;
la tierra se levantará a denunciarlo.
28 En el día de la ira de Dios,
un aluvión arrasará con su casa.
29 Tal es el fin que Dios reserva al malvado;
tal es la herencia que le asignó».
Footnotes
- 13:15 ¡Que me mate … esperanza! Alt. Aunque él me mate, seguiré esperando en él.
- 13:26 cobrando. Lit. heredando.
- 14:13 sepulcro. Lit. Seol.
- 15:2 ni da respuestas en el aire. Lit. llena su vientre con el viento del este.
- 15:16 tiene sed del mal. Lit. bebe como agua el mal.
- 15:23 rumbo … buitres. Alt. rumbo, en busca de alimento.
- 16:2 el consuelo … desastre. Lit. son consoladores de calamidad.
- 16:7 ha exterminado; Lit. tú has exterminado.
- 16:8 me tiene acorralado; Lit. tú me tienes acorralado.
- 16:15 enterrada la frente. Lit. enterrado mi cuerno.
- 16:20 Mi intercesor es mi amigo. Alt. Mis amigos me tratan con burlas.
- 17:13 los dominios de la muerte. Lit. el Seol.
- 17:16 los dominios de la muerte. Lit. las puertas del Seol.
- 18:13 la muerte … sus miembros. Lit. devora sus miembros el primogénito de la muerte.
- 18:15 El fuego … vivienda. Alt. En su vivienda, de lo suyo nada queda.
- 19:20 ¡a duras … el pellejo! Lit. he escapado con la piel de mis dientes.
- 19:22 con desollarme vivo. Lit. con mi carne.
- 19:25 Redentor. Alt. defensor.
- 19:26 con mis propios ojos. Lit. en mi carne.
- 20:4 al ser humano. Alt. a Adán.
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