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Tercera respuesta de Job a Bildad

26 Respondió Job, y dijo:

«¡Valiente ayuda brindas al que no tiene fuerzas!
¡Eres la salvación de los brazos débiles!
¡Cómo sabes aconsejar al ignorante!
¡Qué despliegue de inteligencia has mostrado!
¿Pero quién te ha susurrado estas palabras?
¿Qué espíritu te ha llevado a pronunciarlas?

»Allá, en el fondo del mar profundo,
un temblor sacude a los muertos que allí yacen.
Ante Dios, el sepulcro queda al descubierto;
no hay escondite para el reino de la muerte.
Dios prende el norte de la nada;
la tierra pende en medio del vacío.
Dios contiene las lluvias en las nubes,
y éstas no se vacían, aunque estén cargadas.
Tiende una cortina de blancas nubes,
y tras ellas esconde su trono.
10 Para las aguas ha establecido un límite,
lo mismo que para la luz y las tinieblas.
11 Al oír la voz de su reprensión,
tiemblan de miedo las bases de los cielos.
12 Con su poder, el mar se agita;
con su astucia, aplaca su arrogancia.
13 Con su soplo, el cielo se despeja;
con su poder parte en dos al monstruo del mar.
14 Esto es sólo una muestra de su inmenso poder;
lo que de él sabemos es apenas un susurro.
La fuerza de su poder ¿quién puede comprenderla?»

Job proclama la soberanía de Dios

26 Respondió Job, y dijo:

¿En qué ayudaste al que no tiene poder?

¿Cómo has amparado al brazo sin fuerza?

¿En qué aconsejaste al que no tiene ciencia,

Y qué plenitud de inteligencia has dado a conocer?

¿A quién has anunciado palabras,

Y de quién es el espíritu que de ti procede?

Las sombras tiemblan en lo profundo,

Los mares y cuanto en ellos mora.

El Seol está descubierto delante de él, y el Abadón no tiene cobertura.

Él extiende el norte sobre vacío,

Cuelga la tierra sobre nada.

Ata las aguas en sus nubes,

Y las nubes no se rompen debajo de ellas.

Él encubre la faz de su trono,

Y sobre él extiende su nube.

10 Puso límite a la superficie de las aguas,

Hasta el fin de la luz y las tinieblas.

11 Las columnas del cielo tiemblan,

Y se espantan a su reprensión.

12 Él agita el mar con su poder,

Y con su entendimiento hiere la arrogancia suya.

13 Su espíritu adornó los cielos;

Su mano creó la serpiente tortuosa.

14 He aquí, estas cosas son solo los bordes de sus caminos;

¡Y cuán leve es el susurro que hemos oído de él!

Pero el trueno de su poder, ¿quién lo puede comprender?