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38 Pilato preguntó:

―¿Y qué es la verdad?

Luego de decir esto, salió otra vez a ver a los judíos.

Él dijo:

―Yo no encuentro a este culpable de nada. 39 Pero como ustedes tienen la costumbre de que yo libere a un preso durante la Pascua, ¿quieren que libere al “rey de los judíos”?

40 Ellos volvieron a gritar:

―¡No! ¡No sueltes a este, suelta a Barrabás!

Y Barrabás era un bandido.

La sentencia

19 Entonces Pilato tomó a Jesús y mandó que lo azotaran. Los soldados hicieron una corona de espinas, se la pusieron a Jesús en la cabeza y también le pusieron un manto de color rojo oscuro.

Mientras se acercaban a pegarle en la cara, le gritaban:

―¡Viva el rey de los judíos!

Pilato volvió a salir y les dijo a los judíos:

―Aquí está. Lo saqué para que sepan que no creo que sea culpable de nada.

Cuando sacaron a Jesús, llevaba puestos la corona de espinas y el manto de color rojo.

Pilato les dijo:

―¡Aquí está el hombre!

Al verlo, los jefes de los sacerdotes y los guardias gritaron:

―¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!

Pilato les respondió:

―Llévenselo y crucifíquenlo ustedes. Yo no creo que sea culpable de nada.

Los judíos le dijeron:

―Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, pues se ha hecho pasar por el Hijo de Dios.

Cuando Pilato oyó esto, sintió miedo. Entró una vez más en el palacio y le preguntó a Jesús:

―¿De dónde eres tú?

Pero Jesús no le respondió.

10 Pilato le dijo:

―¿No me vas a hablar? ¿No te das cuenta de que tengo poder para ponerte en libertad o para mandar que te crucifiquen?

11 Jesús le contestó:

―No tendrías ningún poder sobre mí si no se te hubiera dado de arriba. Por eso el que me entregó a ti, es culpable de un pecado más grande.

12 Desde ese momento Pilato trató de poner en libertad a Jesús, pero los judíos gritaban:

―Si dejas en libertad a ese hombre, no eres amigo del emperador. Cualquiera que quiera ser rey, es enemigo del emperador.

13 Al oír esto, Pilato llevó afuera a Jesús y se sentó en el tribunal, en un lugar llamado Gabatá que en arameo significa el Empedrado. 14 Era cerca del mediodía, un día antes de la Pascua.

Pilato les dijo a los judíos:

―Aquí tienen a su rey.

15 Ellos gritaron:

―¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo!

Pilato les respondió:

―¿Creen que voy a crucificar a su rey?

Los jefes de los sacerdotes contestaron:

―Nuestro único rey es el emperador romano.

16 Entonces Pilato se lo entregó para que lo crucificaran, y los soldados se lo llevaron.