La corrupción de Jerusalén y de Judá

«Recorran las calles de Jerusalén,
    observen con cuidado,
    busquen por las plazas.
Si encuentran una sola persona
    que practique la justicia y busque la verdad,
    yo perdonaré a esta ciudad.
Aunque juran diciendo: “Tan cierto como que el Señor vive”,
    de hecho, juran con falsedad».

Señor, ¿acaso no buscan tus ojos la verdad?
    Golpeaste a esa gente y no les dolió,
    acabaste con ellos y no quisieron ser corregidos.
Endurecieron su rostro más que una roca
    y no quisieron arrepentirse.
Entonces pensé: «Ellos son pobres e ignorantes,
    porque no conocen el camino del Señor
    ni las demandas de su Dios.
Me dirigiré a los líderes
    y les hablaré;
porque ellos sí conocen el camino del Señor
    y las demandas de su Dios».
Pero ellos también quebrantaron el yugo
    y rompieron las ataduras.
Por eso los herirá el león de la selva
    y los despedazará el lobo del desierto;
frente a sus ciudades está el leopardo al acecho
    y todo el que salga de ellas será despedazado,
pues son muchas sus rebeliones
    y numerosas sus infidelidades.

«¿Por qué habré de perdonarte?
    Tus hijos me han abandonado,
    han jurado por los que no son dioses.
Cuando suplí sus necesidades,
    ellos cometieron adulterio
    y en tropel se volcaron a los prostíbulos.
Son como caballos bien alimentados y excitados;
    todos relinchan por la mujer ajena.
¿Y no los he de castigar por esto?
    ¿Acaso no he de vengarme de semejante nación?»,
    afirma el Señor.

10 «Suban por los surcos de esta viña
    y arrásenla, pero no acaben con ella.
Arránquenle sus ramas,
    porque no son del Señor.
11 Pues las casas de Israel y de Judá
    me han sido completamente infieles»,
    afirma el Señor.

12 Ellas han negado al Señor
    y hasta dicen: «¡Dios no existe!
Ningún mal vendrá sobre nosotros,
    no sufriremos guerras ni hambre».
13 Los profetas son como el viento:
    la palabra no está en ellos.
    ¡Que así les suceda!

14 Por eso, así dice el Señor, el Dios de los Ejércitos:

«Por cuanto el pueblo ha hablado de esa forma,
    mis palabras serán como fuego en tu boca,
    y este pueblo, como un montón de leña.
    Ese fuego los consumirá.
15 Pueblo de Israel,
    voy a traer contra ustedes una nación lejana,
una nación fuerte y antigua,
    una nación cuyo idioma no conocen,
cuyo lenguaje no entienden»,
    afirma el Señor.
16 «Todos ellos son guerreros valientes;
    su aljaba es como un sepulcro abierto.
17 Acabarán con tu cosecha y tu alimento,
    devorarán a tus hijos e hijas,
matarán a tus ovejas y vacas,
    y destruirán tus viñas y tus higueras.
Tus ciudades fortificadas,
    en las que pusiste tu confianza,
    serán pasadas a filo de espada.

18 »Sin embargo, aun en aquellos días no los destruiré por completo», afirma el Señor. 19 «Y cuando te pregunten: “¿Por qué el Señor nuestro Dios nos ha hecho todo esto?”, tú responderás: “Así como ustedes me han abandonado y en su propia tierra han servido a dioses extranjeros, así también en tierra extraña servirán a gente extranjera”.

20 »Anuncien esto en la casa de Jacob
    y proclámenlo en Judá:
21 Escucha esto, pueblo necio e insensible,
    que tiene ojos, pero no ve,
    que tiene oídos, pero no oye.
22 ¿Acaso has dejado de temerme?»,
    afirma el Señor.
    «¿No debieras temblar ante mí?
Yo puse la arena como límite del mar,
    como frontera perpetua e infranqueable.
Aunque se agiten sus olas, no podrán prevalecer;
    aunque bramen, no traspasarán esa frontera.
23 Pero este pueblo tiene un corazón terco y rebelde;
    me abandonó y se fue.
24 No reflexionan ni dicen:
    “Temamos al Señor nuestro Dios,
quien a su debido tiempo nos da lluvia,
    las lluvias de otoño y primavera,
y nos asegura las semanas señaladas
    para la cosecha”.
25 Las iniquidades de ustedes les han quitado estos beneficios;
    sus pecados los han privado de estas bendiciones.

26 »Sin duda en mi pueblo hay malvados,
    que están al acecho como cazadores de aves,
    que ponen trampas para atrapar a la gente.
27 Como jaulas llenas de pájaros,
    llenas de engaño están sus casas;
por eso se han vuelto poderosos y ricos,
28     gordos y elegantes.
Sus obras de maldad no tienen límite:
no hacen justicia al huérfano, para que su causa prospere;
    ni defienden tampoco el derecho de los menesterosos.
29 ¿Y no los he de castigar por esto?
    ¿No he de vengarme de semejante nación?»,
    afirma el Señor.

30 «Algo espantoso y terrible
    ha ocurrido en este país.
31 Los profetas profieren mentiras,
    los sacerdotes gobiernan a su antojo,
¡y mi pueblo tan campante!
    Pero ¿qué van a hacer ustedes cuando todo haya terminado?

Jerusalén es sitiada

»¡Huyan a un lugar seguro, benjamitas!
    ¡Huyan de Jerusalén!
¡Toquen la trompeta en Tecoa!
    ¡Levanten señal en Bet Haqueren!
Porque una desgracia, una gran destrucción,
    nos amenaza desde el norte.
Estoy por destruir a Sión,
    tan hermosa y delicada.
Los pastores y sus rebaños vienen contra ella:
    acampan a su alrededor,
    y cada uno escoge su pastizal».

«¡Prepárense para pelear contra ella!
    ¡Ataquémosla al mediodía!
Pero ¡ay de nosotros, que el día se acaba
    porque se extienden las sombras del anochecer!
¡Vamos, ataquémosla de noche
    y destruyamos sus fortalezas!».

Así dice el Señor de los Ejércitos:

«¡Talen árboles
    y levanten una rampa contra Jerusalén!
Esta ciudad debe ser castigada,
    pues en ella no hay más que opresión.
Como un pozo que hace brotar agua,
    así Jerusalén hace brotar su maldad.
En ella se oye de violencia y destrucción;
    no veo otra cosa que enfermedades y heridas.
¡Escarmienta, Jerusalén,
    para que no me aparte de ti!
De lo contrario, te dejaré devastada,
    en una tierra inhabitable».

Así dice el Señor de los Ejércitos:

«Busquen al remanente de Israel.
    Rebusquen, como en una viña;
repasen las ramas,
    como lo hace el vendimiador».

10 ¿A quién hablaré?
    ¿A quién advertiré?
    ¿Quién podrá escucharme?
Tienen tapados[a] los oídos
    y no pueden comprender.
La palabra del Señor los ofende;
    no se complacen en ella.
11 Pero yo estoy lleno de la ira del Señor,
    y ya no puedo contenerme.

«Derrama tu ira en la calle sobre los niños,
    sobre los grupos de jóvenes,
porque serán capturados el marido y la mujer,
    la gente madura y la entrada en años.
12 Sus casas, sus campos y sus mujeres
    caerán en manos extrañas,
porque yo voy a extender mi mano
    contra los habitantes del país»,
    afirma el Señor.
13 «Desde el más pequeño hasta el más grande,
    todos codician ganancias injustas;
desde el profeta hasta el sacerdote,
    todos practican el engaño.
14 Curan por encima la herida de mi pueblo
    y les desean: “¡Paz, paz!”,
    cuando en realidad no hay paz.
15 ¿Acaso se han avergonzado de la abominación que han cometido?
    ¡No, no se han avergonzado de nada
    y ni siquiera saben lo que es la vergüenza!
Por eso, caerán con los que caigan;
    cuando los castigue, serán derribados»,
    dice el Señor.

