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No hay nadie que no engañe a su amigo. No hay nadie que diga la verdad. Entrenaron su lengua para la mentira, y sólo saben perpetrar la maldad. Viven en medio del engaño, y por su espíritu engañoso no han querido reconocerme.

—Palabra del Señor.

»Por lo tanto, yo los pondré a prueba y los refinaré. ¿Qué más puedo hacer por la hija de mi pueblo?

—Lo digo yo, el Señor de los ejércitos.

»Ellos tienen por lengua una flecha puntiaguda, que sólo profiere engaño. Con los labios desean paz a su amigo, pero dentro de ellos le tienden trampas. ¿Y no los he de castigar por estas cosas? ¿No habré de vengarme de una nación así?»

—Palabra del Señor.

10 Haré oír por los montes mi llanto y mis lamentos; por los pastos del desierto derramaré mis lágrimas, porque todo ha sido destruido y nadie pasa ya por aquí. Ya no se oye bramar al ganado, y hasta las aves del cielo y las bestias del campo huyeron por igual.

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