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10 »¡Ya estoy harto de esta vida!
    Por eso doy rienda suelta a mi queja;
    desahogo la amargura de mi alma.
Le he dicho a Dios: No me condenes.
    Dime qué es lo que tienes contra mí.
¿Te parece bien el oprimirme
    y despreciar la obra de tus manos
mientras te muestras complaciente
    ante los planes del malvado?
¿Son tus ojos los de un simple mortal?
    ¿Ves las cosas como las vemos nosotros?
¿Son tus días como los nuestros,
    tus años como los de un mortal,
para que andes investigando mis faltas
    y averiguándolo todo acerca de mi pecado?
¡Tú bien sabes que no soy culpable
    y que de tus manos no tengo escapatoria!

»Tú me hiciste con tus propias manos;
    tú me diste forma.
¿Vas ahora a cambiar de parecer
    y a ponerle fin a mi vida?
Recuerda que tú me modelaste, como al barro;
    ¿vas ahora a devolverme al polvo?
10 ¿No fuiste tú quien me derramó como leche,
    quien me hizo cuajar como queso?
11 Fuiste tú quien me vistió de carne y piel,
    quien me tejió con huesos y tendones.
12 Me diste vida, me favoreciste con tu amor,
    y tus cuidados me han infundido aliento.

13 »Pero una cosa mantuviste en secreto,
    y sé muy bien que la tuviste en mente:
14 Que, si yo peco, tú me vigilas
    y no pasas por alto mi pecado.
15 Si soy culpable, ¡ay de mí!
    Si soy inocente, no puedo dar la cara.
¡Lleno estoy de vergüenza,
    y consciente de mi aflicción!
16 Si me levanto, me acechas como un león
    y despliegas contra mí tu gran poder.
17 Contra mí presentas nuevos testigos,
    contra mí acrecientas tu enojo.
    ¡Una tras otra, tus tropas me atacan!

18 »¿Por qué me hiciste salir del vientre?
    ¡Quisiera haber muerto, sin que nadie me viera!
19 ¡Preferiría no haber existido,
    y haber pasado del vientre a la tumba!
20 ¿Acaso mis contados días no llegan ya a su fin?
    ¡Déjame disfrutar de un momento de alegría
21 antes de mi partida sin regreso
    a la tierra de la penumbra y de las sombras,
22 al país de la más profunda de las noches,
    al país de las sombras y del caos,
    donde aun la luz se asemeja a las tinieblas!»

10 ¡Ya estoy cansado de vivir!
Voy a desahogarme con mis quejas,
voy a dar rienda suelta a mi amargura.
¡Oh Dios, no me declares culpable!
¡Dime de qué me acusas!
Siendo así que tú mismo me creaste,
¿te parece bien maltratarme y despreciarme,
y mostrarte favorable a los planes de los malos?
¿Acaso ves las cosas como las ven los hombres?
¿Acaso es tu vida tan corta como la de un mortal?
Entonces, ¿por qué andas
buscándome faltas y pecados,
aun cuando sabes que yo no soy culpable
y que nadie me puede salvar de tu poder?
Tú me formaste con tus propias manos,
¡y ahora me quieres destruir!
Recuerda que me hiciste de barro:
¿vas ahora a convertirme otra vez en polvo?
10 Hiciste que mi cuerpo se formara
como se forma el queso al cuajarse la leche;
11 me revestiste de carne y de piel,
entrelazaste mis huesos y tendones;
12 me diste vida, me brindaste amor,
y con tus cuidados me has mantenido con vida.
13 Pero ahora veo que allá en tu corazón
tenías una intención secreta:
14 me estabas observando para ver si yo pecaba,
y así poder condenarme por mi falta.
15 Si soy culpable, estoy perdido;
si soy inocente, de poco puedo alegrarme,
pues me tienes humillado y afligido.
16 Si me muestro arrogante, tú, como un león, me persigues
y hasta haces milagros para destruirme.
17 Nunca te faltan testigos contra mí;
tu ira contra mí va en aumento;
¡como un ejército, me atacas sin cesar!

18 ¿Por qué me dejaste nacer?
Debí morir antes que nadie pudiera verme.
19 Habría pasado del seno de mi madre a la tumba;
sería como si nunca hubiera existido.
20 Ya que mi vida es corta, ¡déjame en paz!
Déjame tener un poco de alegría
21 antes de irme al viaje sin regreso,
al país de la oscuridad y las tinieblas,
22 al país de las sombras y la confusión,
donde la luz misma es igual a las tinieblas.

10 »Si doy rienda suelta a mi queja
y a la amargura que llevo dentro,
es porque estoy cansado de la vida.
Por eso le he dicho a Dios:

“Dios mío, no seas injusto conmigo;
¡dime qué mal he cometido!
Tú eres mi creador,
y no está bien que me maltrates
ni que permitas que los malvados
hagan planes contra mí.
Tú no ves las cosas
como nosotros las vemos,
ni vives los pocos años
que nos toca vivir;
¿por qué, entonces, quieres saber
qué pecados he cometido?
¡Tú sabes que no soy culpable,
y yo bien sé que no es posible
que me libre de tu poder!

8-10 ”Tú, con tus propias manos,
me fuiste dando forma,
como quien hace una olla de barro,
como quien derrama crema
para hacer queso;
¿por qué quieres quitarme la vida
y hacerme volver al polvo?
11 Tú recubriste mis huesos
con carne y con piel;
12 tú me diste vida
y me trataste con bondad;
¡siempre cuidaste de mí!
13 Pero ahora me doy cuenta
de algo que no me dijiste:
14 ¡que me estarías vigilando
para ver si yo pecaba,
pues no perdonarías mi pecado!
15 Pero, inocente o culpable,
estoy en un gran problema
y no puedo mirarte a los ojos.
¡Estoy muy avergonzado
y me muero de tristeza!
16 Siempre me estás vigilando,
como si fueras un león al acecho;
apenas hago el menor movimiento,
me haces sentir tu poder.
17 Tu enojo contra mí va en aumento;
presentas nuevos testigos que me acusan;
tus ejércitos me atacan sin cesar.

18 ”¿Por qué me dejaste nacer?
¡Ojalá me hubiera muerto,
sin que nadie llegara a conocerme!
19 ¡Más me valdría no haber nacido,
y pasar directamente a la tumba!
20 Mis días están contados;
ya están llegando a su fin.
¡Por favor, déjame en paz!
¡Quiero tener un momento de alegría,
21-22 antes de emprender el viaje sin regreso
al país de las tinieblas y el desorden!”»