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Traición y castigo de Israel

»Tú, Jeremías, comunícale al pueblo este mensaje de mi parte:

»“Cuando uno se cae, se levanta;
cuando pierde el camino, vuelve a él.
Entonces, Israel, ¿por qué me traicionaste?
¿Por qué, Jerusalén, renegaste de mí para siempre?
¿Por qué te empeñas en ser rebelde
y no quieres volver?
He estado escuchando con atención,
pero no he oído a nadie
que se arrepienta de su maldad
y tenga la franqueza de decir:
¿Qué es lo que he hecho?
Todos siguen veloces su camino,
como caballos desbocados en la batalla.
Aun la cigüeña en el cielo
sabe cuándo debe volver.
La tórtola, la golondrina y la grulla
saben cuándo deben ir a otro lugar.
En cambio tú, pueblo mío,
no conoces mis leyes.
¿Cómo pueden ustedes decir que son sabios
y que tienen la ley del Señor?
¡Si los cronistas, con pluma mentirosa,
la han falsificado!
Pero esos sabios quedarán humillados,
acobardados, como animales caídos en la trampa.
¿Dónde está su sabiduría,
si han rechazado mi palabra?
10 Por eso, voy a entregar sus mujeres a otros hombres,
y sus tierras a otros dueños.
Porque todos, grandes y pequeños,
sólo piensan en las ganancias mal habidas;
profetas y sacerdotes,
todos cometen fraudes.
11 Tratan por encima las heridas de mi pueblo;
dicen que todo está bien,
cuando todo está tan mal.
12 ¡Debería darles vergüenza
de hacer esas cosas que no soporto!
Pero no, no sienten vergüenza,
¡ya ni saben lo que es avergonzarse!
Por eso, cuando yo los castigue,
tropezarán y caerán como los otros.
Yo, el Señor, lo digo.”»

13 El Señor afirma:
«Voy a cortar a mi pueblo como si fuera trigo.
No quedará ni una uva en el viñedo,
ni un higo en la higuera.
Sólo quedarán hojas marchitas.»

14 Y el pueblo dirá:
«¿Para qué nos quedamos aquí?
¡Vámonos todos a las ciudades fortificadas,
a que nos maten de una vez!
El Señor, nuestro Dios, va a hacernos morir;
nos da a beber agua envenenada,
porque pecamos contra él.
15 Esperábamos prosperidad,
pero nada bueno nos ha llegado.
Esperábamos salud,
pero sólo hay espanto.
16 ¡Ya viene el enemigo!
¡Ya se oye desde Dan el resoplar de sus caballos!
Cuando relinchan, tiembla toda la tierra.
Vienen a destruir el país y todos sus bienes,
las ciudades y a los que en ellas viven.»

17 El Señor afirma:
«Voy a enviar contra ustedes serpientes venenosas,
que los van a morder;
contra ellas no hay magia que valga.»

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