16 Así dice el Señor:

«Deténganse en los caminos y miren;
    pregunten por los senderos antiguos.
Pregunten por el buen camino,
    ¡y sigan por él!
    Así hallarán el descanso anhelado.
Pero ellos dijeron:
    “¡No lo seguiremos!”.
17 Yo aposté centinelas para ustedes y dije:
    “Presten atención al toque de trompeta”.
Pero ellos dijeron:
    “No prestaremos atención”.
18 Por eso, ¡escuchen, naciones!
    ¡Comunidad, conoce lo que te espera!
19 Escucha, tierra:
    Traigo sobre este pueblo una desgracia,
    fruto de sus maquinaciones,
porque no prestaron atención a mis palabras,
    sino que rechazaron mi Ley.
20 ¿De qué me sirve este incienso que llega de Sabá
    o la caña dulce de un país lejano?
Sus holocaustos no me gustan;
    sus sacrificios no me agradan».

21 Por eso, así dice el Señor:

«Voy a ponerle obstáculos a este pueblo.
    Padres e hijos tropezarán contra ellos,
    vecinos y amigos perecerán».

22 Así dice el Señor:

«¡Miren! Del norte viene un ejército;
    una gran nación se moviliza
    desde los confines de la tierra.
23 Empuñan el arco y la lanza;
    son crueles y no tienen compasión.
Lanzan gritos como bramidos del mar
    y cabalgan sobre sus corceles.
¡Vienen contra ti, hija de Sión,
    alineados para la batalla como un solo hombre!».

24 Nos ha llegado la noticia
    y nuestras manos flaquean;
la angustia nos domina,
    como si tuviéramos dolores de parto.
25 ¡Viene el enemigo armado con espada!
    No salgan al campo
    ni transiten por los caminos.
    ¡Hay terror por todas partes!
26 Vístete de luto, pueblo mío;
    revuélcate en las cenizas.
Llora amargamente,
    como lo harías por un hijo único,
porque nos cae por sorpresa
    el que viene a destruirnos.

27 «Te he puesto entre mi pueblo
    como probador de metales y fortaleza,
para que escudriñes
    y examines su conducta.
28 Todos ellos son muy rebeldes
    y andan sembrando calumnias;
sean de bronce o de hierro,
    todos son unos corruptos.
29 Los fuelles soplan con furor
    y el plomo se derrite en el fuego,
pero los malvados no se purifican;
    ¡de nada sirve que se les refine!
30 Por eso se les llama “Plata desechada”;
    ¡para el Señor son un desecho!».

La religión falsa e inútil

Esta es la palabra que vino a Jeremías de parte del Señor: «Párate a la entrada del Templo del Señor y desde allí proclama este mensaje: ¡Escuchen la palabra del Señor, todos ustedes, habitantes de Judá que entran por estas puertas para adorar al Señor! Así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: “Corrijan su conducta y sus acciones y yo los dejaré vivir en este lugar. No confíen en esas palabras engañosas que repiten: ‘¡Este es el Templo del Señor, el Templo del Señor, el Templo del Señor!’. Si realmente corrigen su conducta y sus acciones, si realmente practican la justicia los unos con los otros, si no oprimen al extranjero ni al huérfano ni a la viuda, si no derraman sangre inocente en este lugar ni siguen a otros dioses para su propio mal, entonces los dejaré vivir en este lugar, en la tierra que di a sus antepasados para siempre. ¡Pero ustedes confían en palabras engañosas, que no tienen validez alguna!

»”Roban, matan, cometen adulterio, juran con falsedad, queman incienso a Baal, siguen a otros dioses que jamás conocieron. 10 ¡Luego, vienen y se presentan ante mí en esta casa que lleva mi Nombre y dicen: ‘Estamos a salvo’, para después seguir cometiendo todas estas abominaciones! 11 ¿Creen acaso que esta casa que lleva mi Nombre es una cueva de ladrones? ¡Pero si yo mismo lo he visto!”, afirma el Señor.

12 »“Vayan ahora a mi santuario en Siló, donde al principio hice habitar mi Nombre, y vean lo que hice con él por culpa de la maldad de mi pueblo Israel. 13 Mientras hacían esas cosas —afirma el Señor—, yo les hablé una y otra vez, pero no me escucharon; los llamé, pero no me respondieron.

14 »”Por lo tanto, lo mismo que hice con Siló haré con esta casa, que lleva mi Nombre y en la que ustedes confían, y con el lugar que di a ustedes y a sus antepasados. 15 Los echaré de mi presencia, así como eché a todos sus hermanos, a toda la descendencia de Efraín”.

16 »Pero en cuanto a ti, Jeremías, no intercedas por este pueblo. No me ruegues ni me supliques por ellos. No me insistas, porque no te escucharé. 17 ¿Acaso no ves lo que hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? 18 Los niños juntan la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres hacen la masa para cocer tortas y ofrecérselas a la Reina del Cielo. Además, para ofenderme derraman ofrendas líquidas a otros dioses. 19 ¿Pero es a mí al que ofenden? —afirma el Señor—, ¿No se ofenden a sí mismos para su propia vergüenza?

20 »Por eso, así dice el Señor y Dios: “Descargaré mi enojo y mi furor sobre este lugar, sobre los hombres y los animales, sobre los árboles del campo y los frutos de la tierra. Entonces, arderá mi enojo y no se apagará”.

21 »Así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: “¡Junten sus holocaustos con sus sacrificios y cómanse la carne! 22 En verdad, cuando yo saqué de Egipto a sus antepasados, no les dije ni ordené nada acerca de holocaustos y sacrificios. 23 Lo que sí ordené fue lo siguiente: ‘Obedézcanme. Así yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo. Condúzcanse conforme a todo lo que yo ordene, a fin de que les vaya bien’. 24 Pero ellos no me obedecieron ni me prestaron atención, sino que siguieron los consejos de su terco y malvado corazón. Fue así como, en vez de avanzar, retrocedieron. 25 Desde el día en que sus antepasados salieron de Egipto hasta ahora, les he enviado día tras día y sin descanso a mis siervos los profetas. 26 Con todo, no me obedecieron ni me prestaron atención, sino que se obstinaron y fueron peores que sus antepasados”.

27 »Tú les dirás todas estas cosas, pero no te escucharán. Los llamarás, pero no te responderán. 28 Entonces dirás: “Esta es la nación que no ha obedecido la voz del Señor su Dios ni ha aceptado su corrección. La verdad ha muerto, ha sido arrancada de su boca.

29 »”Córtate la cabellera y tírala; eleva tu lamento en las lomas desoladas, porque el Señor ha rechazado y abandonado a la generación que provocó su ira.

El valle de la Matanza

30 »”La gente de Judá ha hecho el mal que yo detesto —afirma el Señor. Han profanado la casa que lleva mi Nombre al colocar allí sus ídolos abominables. 31 Además, construyeron los altares paganos de Tofet, en el valle de Ben Hinón, para quemar a sus hijos y a sus hijas en el fuego, cosa que jamás ordené ni me pasó siquiera por la mente. 32 Por eso llegarán días —afirma el Señor—, cuando ya no lo llamarán más Tofet ni valle de Ben Hinón, sino valle de la Matanza y, a falta de otro lugar, en Tofet enterrarán a sus muertos. 33 Los cadáveres de este pueblo servirán de comida a las aves del cielo y a los animales de la tierra, y no habrá quien los espante. 34 Haré que en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén se apaguen los gritos de alegría, las voces de júbilo y los cánticos del novio y de la novia, porque esta tierra quedará desolada.

»”En aquel tiempo —afirma el Señor—, se exhumarán de sus sepulcros los huesos de los reyes y de los oficiales de Judá, de los sacerdotes, de los profetas y de los habitantes de Jerusalén. Quedarán expuestos al sol, a la luna y a todas las estrellas del cielo, a los que ellos amaron, sirvieron, consultaron y adoraron. No los recogerán ni los enterrarán; ¡como estiércol quedarán sobre la faz de la tierra! En todos los lugares por donde yo disperse a los sobrevivientes de esta nación malvada, los que hayan quedado preferirán la muerte a la vida”, afirma el Señor de los Ejércitos.

