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No hay nadie que no engañe a su amigo. No hay nadie que diga la verdad. Entrenaron su lengua para la mentira, y sólo saben perpetrar la maldad. Viven en medio del engaño, y por su espíritu engañoso no han querido reconocerme.

—Palabra del Señor.

»Por lo tanto, yo los pondré a prueba y los refinaré. ¿Qué más puedo hacer por la hija de mi pueblo?

—Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.

»Ellos tienen por lengua una flecha puntiaguda, que sólo profiere engaño. Con los labios desean paz a su amigo, pero dentro de ellos le tienden trampas. ¿Y no los he de castigar por estas cosas? ¿No habré de vengarme de una nación así?»

—Palabra del Señor.

10 Haré oír por los montes mi llanto y mis lamentos; por los pastos del desierto derramaré mis lágrimas, porque todo ha sido destruido y nadie pasa ya por aquí. Ya no se oye bramar al ganado, y hasta las aves del cielo y las bestias del campo huyeron por igual.

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Se engañan unos a otros;
    no se hablan con la verdad.
Han enseñado a sus lenguas a mentir,
    y pecan hasta el cansancio.

»Tú, Jeremías, vives en medio de engañadores,
    que por su engaño no quieren reconocerme»,
            afirma el Señor.

Por eso, así dice el Señor Todopoderoso:

«Voy a refinarlos, a ponerlos a prueba.
    ¿Qué más puedo hacer con mi pueblo?
Su lengua es una flecha mortífera,
    su boca solo sabe engañar;
hablan cordialmente con su amigo,
    mientras en su interior le tienden una trampa.
¿Y no los he de castigar por esto?
    —afirma el Señor—.
¿Acaso no he de vengarme de semejante nación?»

10 Lloraré y gemiré por las montañas,
    haré lamentos por las praderas del desierto,
    porque están desoladas:
ya nadie las transita
    ni se escuchan los mugidos del ganado.
Desde las aves del cielo hasta los animales del campo,
    todos han huido.

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Cada cual le miente a su semejante;
    no dicen la verdad.
Han adiestrado su lengua a decir mentiras
    y pecan hasta más no poder.

«Tú vives en medio de traidores
    que debido a su falsedad se niegan a reconocerme».
    Lo dice el SEÑOR.

Por eso el SEÑOR Todopoderoso dice:
«Los voy a refinar, a poner a prueba,
    pues, ¿qué más puedo hacer por mi pueblo?
Su lengua es como una flecha envenenada;
    su boca sólo dice mentiras.
Le hablan amablemente a su semejante
    pero en su interior planean aprovecharse de él.
¿Es que no he de castigarlos por todo eso?
    ¿Acaso no voy a darle lo que se merece a un pueblo de esa calaña?»
    Lo dice el SEÑOR.

10 «Lloraré y gemiré por los montes;
    entonaré una canción fúnebre por las praderas del desierto,
porque están tan desoladas
    que ya nadie pasa por ellas.
Ya no se oye el mugido del ganado;
    los pájaros se han ido lejos, los animales han huido.

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Todos se engañan y se estafan entre sí;
    ninguno dice la verdad.
Con la lengua, entrenada a fuerza de práctica, dicen mentiras;
    pecan hasta el cansancio.
Amontonan mentira sobre mentira
    y rechazan por completo reconocerme»,
    dice el Señor.

Por lo tanto, esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales:
«Mira, los derretiré en el crisol
    y los probaré como al metal.
¿Qué más puedo hacer con mi pueblo[a]?
    Pues sus lenguas lanzan mentiras como flechas envenenadas.
Dicen palabras amistosas a sus vecinos
    mientras en el corazón traman matarlos.
¿No habría de castigarlos por eso?—dice el Señor—.
    ¿No habría de tomar venganza contra semejante nación?».

10 Lloraré por las montañas
    y gemiré por los pastos del desierto;
pues están desolados y no tienen vida.
    Ya no se escucha el mugido del ganado;
    todas las aves y los animales salvajes han huido.

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Footnotes

  1. 9:7 En hebreo con la hija de mi pueblo? La versión griega dice con la malvada hija de mi pueblo?

Cada uno engaña a su prójimo, y no hablan verdad; enseñan su lengua para hablar mentira. Se han pervertido hasta el cansancio. Su morada está en medio del engaño y a causa del engaño rehúsan conocerme”, dice el SEÑOR.

Por tanto, así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: “He aquí que yo los fundiré y los probaré. Pues, ¿de qué otro modo he de proceder con la hija de mi pueblo? Flecha asesina es la lengua de ellos; hablan engaño. Con su boca habla de paz a su prójimo, pero dentro de sí pone emboscada. ¿No habré de castigarlos por esto?, dice el SEÑOR. ¿No tomará venganza mi alma de una nación como esta?”.

10 Prorrumpiré en llanto y lamento por los montes, en canto fúnebre por los pastizales del desierto. Porque han sido devastados hasta no quedar quien pase ni se escucha el mugido del ganado. Desde las aves del cielo hasta el ganado huirán y se irán.

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