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Yo creía que sólo la gente común
se comportaba tontamente,
y no entendía tus órdenes
ni lo que tú quieres que hagan.
Entonces decidí hablar con sus jefes,
pues creí que ellos sí entenderían.
Pero también ellos te desobedecieron
y no quisieron hacerte caso.
Esta gente ha pecado muchas veces,
y muchas otras te ha traicionado.
Sus enemigos están ahora escondidos
cerca de las ciudades de Judá
y están a punto de atacar.
Vendrán como leones feroces,
como leopardos o lobos del desierto,
¡los atacarán y los harán pedazos!
Todo el que salga de la ciudad
será despedazado».

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