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Lloran al subir la cuesta de Luhit;
    y por la bajada de Joronayin
se oyen gritos de dolor
    debido a la destrucción.
¡Huyan! ¡Sálvese quien pueda!
    Sean como los arbustos del desierto.

»Por confiar en tus obras y en tus riquezas,
    tú también serás capturada.
Así que tu dios Quemós saldrá al exilio,
    junto con sus sacerdotes y altos funcionarios.

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