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Entonces, sollozando, los pueblos de Israel y Judá se reunirán y buscarán al Señor su Dios. Preguntarán cuál es el camino a Sion y emprenderán el regreso. «Vamos», dirán, «unámonos al Señor en compromiso eterno que jamás volverá a ser quebrantado».

Como ovejas perdidas ha sido el pueblo mío. Sus pastores lo desviaron y abandonaron luego en los montes. Los israelitas se extraviaron y no supieron cómo volver al redil. Quienes los encontraban los devoraban, diciendo: «Tenemos permiso para atacarlos a nuestro antojo, porque han pecado contra el Señor, el Dios de justicia, la esperanza de sus antepasados».

Pero ahora, escapen de Babilonia, tierra de los caldeos; lleven a mi pueblo de regreso a su patria con la misma decisión que los machos cabríos guían a sus grupos. ¡Pues miren que yo levanto un ejército de naciones poderosas del norte y las lanzo al ataque contra Babilonia, la cual será destruida! ¡Las flechas enemigas dan en el blanco, no fallan! 10 Y Babilonia será saqueada hasta que todo el mundo quede satisfecho del botín, dice el Señor.

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