Pecado y castigo

»Pero tú les advertirás que así dice el Señor:

»“Cuando los hombres caen,
    ¿acaso no se levantan?
Cuando uno se desvía,
    ¿acaso no vuelve al camino?
¿Por qué entonces este pueblo se ha desviado?
    ¿Por qué persiste Jerusalén en su apostasía?
Se aferran al engaño
    y no quieren volver a mí.
He escuchado con suma atención,
    para ver si alguien habla con rectitud,
pero nadie se arrepiente de su maldad;
    nadie reconoce el mal que ha hecho.
Todos siguen su loca carrera,
    como caballos desbocados en combate.
Aun la cigüeña en el cielo
    conoce sus estaciones;
la tórtola, la golondrina y la grulla
    saben cuándo deben emigrar.
Pero mi pueblo no conoce
    las exigencias del Señor.

»”¿Cómo se atreven a decir:
    ‘Somos sabios; la Ley del Señor nos apoya’,
si la pluma engañosa de los escribas
    la ha falsificado?
Los sabios serán avergonzados,
    serán atrapados y abatidos.
Si han rechazado la palabra del Señor,
    ¿qué sabiduría pueden tener?
10 Por eso entregaré sus mujeres a otros hombres
    y sus campos a otros dueños.
Porque desde el más pequeño hasta el más grande,
    todos codician ganancias injustas;
desde el profeta hasta el sacerdote,
    todos practican el engaño.
11 Curan por encima la herida de mi pueblo
    y les desean: ‘¡Paz, paz!’,
    cuando en realidad no hay paz.
12 ¿Acaso se han avergonzado de la abominación que han cometido?
    ¡No, no se han avergonzado de nada
    y ni siquiera saben lo que es la vergüenza!
Por eso, caerán con los que caigan;
    cuando los castigue, serán derribados”,
    dice el Señor.

13 »“Voy a arrancarlos por completo”,
    afirma el Señor,
“no encuentro uvas en la viña
    ni hay higos en la higuera;
    sus hojas están marchitas.
¡Voy, pues, a quitarles
    lo que les he dado!”».[b]

14 ¿Qué hacemos aquí sentados?
    ¡Vengan, y vámonos juntos a las ciudades fortificadas
    para morir allí!
El Señor nuestro Dios nos está destruyendo.
    Nos ha dado a beber agua envenenada,
    porque hemos pecado contra él.
15 Esperábamos paz,
    pero no llegó nada bueno.
Esperábamos un tiempo de salud,
    pero solo nos llegó el terror.
16 Desde Dan se escucha
    el resoplar de sus caballos;
cuando relinchan sus corceles,
    tiembla toda la tierra.
Vienen a devorarse el país
    y todo lo que hay en él,
    la ciudad y todos sus habitantes.

17 «¡Miren! Estoy lanzando contra ustedes
    serpientes venenosas que los morderán,
    y contra ellas no hay encantamiento»,
    afirma el Señor.

18 La aflicción me abruma;[c]
    mi corazón desfallece.
19 El clamor de mi pueblo se levanta
    y viene de una tierra lejana:
«¿Acaso no está el Señor en Sión?
    ¿No está allí su Rey?».

«¿Por qué me provocan con sus ídolos,
    con sus dioses inútiles y extraños?».

20 «Pasó la cosecha,
    se acabó el verano
    y nosotros no hemos sido salvados».

21 Por la herida de mi pueblo estoy herido;
    estoy de luto, el terror se apoderó de mí.
22 ¿No queda bálsamo en Galaad?
    ¿No queda allí médico alguno?
¿Por qué no se ha restaurado
    la salud de mi pueblo?

Footnotes

  1. 6:10 tapados. Lit. incircuncisos.
  2. 8:13 ¡Voy, … dado! Texto de difícil traducción.
  3. 8:18 La aflicción me abruma. Frase de difícil traducción.

Corrupción de Jerusalén y Judá

Recorred las calles de Jerusalén(A),
y mirad ahora, e informaos;
buscad en sus plazas,
a ver si halláis algún hombre(B),
si hay quien haga justicia, que busque la verdad[a],
y yo la perdonaré(C).
Pues aunque digan: «Vive el Señor»,
de cierto juran falsamente(D).
Oh, Señor, ¿no buscan tus ojos(E) la verdad[b]?
Tú los heriste,
mas no les dolió;
tú los consumiste(F),
mas ellos rehusaron recibir corrección(G).
Endurecieron sus rostros(H) más que la roca[c],
rehusaron arrepentirse.

Entonces yo dije: Ciertamente estos solo son gente ignorante,
son necios,
porque no conocen el camino del Señor
ni las ordenanzas de su Dios(I).
Me dirigiré a los grandes
y les hablaré(J),
porque ellos conocen el camino del Señor
y las ordenanzas de su Dios.
Pero también todos ellos a una habían quebrado el yugo
y roto las coyundas(K).
Por tanto los herirá el león de la selva(L),
el lobo de los desiertos los destruirá(M);
un leopardo acecha sus ciudades(N),
y todo el que salga de ellas será despedazado,
porque son muchas sus transgresiones,
y numerosas sus apostasías(O).

¿Por qué he de perdonarte por esto?
Tus hijos me han abandonado
y han jurado(P) por lo que no es Dios(Q).
Cuando los sacié, cometieron adulterio(R)
y fueron en tropel a casa de las rameras.
Eran caballos cebados y fogosos,
cada cual relinchando tras la mujer de su prójimo(S).
¿No he de castigar a este pueblo[d]? —declara el Señor.
De una nación como esta,
¿no he de vengarme(T)?

10 Subid por entre sus hileras de vides y destruid,
mas no hagáis destrucción total;
arrancad sus sarmientos,
pues no son del Señor;
11 porque la casa de Israel y la casa de Judá
han obrado pérfidamente conmigo(U) —declara el Señor.
12 Han mentido acerca del Señor(V);
dijeron: Él no existe(W);
ninguna calamidad vendrá sobre nosotros(X),
y no veremos ni espada ni hambre(Y).
13 Los profetas son como el viento,
y la palabra no está en ellos(Z).
Que así se les haga a ellos.

14 Por tanto, así dice el Señor, Dios de los ejércitos:

Por cuanto han[e] hablado esta palabra,
he aquí, pongo mis palabras en tu boca por fuego
y a este pueblo por leña, y los consumirá(AA).
15 He aquí, voy a traer de lejos una nación contra vosotros(AB), oh casa de Israel —declara el Señor.
Es una nación fuerte,
es una nación antigua,
una nación cuya lengua no conoces,
y no podrás entender lo que hable(AC).
16 Su aljaba es como sepulcro abierto(AD),
todos ellos son valientes(AE).
17 Devorará tu mies y tu pan,
devorará a tus hijos y a tus hijas,
devorará tus ovejas y tus vacas(AF),
devorará tus viñas y tus higueras(AG);
a espada destruirá tus ciudades fortificadas(AH) en que confías.

18 Sin embargo, aun en aquellos días —declara el Señor— no llevaré a cabo una destrucción total de vosotros. 19 Y[f] cuando te pregunten[g]: «¿Por qué el Señor nuestro Dios nos ha hecho todo esto?». Les dirás: «Así como me dejasteis y servisteis a dioses extraños(AI) en vuestra tierra, así serviréis a extranjeros en una tierra que no es vuestra(AJ)».

