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Estoy a punto de destruir
a la bella y delicada ciudad de Jerusalén.
Los reyes y sus ejércitos
acamparán a su alrededor
y harán con ella lo que quieran».

El enemigo grita:

«¡Prepárense para pelear contra Jerusalén!
¡La atacaremos al mediodía!
¡Qué lástima que el día se va,
y ya está cayendo la noche!

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