Add parallel Print Page Options

Como la cisterna preserva frescas sus aguas, así ella preserva fresca su maldad. En ella se oye hablar de violencia y destrucción; continuamente hay enfermedad y heridas en mi presencia. Corrígete, oh Jerusalén, no sea que mi alma se aparte de ti; no sea que yo te convierta en desolación, en tierra no habitada”.

Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: “Al remanente de Israel lo rebuscarán como a una vid. Como un vendimiador, vuelve tu mano a las ramas”.

Read full chapter