20 Anunciad esto en la casa de Jacob
y proclamadlo en Judá, diciendo:
21 «Oíd ahora esto, pueblo necio e insensible[h],
que tienen ojos y no ven,
tienen oídos y no oyen(AK).
22 ¿No me teméis(AL)?» —declara el Señor.
«¿No tembláis delante de mí,
que puse la arena como frontera del mar,
límite perpetuo que no traspasará?
Aunque se agiten las olas, no prevalecerán;
aunque rujan, no pasarán sobre ella(AM).
23 Pero este pueblo tiene un corazón terco y rebelde(AN);
se han desviado y se han ido.
24 Y no dicen en su corazón:
“Temamos ahora al Señor nuestro Dios,
que da la lluvia a su tiempo(AO),
tanto la lluvia de otoño como la de primavera(AP),
y que reserva para nosotros
las semanas establecidas de la cosecha(AQ)”.
25 Vuestras iniquidades han alejado estas cosas(AR),
y vuestros pecados os han privado del bien.
26 Porque en mi pueblo se encuentran impíos
que vigilan como cazadores al acecho[i];
ponen trampa,
atrapan hombres(AS).
27 Como una jaula llena de pájaros,
así están sus casas llenas de engaño(AT);
por eso se engrandecieron y se enriquecieron.
28 Han engordado y se han puesto lustrosos(AU).
También sobrepasan en[j] obras de maldad;
no defienden la causa,
la causa del huérfano, para que prospere,
ni defienden[k] los derechos del pobre(AV).
29 ¿No he de castigar por esto?» —declara el Señor.
«De una nación como esta
¿no he de vengarme(AW)?».

30 Algo espantoso y terrible
ha sucedido en la tierra(AX):
31 los profetas profetizan falsamente(AY),
los sacerdotes gobiernan por su cuenta[l],
y a mi pueblo así le gusta(AZ).
Pero ¿qué haréis al final de esto?

Amenazas de invasión

Huid, hijos de Benjamín,
de en medio de Jerusalén(BA);
tocad trompeta en Tecoa,
y alzad señal sobre Bet-haquerem[m](BB),
porque desde el norte se asoma el mal
y una gran destrucción(BC).
A la hermosa y delicada(BD) hija de Sión(BE) destruiré.
A ella vendrán pastores(BF) con sus rebaños,
levantarán sus tiendas a su alrededor[n](BG),
y cada uno apacentará en su lugar[o].
Preparad[p] guerra contra ella(BH);
levantaos y ataquemos[q] al mediodía.
¡Ay de nosotros, porque el día declina,
porque se extienden las sombras del anochecer(BI)!
Levantaos, ataquemos[r] de noche
y destruyamos sus palacios[s](BJ).

Porque así dice el Señor de los ejércitos:

Cortad sus árboles,
y poned sitio[t](BK) contra Jerusalén.
Esta es la ciudad que ha de ser castigada(BL),
todo dentro de ella es opresión(BM).
Como un pozo mantiene frescas[u] sus aguas(BN),
así ella mantiene fresca[v] su maldad.
En ella se oyen violencia y destrucción(BO);
ante mí hay de continuo enfermedades y heridas(BP).
Sé precavida(BQ), oh Jerusalén,
no sea que mi alma se aleje de ti;
no sea que yo te convierta en desolación,
en tierra despoblada(BR).

Así dice el Señor de los ejércitos:

Buscarán(BS), rebuscarán como en una vid el remanente(BT) de Israel;
vuelve a pasar tu mano como el vendimiador
por los sarmientos.
10 ¿A quiénes hablaré y advertiré, para que oigan?
He aquí, sus oídos están cerrados[w],
y no pueden escuchar(BU).
He aquí, la palabra del Señor les es oprobio(BV);
no se deleitan en ella.
11 Pero yo estoy lleno(BW) del furor del Señor,
estoy cansado de retenerlo(BX).
Derrámalo sobre los niños en la calle,
y sobre la reunión[x] de los jóvenes(BY);
porque serán apresados tanto el marido como la mujer,
el viejo y el muy anciano[y].
12 (BZ)Y sus casas serán entregadas a otros,
juntamente con sus campos y sus mujeres(CA);
porque extenderé mi mano(CB)
contra los habitantes de esta[z] tierra —declara el Señor.
13 Porque desde el menor hasta el mayor,
todos ellos codician ganancias,
y desde el profeta hasta el sacerdote(CC),
todos practican el engaño(CD).
14 Y curan a la ligera el quebranto de mi pueblo,
diciendo: «Paz, paz»,
pero no hay paz(CE).
15 ¿Se han avergonzado de la abominación que han cometido?
Ciertamente no se han avergonzado,
ni aun han sabido ruborizarse;
por tanto caerán entre los que caigan;
en la hora que yo los castigue serán derribados(CF) —dice el Señor.

16 Así dice el Señor:

Paraos en los caminos y mirad,
y preguntad por los senderos antiguos
cuál es el buen camino, y andad por él(CG);
y hallaréis descanso para vuestras almas(CH).
Pero dijeron: «No andaremos en él
17 Y puse centinelas sobre vosotros, que dijeran:
«Escuchad el sonido de la trompeta».
Pero dijeron: «No escucharemos(CI)».
18 Por tanto, oíd, naciones,
y entiende, congregación, lo que se hará entre ellos.
19 Oye, tierra: he aquí, yo traigo una calamidad sobre este pueblo(CJ),
el fruto de sus planes[aa](CK),
porque no han escuchado mis palabras,
y han desechado mi ley(CL).
20 ¿Para qué viene a mí este incienso de Sabá(CM),
y la dulce[ab] caña(CN) de una tierra lejana?
Vuestros holocaustos no son aceptables,
y vuestros sacrificios no me agradan(CO).

21 Por tanto, así dice el Señor:

He aquí, pongo[ac] piedras de tropiezo delante de este pueblo(CP),
y tropezarán en ellas
padres e hijos a una(CQ);
el vecino y su prójimo perecerán.

22 Así dice el Señor:

He aquí, viene un pueblo de tierras del norte(CR),
y una gran nación se levantará de los confines de la tierra(CS).
23 Empuñan arco y jabalina,
crueles son, no tienen misericordia;
sus voces braman como el mar(CT),
y montan a caballo(CU)
como hombres dispuestos para la guerra
contra ti, hija(CV) de Sión.
24 Hemos oído de su fama(CW),
flaquean nuestras manos.
La angustia se ha apoderado de nosotros,
dolor como de mujer de parto(CX).
25 No salgas al campo(CY),
ni andes por el camino(CZ);
porque espada tiene el enemigo,
y hay terror por todas partes(DA).
26 Hija de mi pueblo, cíñete el cilicio(DB)
y revuélcate en ceniza(DC);
haz duelo como por hijo único,
lamento de gran amargura(DD),
porque de pronto el destructor
vendrá sobre nosotros.

27 Te he puesto como observador y como examinador entre mi pueblo(DE),
para que conozcas y examines su conducta.
28 Todos ellos son rebeldes obstinados
que andan calumniando(DF).
Son hierro y bronce(DG);
todos ellos están corrompidos[ad].
29 El fuelle sopla con furor,
el plomo es consumido por el fuego;
en vano se sigue refinando,
pues los malvados no son separados[ae](DH).
30 Los llaman plata de deshecho(DI),
porque el Señor los ha desechado(DJ).

La adoración verdadera

Palabra que vino a Jeremías de parte del Señor, diciendo: Párate a la puerta de la casa del Señor y proclama allí esta palabra, y di: «Oíd la palabra del Señor, todos los de Judá, los que entráis por estas puertas para adorar al Señor(DK)». Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Enmendad vuestros caminos y vuestras obras(DL), y os haré morar en este lugar. No confiéis en palabras engañosas(DM), diciendo: «Este es[af] el templo del Señor, el templo del Señor, el templo del Señor». Porque si en verdad enmendáis vuestros caminos y vuestras obras(DN), si en verdad hacéis justicia entre el hombre y su prójimo(DO), y no oprimís al extranjero, al huérfano y a la viuda(DP), ni derramáis sangre inocente en este lugar(DQ), ni andáis en pos de otros dioses para vuestra propia ruina(DR), entonces os haré morar en este lugar(DS), en la tierra que di a vuestros padres para siempre(DT).

He aquí, vosotros confiáis en palabras engañosas(DU) que no aprovechan, para robar, matar, cometer adulterio, jurar falsamente, ofrecer sacrificios[ag] a Baal(DV) y andar en pos de otros dioses que no habíais conocido(DW). 10 ¿Vendréis luego y os pondréis delante de mí(DX) en esta casa, que es llamada por mi nombre, y diréis: «Ya estamos salvos»; para luego seguir haciendo todas estas abominaciones(DY)? 11 ¿Se ha convertido esta casa(DZ), que es llamada por mi nombre, en cueva de ladrones delante de vuestros ojos(EA)? He aquí, yo mismo lo he visto(EB) —declara el Señor.

