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Jerusalén es sitiada

»¡Huid de Jerusalén, benjaminitas!
    ¡Tocad la trompeta en Tecoa!
    ¡Levantad señal en Bet Haqueren!
Una desgracia, una gran destrucción,
    nos amenaza desde el norte.
Voy a destruir a Sión,
    tan hermosa y delicada.
Los pastores y sus rebaños vienen contra ella:
    acampan a su alrededor,
    y cada uno escoge su pastizal».

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