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Moab ha sido destruida,
    y se oyen los gritos de sus pequeños.
Lloran al subir la cuesta de Luhit;
    y por la bajada de Joronayin
se oyen gritos de dolor
    debido a la destrucción.
¡Huyan! ¡Sálvese quien pueda!
    Sean como los arbustos del desierto.

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