12 Ahora pues, id a mi lugar en Silo(EC), donde al principio hice morar mi nombre(ED), y ved lo que hice con él a causa de la maldad de mi pueblo Israel(EE). 13 Y ahora, por cuanto habéis hecho todas estas obras —declara el Señor— y a pesar de que os hablé desde temprano y hablando sin cesar(EF), no oísteis; os llamé, pero no respondisteis(EG), 14 haré con la casa que es llamada por mi nombre(EH), en la cual confiáis(EI), y al lugar que di a vosotros y a vuestros padres, como hice con Silo(EJ). 15 Y os echaré de mi presencia(EK), como eché a todos vuestros hermanos, a toda la descendencia[ah] de Efraín(EL).

Abominación y castigo

16 En cuanto a ti, no ruegues por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración, ni intercedas ante mí, porque no te oiré(EM). 17 ¿No ves lo que ellos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? 18 Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, las mujeres preparan[ai] la masa para hacer tortas a la reina del cielo, y derraman[aj] libaciones a otros dioses(EN) para ofenderme(EO). 19 ¿Me ofenden a mí(EP)? —declara el Señor— ¿No es a sí mismos que se ofenden para su propia vergüenza[ak](EQ)? 20 Por tanto, así dice el Señor Dios[al]: He aquí, mi ira y mi furor serán derramados sobre este lugar(ER), sobre los hombres y sobre los animales, sobre los árboles del campo y sobre el fruto de la tierra; arderá(ES) y no se apagará.

21 Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Añadid vuestros holocaustos a vuestros sacrificios(ET) y comed la carne(EU). 22 Porque yo no hablé a vuestros padres, ni les ordené nada en cuanto a los holocaustos y sacrificios(EV), el día que los saqué de la tierra de Egipto. 23 Sino que esto es lo[am] que les mandé, diciendo: «Escuchad mi voz(EW) y yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo(EX), y andaréis en todo camino que yo os envíe para que os vaya bien(EY)». 24 Mas ellos no escucharon ni inclinaron su oído, sino que anduvieron en sus propias deliberaciones y en la terquedad de su malvado corazón(EZ), y fueron[an] hacia atrás(FA) y no hacia adelante. 25 Desde el día que vuestros padres salieron de la tierra de Egipto hasta hoy, os he enviado a todos mis siervos los profetas, madrugando cada día y enviándolos(FB). 26 Pero no me escucharon ni inclinaron su oído, sino que endurecieron su cerviz(FC) e hicieron peor que sus padres(FD).

27 Les dirás, pues, todas estas palabras(FE), mas no te escucharán; los llamarás, y no te responderán(FF). 28 Entonces les dirás: «Esta es la nación que no escuchó la voz del Señor su Dios(FG), ni aceptó corrección; ha perecido la verdad[ao](FH), ha sido cortada de su boca.

29 Córtate el cabello[ap](FI) y tíralo,
y entona una endecha en las alturas(FJ) desoladas;
porque el Señor ha desechado(FK) y abandonado
a la generación objeto de su furor».

30 Porque los hijos de Judá han hecho lo que es malo ante mis ojos —declara el Señor—, han puesto sus abominaciones en la casa que es llamada por mi nombre, profanándola(FL). 31 Y han edificado los lugares altos de Tofet, que está en el valle de Ben-hinom(FM), para quemar a sus hijos y a sus hijas en el fuego(FN), lo cual yo no mandé(FO), ni me pasó por la mente[aq]. 32 Por tanto, he aquí vienen días —declara el Señor— cuando no se dirá más Tofet, ni valle de Ben-hinom, sino el valle de la Matanza(FP); porque enterrarán en Tofet(FQ) por no haber otro[ar] lugar. 33 Y los cadáveres de este pueblo servirán de comida para las aves del cielo y para las bestias de la tierra, sin que nadie las espante(FR). 34 Entonces haré cesar de las ciudades de Judá y de las calles de Jerusalén la voz de gozo y la voz de alegría, la voz del novio y la voz de la novia(FS); porque la tierra quedará desolada(FT).

En aquel tiempo —declara el Señor— sacarán de sus tumbas los huesos de los reyes de Judá, los huesos de sus príncipes, los huesos de los sacerdotes, los huesos de los profetas y los huesos de los habitantes de Jerusalén(FU); y los esparcirán al sol, a la luna y a todo el ejército del cielo(FV), a quienes amaron y[as] sirvieron, y a quienes siguieron, a quienes buscaron y[at] adoraron. No serán recogidos ni enterrados(FW); serán como estiércol sobre la faz de la tierra(FX). Y escogerá la muerte en lugar de la vida(FY) todo el remanente que quede de este linaje malvado, los que queden en todos los lugares adonde los he arrojado(FZ) —declara el Señor de los ejércitos. Y les dirás: «Así dice el Señor:

“Los que caen ¿no se levantan(GA)?
Él que se desvía ¿no se arrepiente[au]?
¿Por qué entonces este pueblo, Jerusalén,
se ha desviado en continua apostasía(GB)?
Se aferran al engaño(GC),
rehúsan volver(GD).
He escuchado y oído,
han hablado(GE) lo que no es recto;
ninguno se arrepiente de su maldad(GF),
diciendo: ‘¿Qué he hecho?’.
Cada cual vuelve a su carrera,
como caballo que arremete en la batalla(GG).
Aun la cigüeña en el cielo
conoce sus estaciones(GH),
y la tórtola(GI), la golondrina y la grulla
guardan la época de sus migraciones[av];
pero mi pueblo no conoce
la ordenanza del Señor(GJ).

”¿Cómo decís: ‘Somos sabios(GK),
y la ley del Señor está con nosotros’?,
cuando he aquí, la ha cambiado en mentira
la pluma mentirosa de los escribas.
Los sabios son avergonzados(GL),
están abatidos y atrapados;
he aquí, ellos han desechado la palabra del Señor(GM),
¿y qué clase de sabiduría tienen?
10 (GN)Por tanto, daré sus mujeres a otros,
y sus campos a nuevos dueños[aw](GO);
porque desde el menor hasta el mayor
todos ellos codician ganancias;
desde el profeta hasta el sacerdote
todos practican el engaño(GP).
11 Y curan a la ligera el quebranto de la hija de mi pueblo,
diciendo: ‘Paz, paz’,
pero no hay paz(GQ).
12 ¿Se han avergonzado de la abominación que han cometido?
Ciertamente no se han avergonzado,
tampoco han sabido ruborizarse(GR);
por tanto caerán(GS) entre los que caigan,
en la hora de su castigo serán derribados(GT)” —dice el Señor.

13 “Ciertamente los destruiré[ax](GU)” —declara el Señor—;
“no habrá uvas en la vid(GV),
ni higos en la higuera(GW),
y la hoja se marchitará;
lo que les he dado, pasará de ellos”».
14 ¿Por qué estamos aún sentados?
Congregaos(GX), y entremos en las ciudades fortificadas(GY),
y perezcamos[ay] allí,
pues el Señor nuestro Dios nos hace perecer[az]
y nos ha dado a beber agua envenenada(GZ),
porque hemos pecado contra el Señor(HA).
15 Esperábamos[ba] paz, y no hubo bien alguno(HB);
tiempo de curación, y he aquí, terror.
16 Desde Dan(HC) se oye el resoplido de sus caballos;
al sonido de los relinchos de sus corceles[bb](HD),
tiembla toda la tierra;
vienen y devoran la tierra y cuanto hay en ella,
la ciudad y los que en ella habitan(HE).
17 Porque he aquí, yo envío contra vosotros(HF) serpientes,
áspides contra los cuales no hay encantamiento(HG),
y os morderán —declara el Señor.

