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La ceguera espiritual

35 Jesús se enteró de que habían expulsado a ese hombre, y al encontrarse con él le preguntó:

―¿Crees en el Hijo del hombre?

36 Él le dijo:

―¿Quién es, Señor? Dímelo, para que crea en él.

37 Jesús le contestó:

―Pues ya lo has visto; soy yo, que estoy hablando contigo.

38 El hombre le dijo:

―Creo, Señor.

Se puso de rodillas delante de Jesús, y lo adoró.

39 Entonces Jesús dijo:

―Yo he venido a este mundo para juzgarlo. Para que los ciegos vean, y para que se queden ciegos los que ven.

40 Algunos fariseos que estaban con él, al oír que decía esto, le preguntaron:

―¿Quieres decir que nosotros somos ciegos?

41 Jesús les contestó:

―Si ustedes fueran ciegos, no serían culpables de sus pecados. Pero como aseguran que ven, son culpables de pecado.

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