Lamento sobre Sión

18 Mi tristeza no tiene remedio[bc](HH),
mi corazón desfallece en mí(HI).
19 He aquí la voz del clamor de la hija de mi pueblo desde una tierra lejana(HJ):
¿No está el Señor en Sión? ¿No está su rey en ella?
¿Por qué me han provocado con sus imágenes talladas(HK), con ídolos(HL) extranjeros[bd]?
20 Pasó la siega, terminó el verano,
y nosotros no hemos sido salvados.
21 Por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo estoy quebrantado(HM);
ando enlutado(HN), el espanto se ha apoderado de mí.
22 ¿No hay bálsamo en Galaad(HO)?
¿No hay allí médico?
¿Por qué, pues, no se ha restablecido[be] la salud[bf] de la hija de mi pueblo(HP)?

Footnotes

  1. Jeremías 5:1 Lit., fidelidad
  2. Jeremías 5:3 Lit., fidelidad
  3. Jeremías 5:3 O, peñasco
  4. Jeremías 5:9 Lit., por estas cosas
  5. Jeremías 5:14 Lit., habéis
  6. Jeremías 5:19 Lit., Y sucederá que
  7. Jeremías 5:19 O, preguntéis
  8. Jeremías 5:21 Lit., sin corazón
  9. Jeremías 5:26 O, agachados
  10. Jeremías 5:28 O, no toman en cuenta las
  11. Jeremías 5:28 Lit., juzgan
  12. Jeremías 5:31 Lit., por sus manos
  13. Jeremías 6:1 I.e., casa de la viña
  14. Jeremías 6:3 Lit., contra ella en derredor
  15. Jeremías 6:3 Lit., mano
  16. Jeremías 6:4 Lit., Santificad
  17. Jeremías 6:4 Lit., subamos
  18. Jeremías 6:5 Lit., subamos
  19. Jeremías 6:5 O, fortalezas
  20. Jeremías 6:6 O, levantad terraplén
  21. Jeremías 6:7 Lit., fría
  22. Jeremías 6:7 Lit., fría
  23. Jeremías 6:10 Lit., incircuncisos
  24. Jeremías 6:11 Lit., el concilio reunido
  25. Jeremías 6:11 Lit., con plenitud de días
  26. Jeremías 6:12 Lit., la
  27. Jeremías 6:19 O, maquinaciones
  28. Jeremías 6:20 Lit., buena
  29. Jeremías 6:21 Lit., doy
  30. Jeremías 6:28 O, son corruptos
  31. Jeremías 6:29 O, sacados
  32. Jeremías 7:4 Lit., Ellos son
  33. Jeremías 7:9 O, quemar incienso
  34. Jeremías 7:15 Lit., simiente
  35. Jeremías 7:18 Lit., amasan
  36. Jeremías 7:18 Lit., derramar
  37. Jeremías 7:19 Lit., para vergüenza de sus rostros
  38. Jeremías 7:20 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor
  39. Jeremías 7:23 Lit., esta es la palabra
  40. Jeremías 7:24 Lit., estaban
  41. Jeremías 7:28 Lit., fidelidad
  42. Jeremías 7:29 Lit., tu coronilla
  43. Jeremías 7:31 Lit., ni subió en mi corazón
  44. Jeremías 7:32 O, hasta que no quede
  45. Jeremías 8:2 Lit., y a quienes
  46. Jeremías 8:2 Lit., y a quienes
  47. Jeremías 8:4 Lit., no vuelve
  48. Jeremías 8:7 Lit., su venida
  49. Jeremías 8:10 Lit., a los poseedores
  50. Jeremías 8:13 Lit., recogeré
  51. Jeremías 8:14 Lit., y seamos silenciados
  52. Jeremías 8:14 Lit., silenciar
  53. Jeremías 8:15 Lit., Se esperaba
  54. Jeremías 8:16 Lit., fuertes
  55. Jeremías 8:18 Así dicen algunas versiones antiguas
  56. Jeremías 8:19 Lit., vanidades extranjeras
  57. Jeremías 8:22 Lit., subido
  58. Jeremías 8:22 O, curación

Impiedad de Jerusalén y de Judá

Recorran ahora las calles de Jerusalén, y miren e infórmense. Busquen en sus plazas, a ver si encuentran alguien, uno solo, que haga justicia y que busque verdad. Entonces yo la perdonaré. Aun cuando digan: «Vive el Señor», sus juramentos son falsos.

¡Ah, Señor! ¿Acaso tus ojos no se fijan en la verdad? Los castigaste, pero no les dolió; acabaste con ellos, pero no quisieron ser corregidos; endurecieron su semblante más que la roca, ¡y no quisieron volverse a ti!

Yo pensaba: «A decir verdad, éstos son unos pobres locos, que no conocen el camino del Señor ni la justicia de su Dios. Voy a ir a hablar con la gente importante, porque ellos sí conocen el camino del Señor y la justicia de su Dios.» ¡Pero ellos también rompieron el yugo y reventaron las coyundas!

Por lo tanto, el león de la selva los matará; el lobo del desierto los destruirá; el leopardo acechará sus ciudades, y cualquiera que salga de ellas será arrebatado. Porque sus pecados se han multiplicado, y su falta de lealtad se ha agravado.

«¿Cómo voy a perdonarte por esto? Tus hijos me abandonaron, y juraron por dioses que no son dioses. Yo les di abundancia, pero ellos me fueron infieles, y en grupo se pasaban el tiempo en casa de prostitutas. Como caballos sementales, relinchaban de deseos por la mujer de su prójimo. ¿Acaso no tenía yo que castigar esto? ¿Acaso no tenía yo que vengarme de una nación así?»

—Palabra del Señor.

10 «¡Entren a sus viñedos y destrúyanlos, pero no del todo! ¡Destrocen las ramas de sus viñas, porque no son mías! 11 ¡Con gran desfachatez se rebelaron contra mí la casa de Israel y la casa de Judá!»

—Palabra del Señor.

12 Ellos negaron al Señor, y dijeron:

«Él no es Dios. ¡No va a pasarnos nada! ¡Nada sabremos de guerras ni de hambre! 13 Los profetas son como el viento; no hay en ellos palabra, y les va a suceder lo que ellos anuncian.»

14 Por lo tanto, así ha dicho el Señor, el Dios de los ejércitos:

«Puesto que ellos han hablado así, yo pondré mis palabras en tu boca; y ellas serán el fuego, y este pueblo será la leña, y el fuego los consumirá. 15 Casa de Israel, yo voy a hacer que venga contra ustedes un pueblo cuya lengua no conocen, así que no entenderán lo que diga. Es un pueblo ancestral y distante, de gente robusta.

—Palabra del Señor.

16 »Todos ellos son probados guerreros, y su aljaba es como un sepulcro abierto. 17 Acabarán con todo lo que es tuyo: con tu trigo y tu pan, con tus ovejas y tus vacas, con tus viñas y tus higueras, y hasta con tus hijos y tus hijas. ¡A punta de espada reducirá a la nada las ciudades fortificadas en que tú confías! 18 Sin embargo, cuando llegue ese día no los destruiré por completo.

—Palabra del Señor.

19 »Y cuando ellos digan: “¿Por qué el Señor nuestro Dios nos hizo todo esto?”, entonces les dirás de mi parte: “Así como ustedes me dejaron a mí, para servir a dioses ajenos en su propia tierra, así también servirán a gente extraña en tierra ajena.”

20 »Anuncien esto en la casa de Jacob; dejen que esto se oiga en Judá, y digan: 21 “Ahora escucha esto, pueblo necio y sin corazón, que tiene ojos y no ve, que tiene oídos y no oye:(A) 22 ¿No van a tener temor de mí? ¿No van a temblar en mi presencia? ¿Ante mí, que con arena le puse límites al mar? Ésta es una ley permanente, que no se puede quebrantar. Aunque se levanten tempestades, no podrán rebasar esos límites; aunque bramen las olas, no pasarán de allí.”(B)

—Palabra del Señor.

23 »Pero éste es un pueblo que tiene un corazón falso y rebelde. Se apartaron y se fueron. 24 Jamás se pusieron a pensar: “Mostremos ya temor del Señor, nuestro Dios, que a su tiempo nos da la lluvia temprana y la tardía, y que nos respeta los tiempos establecidos para la siega.” 25 ¡Con sus iniquidades han impedido todo esto! ¡Con sus pecados han apartado de ustedes el bien! 26 Entre mi pueblo se ha encontrado gente impía, que a semejanza de los que ponen trampas para los pájaros, se ponen al acecho para atrapar a sus semejantes. 27 Sus casas parecen jaulas llenas de pájaros, pero están llenas de engaño. ¡Fue así como se hicieron grandes y ricos! 28 ¡Tanto engordaron que hasta la piel les brilla! ¡Rebasaron la maldad de los malvados! ¡No le hicieron justicia a los huérfanos ni a los pobres! Y, a pesar de todo, prosperaron. 29 ¿Y yo no habré de castigar esto? ¿Y no habré de vengarme de gente así?

—Palabra del Señor.

30 »Algo feo y espantoso ha ocurrido en la tierra: 31 Los profetas anuncian mentiras, y los sacerdotes dirigen por su propia autoridad. ¡Pero mi pueblo así lo ha querido! ¿Y qué van a hacer cuando les llegue el fin?

El juicio contra Jerusalén y Judá

»Ustedes, descendientes de Benjamín, ¡escapen de Jerusalén, y toquen la trompeta en Tecoa! ¡Hagan señales de humo sobre Bet Haqueren! ¡Viene del norte gran calamidad y destrucción! Voy a destruir a la bella y delicada hija de Sión. Como pastores con sus rebaños, vienen a atacarla generales con sus ejércitos; y plantarán tiendas de campaña a su alrededor, y cada uno escogerá su lugar de reposo. Y dirán: “¡Vamos a atacarla! ¡Vamos a asaltarla a plena luz del día!” Pero al ver que la tarde va cayendo, y que se extienden ya las sombras de la noche, dirán: “¡Ay de nosotros! Será mejor que la asaltemos por la noche, y que destruyamos sus palacios.”»

Porque así ha dicho el Señor de los ejércitos:

«¡Corten árboles, y levanten un terraplén contra Jerusalén! Ésta ciudad tiene que ser castigada, porque toda ella está llena de violencia. Así como de una fuente nunca deja de manar el agua, así también, de ella nunca deja de manar su maldad. En ella se habla de robos e injusticias; y siempre hay en mi presencia enfermedad y heridas. ¡Corrígete, Jerusalén! De lo contrario, me apartaré de ti y te convertiré en desierto, en tierra deshabitada.»

Así ha dicho el Señor de los ejércitos:

«Andarán buscando al resto de Israel, del mismo modo que en la vid vuelve el vendimiador a rebuscar entre los sarmientos.

10 »¿A quién hablaré, para que oigan? ¿A quién le llamaré la atención? ¡No pueden escuchar porque tienen tapados los oídos! Ellos no aman la palabra del Señor. ¡Les resulta vergonzosa! 11 Por tanto, la ira del Señor se me escapa; ya estoy cansado de contenerme. Voy a derramarla sobre los niños en la calle, lo mismo que sobre las reuniones de jóvenes, porque serán hechos cautivos el marido y la mujer, el viejo y el anciano. 12 Voy a extender mi mano contra los habitantes de la tierra; y sus casas, sus propiedades, y hasta sus mujeres, pasarán a otras manos.

—Palabra del Señor.

13 »Y es que todos ellos son mentirosos y avaros. Todos, desde el más chico hasta el más grande, desde el profeta hasta el sacerdote. 14 Se les hace fácil sanar la herida de mi pueblo con sólo decir “¡Paz, paz!” ¡Pero no hay paz!(C) 15 ¿Acaso se han avergonzado de sus actos repugnantes? ¡Claro que no! ¡Ni siquiera saben lo que es tener vergüenza! Por eso, cuando yo los castigue, caerán muertos entre los muertos.»(D)

—Palabra del Señor.

16 Así ha dicho el Señor:

«Deténganse en los caminos y pregunten por los senderos de otros tiempos; miren bien cuál es el buen camino, y vayan por él. Así hallarán ustedes el descanso necesario.(E) Pero ustedes dijeron: “No iremos por allí.” 17 También les puse vigilantes que les advirtieran: “Presten atención al sonido de la trompeta.” Pero ustedes dijeron: “No vamos a prestar atención.” 18 Por lo tanto, naciones, ¡escuchen! Y ustedes, mi pueblo, ¡entiendan lo que va a suceder! 19 ¡Óyeme bien, tierra! Voy a traer sobre este pueblo un mal, que es producto de sus pensamientos, pues no quisieron obedecer mis palabras y aborrecieron mi enseñanza. 20 ¿Para qué me traen de Sabá este incienso, y de lejanas tierras esta fina caña aromática? No encuentro aceptables sus holocaustos, ni me agradan sus sacrificios.»

21 Por lo tanto, así ha dicho el Señor:

«Yo voy a ponerle tropiezos a este pueblo, que harán caer a los padres y a los hijos por igual, y donde el vecino y su compañero perecerán.»

22 Así ha dicho el Señor:

«¡Miren! Del norte viene ya un pueblo de la tierra. Desde los extremos de la tierra se levanta una gran nación. 23 Empuñan el arco y la jabalina. Son crueles, y no saben lo que es la compasión. Sus voces son como los bramidos del mar, y a galope tendido vienen contra ti, hija de Sión, dispuestos ya para el combate.»

24 Al enterarnos de su fama, se nos descoyuntaron las manos; la angustia y el dolor se apoderaron de nosotros, como se apoderan de una parturienta. 25 ¡No salgas al campo! ¡No transites por ningún camino, porque el enemigo está blandiendo la espada! ¡Hay terror por todas partes! 26 Hija de mi pueblo, ¡cúbrete de cilicio y revuélcate en ceniza! ¡Vístete de luto, como si hubiera muerto tu único hijo! ¡Llora amargamente, porque ya viene contra nosotros el destructor!

27 «Yo te he puesto entre mi pueblo para que los pongas a prueba, como si fueran metales. Así que entérate de cómo se conducen, y ponlos a prueba, 28 porque todos ellos son rebeldes, porfiados y chismosos. Y además, corruptores. ¡Son inflexibles como el bronce y como el hierro! 29 Cuando el fuelle arde, el plomo se derrite por el fuego; pero de nada sirve que el fundidor funda el metal si no se desprende la escoria. 30 Pero a ellos se les llamará “plata desechada”, porque yo, el Señor, los he desechado.»

El culto verdadero

La palabra del Señor vino a Jeremías, y le dijo:

«Ponte a la entrada de la casa del Señor, y proclama allí esta palabra. Di esto: “Ustedes, los de Judá, que entran por estas puertas para adorar al Señor, escuchen su palabra.”»

Así ha dicho el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel:

«Mejoren sus caminos y sus obras, y yo los haré habitar en este lugar. No se fíen de palabras mentirosas, que dicen: “Templo del Señor, templo del Señor. ¡Éste es el templo del Señor!” Al contrario, si ustedes mejoran su conducta y sus acciones, y si imparten verdadera justicia entre ustedes y sus semejantes, y si no oprimen al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda, ni derraman sangre inocente en este lugar, ni se van tras dioses ajenos, para su propio mal, yo los haré habitar en este lugar, en la tierra que les di a sus padres para siempre.

»Lo que veo es que ustedes confían en palabras mentirosas, que para nada les sirven. Hurtan, matan, adulteran, juran falsamente, le queman incienso a Baal, y siguen a dioses extraños que nunca antes conocieron. 10 ¿Acaso van a venir a pararse delante de mí en esta casa, donde se invoca mi nombre, para decir que están en libertad de seguir haciendo todas estas cosas repugnantes? 11 ¿Acaso esta casa, donde se invoca mi nombre, es para ustedes una cueva de ladrones?(F) Tomen en cuenta que yo también veo esto.

—Palabra del Señor.

12 »Vayan a mi santuario en Silo, donde al principio establecí la residencia de mi nombre, y vean lo que hice con él por causa de la maldad de mi pueblo Israel. 13 Y ahora, como ustedes han cometido todas estas acciones, y como yo los llamé y ustedes no me respondieron, aun cuando una y otra vez les hablé,

—Palabra del Señor.

14 »Con esta casa donde se invoca mi nombre, y en la que ustedes confían, y con este lugar que les di a ustedes y a sus padres, haré lo mismo que hice con Silo.(G) 15 Voy a arrojarlos lejos de mi presencia, como antes arrojé a todos sus hermanos, a toda la generación de Efraín.

16 »Y tú, no ores por este pueblo. No eleves por ellos ningún clamor ni oración. No me ruegues por ellos, porque no voy a hacerte caso. 17 ¿Acaso no ves lo que éstos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? 18 Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres hacen la masa, para ofrecerle tortas a la reina del cielo; para presentar ofrendas a dioses ajenos; ¡para provocar mi enojo! 19 ¿Pero en realidad provocarán mi enojo? ¿No es más bien para ellos mismos la vergüenza?»

—Palabra del Señor.

20 Por lo tanto, así ha dicho Dios, el Señor:

«Ahora voy a derramar mi enojo y mi furor sobre este lugar. Se encenderán sobre los hombres y los animales, sobre los árboles del campo y los frutos de la tierra, y no se apagarán.»

Castigo de la rebelión de Judá

21 Así ha dicho el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel:

«Añadan sus holocaustos a sus sacrificios, y cómanse la carne. 22 Porque el día que los saqué de la tierra de Egipto, yo no hablé de esto con sus padres, ni les di ninguna orden en cuanto a holocaustos y sacrificios. 23 Al contrario, esto fue lo que les ordené: “Escuchen mi voz, y yo seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo. Vayan siempre por el camino que yo les mande seguir, para que les vaya bien.”

24 »Pero ellos no me hicieron caso ni me prestaron atención, sino que por la terquedad de su malvado corazón siguieron sus propios consejos, y en vez de avanzar, retrocedieron. 25 Esto ha sido así desde que sus padres salieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Yo, desde muy temprano y sin falta, les envié a todos mis siervos, los profetas, 26 pero ellos no me hicieron caso ni me prestaron atención, sino que se encapricharon y fueron peores que sus padres.

27 »Tú les dirás todas estas palabras, pero no te oirán; los llamarás, pero no te responderán. 28 Por lo tanto, les dirás: “Ésta es la nación que no escuchó la voz del Señor su Dios, ni admitió corrección; por eso la verdad fue extirpada de la boca de ellos, y ya no existe.”»

29 ¡Córtate el cabello, y deshazte de él! ¡Da rienda suelta a tu llanto en la cima de los montes! ¡El Señor aborrece a la generación que ha provocado su enojo, y la ha abandonado!

30 «¡Ante mis propios ojos, los hijos de Judá han hecho lo malo! ¡Han profanado la casa misma donde se invoca mi nombre, al exponer allí sus actos repugnantes!

—Palabra del Señor.

31 »Han edificado altares en los montes de Tofet, en el valle de Ben Jinón,(H) para lanzar al fuego a sus hijos y a sus hijas,(I) que es algo que nunca les pedí que hicieran, y que ni siquiera pensé pedirles. 32 Por eso vienen días en que ese lugar ya no se llamará Tofet, ni valle de Ben Jinón, sino Valle de la Matanza. Y los muertos se enterrarán en Tofet, por no haber otro lugar.

—Palabra del Señor.

33 »Los cadáveres de esta gente serán la comida de las aves del cielo y de las bestias del campo, y no habrá quien las espante. 34 En las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén pondré fin a las voces de gozo y alegría, y a la voz del esposo y de la esposa,(J) porque la tierra quedará en ruinas.

»Cuando llegue el momento, se sacarán de sus sepulcros los huesos de los reyes de Judá y de sus príncipes, los huesos de los sacerdotes y de los profetas, y los huesos de los habitantes de Jerusalén.

—Palabra del Señor.

»Puesto que ellos amaron y sirvieron al sol, a la luna y a todo el ejército del cielo, y se postraron delante de ellos y los siguieron y consultaron, sus huesos no serán recogidos ni enterrados, sino que serán lanzados a esos astros, y se quedarán tirados como estiércol sobre la faz de la tierra. A dondequiera que yo arroje a los pocos sobrevivientes de esta mala generación, éstos preferirán morir antes que seguir viviendo.

—Palabra del Señor de los ejércitos.

»También les dirás: “Así ha dicho el Señor: ¿Acaso el que cae no se levanta? ¿Y acaso el que se desvía no vuelve al camino? ¿Por qué, entonces, este pueblo de Jerusalén es rebelde todo el tiempo? Se aferran al engaño, y no quieren volverse a mí. Les he prestado atención, y he escuchado lo que dicen. No hablan con rectitud, y no hay nadie que se arrepienta de su maldad. Nadie se pregunta: ‘¿Pero qué he hecho?’ Son como caballos desbocados en medio de una batalla: cada uno corre como mejor le conviene. Hasta la cigüeña en el cielo sabe cuándo ha llegado su tiempo. La tórtola, la grulla y la golondrina respetan los tiempos de su llegada. ¡En cambio, mi pueblo no conoce la justicia de su Señor!”

»¿Cómo pueden decir que son sabios, y que la ley del Señor está con ellos? Lo cierto es que la pluma mentirosa de los escribas la ha convertido en mentira. Los sabios se avergüenzan, se espantan y quedan consternados. Es un hecho que aborrecen la palabra del Señor. Entonces, ¿de qué sabiduría hablan? 10 Por lo tanto, voy a entregar a otros sus mujeres, y sus campos a quienes los conquisten; porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande, sólo siguen sus propios intereses; todos, desde el profeta hasta el sacerdote, sólo saben engañar. 11 Se les hace fácil sanar la herida de la hija mi pueblo, con sólo decir “¡Paz, paz!” ¡Pero no hay paz!(K) 12 ¿Acaso se avergüenzan de los hechos repugnantes que cometen? ¡No les causa la más mínima vergüenza! ¡No saben lo que es tener vergüenza! Por eso les advierto que, cuando los castigue, morirán entre los que van a morir.(L) 13 Voy a arrancarlos por completo. No quedarán uvas en la vid, ni higos en la higuera. Todas las hojas se caerán. ¡Voy a quitarles lo que les había dado!»

—Palabra del Señor.

14 ¿Qué hacemos aquí, sentados? ¡Vamos a juntarnos, y entremos en las ciudades fortificadas para morir allí! El Señor nuestro Dios nos ha condenado a morir; nos ha dado a beber aguas amargas, porque pecamos contra él. 15 Esperábamos vivir en paz, y no llegó el bien; esperábamos el momento de sanar, y sólo vemos confusión. 16 Desde Dan se oye cómo resoplan los caballos. Tiembla la tierra al escucharse los relinchos de los corceles. Llegaron y acabaron con la tierra y su abundancia, con la ciudad y sus habitantes.

17 «Es que yo estoy lanzando contra ustedes serpientes y áspides, para que los muerdan. Contra ellas, no hay encantamiento que sirva.»

—Palabra del Señor.

Lamento sobre Judá y Jerusalén

18 Es tan grande el dolor que siento, que mi corazón desfallece. 19 Escuchen el clamor de la hija de mi pueblo, que viene de lejanas tierras, y pregunta:

«¿Acaso ya no está el Señor en Sión? ¿Acaso ya no está en ella su Rey?»

Y el Señor contesta:

«¿Por qué me hicieron enojar con sus imágenes talladas y con falsos dioses ajenos?»

20 Ya ha terminado la cosecha; ya pasó el verano. ¡Y nosotros no hemos sido salvados! 21 La ruina de la hija de mi pueblo me tiene destrozado. Me siento apesadumbrado, ¡sobrecogido de terror! 22 ¿Acaso ya no hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí ningún médico? Si lo hay, ¿por qué no hay medicina para la hija de mi pueblo?