Jeremías 44
Nueva Biblia de las Américas
Profecía de Jeremías a los judíos en Egipto
44 La palabra que vino a Jeremías para todos los judíos que moraban en la tierra de Egipto, los que moraban en Migdol, en Tafnes(A), en Menfis[a](B) y en la tierra de Patros(C): 2 «Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: “Ustedes han visto toda la calamidad que he traído sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá, y que hoy están en ruinas y que en ellas no hay morador(D) alguno, 3 a causa de la maldad que ellos cometieron(E) para provocarme a ira(F), quemando constantemente sacrificios[b] y sirviendo a otros dioses que no habían conocido, ni ellos, ni ustedes, ni sus padres(G). 4 Con todo, les envié a todos Mis siervos los profetas repetidas veces[c](H), diciéndoles: ‘No hagan ahora esta cosa abominable que Yo aborrezco(I)’. 5 Pero no escucharon ni prestaron atención para apartarse de su maldad, para dejar de quemar sacrificios a otros dioses(J). 6 Por tanto, se derramó Mi ira y Mi furor y ardió en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén(K), que fueron convertidas en ruinas y en desolación(L), como lo están hoy.
7 ”Ahora pues, así dice el Señor Dios de los ejércitos, el Dios de Israel: ‘¿Por qué ustedes se hacen un daño tan grande a sí mismos(M) cortando de entre ustedes a hombre y mujer, niño(N) y lactante de en medio de Judá, sin que les quede remanente, 8 provocándome a ira con la obra de sus manos, quemando sacrificios a otros dioses(O) en la tierra de Egipto(P), adonde han entrado a residir, de modo que sean exterminados y vengan a ser maldición y oprobio entre todas las naciones de la tierra(Q)? 9 ¿Han olvidado las maldades de sus padres, las maldades de los reyes de Judá y las maldades de sus mujeres, las propias maldades de ustedes y las maldades de sus mujeres, que cometieron en la tierra de Judá y en las calles de Jerusalén(R)? 10 Pero hasta hoy no se han humillado[d](S), ni han temido, ni han andado en Mi ley ni en Mis estatutos que puse delante de ustedes(T) y delante de sus padres’”.
11 »Por tanto, así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: “Yo volveré el rostro contra ustedes para mal(U), y para destruir a todo Judá. 12 Quitaré el remanente de Judá que ha decidido[e] entrar en la tierra de Egipto para residir allí, y serán acabados en la tierra de Egipto; caerán a espada, por el hambre serán acabados(V). Tanto el pequeño como el grande morirán a espada y de hambre(W). Serán motivo de maldición, de horror, de imprecación y de oprobio(X). 13 Castigaré a los que moran en la tierra de Egipto, como he castigado a Jerusalén, con espada, con hambre(Y) y con pestilencia. 14 Así que no quedará quien escape ni quien sobreviva del remanente de Judá que ha entrado en la tierra de Egipto(Z) para residir allí, para luego volver a la tierra de Judá a la cual anhelan volver[f] a fin de morar allí(AA), porque ninguno volverá(AB), excepto unos pocos fugitivos”».
15 Entonces todos los hombres que sabían que sus mujeres quemaban sacrificios a otros dioses, junto con todas las mujeres que estaban presentes, una gran multitud, y todo el pueblo(AC) que moraba en la tierra de Egipto, en Patros, respondieron a Jeremías: 16 «En cuanto al mensaje[g](AD) que nos has hablado en el nombre del Señor, no vamos a escucharte(AE), 17 sino que ciertamente cumpliremos toda palabra que ha salido de nuestra boca(AF), y quemaremos[h] sacrificios a la reina del cielo(AG), derramándole libaciones, como hacíamos nosotros, nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén(AH). Entonces teníamos bastante alimento[i](AI), prosperábamos y no veíamos mal alguno. 18 Pero desde que dejamos de quemar sacrificios a la reina del cielo y de derramarle libaciones, carecemos de todo(AJ), y por la espada y por el hambre hemos sido acabados». 19 Y las mujeres dijeron: «Cuando nosotras quemábamos sacrificios a la reina del cielo(AK) y le derramábamos libaciones, ¿acaso no sabían nuestros maridos(AL) que le hacíamos tortas con su imagen[j] y le derramábamos libaciones?».
20 Entonces Jeremías habló a todo el pueblo, a hombres y a mujeres, a todo el pueblo que así le respondía: 21 «En cuanto a los sacrificios que han quemado en las ciudades(AM) de Judá y en las calles de Jerusalén(AN), ustedes y sus padres, sus reyes y sus príncipes y el pueblo de la tierra, ¿no se ha acordado el Señor de ellos, y no ha venido esto a Su mente[k](AO)? 22 El Señor no pudo soportar más, a causa de la maldad de las obras(AP) de ustedes y a causa de las abominaciones que habían cometido(AQ). Por eso su tierra fue convertida en ruinas, en objeto de horror y maldición, sin habitantes(AR), como está hoy. 23 Porque ustedes quemaron sacrificios y pecaron contra el Señor y no obedecieron la voz del Señor ni anduvieron en Su ley(AS), ni en Sus estatutos, ni en Sus testimonios, por tanto, les ha sobrevenido esta calamidad(AT), como sucede hoy(AU)».
24 Entonces Jeremías dijo a todo el pueblo y a todas las mujeres: «Oigan la palabra del Señor(AV), todo Judá, los que están en la tierra de Egipto(AW): 25 Así dice el Señor(AX) de los ejércitos, el Dios de Israel[l]: “Ustedes y sus mujeres han hablado con su boca y lo han realizado con sus manos, diciendo: ‘Ciertamente cumpliremos los votos que hemos hecho de quemar sacrificios a la reina del cielo y de derramarle libaciones(AY)’. ¡Vayan a cumplir[m] sus votos! ¡Pongan por obra sus votos!”.
26 »Pero[n] oigan la palabra del Señor, todo Judá, los que habitan en la tierra de Egipto: “He jurado por Mi gran nombre”, dice el Señor(AZ), “que nunca más será invocado Mi nombre(BA) en toda la tierra de Egipto por boca de ningún hombre de Judá, diciendo: ‘Vive el Señor Dios[o](BB)’. 27 Pues Yo velo sobre ellos para mal y no para bien(BC), y serán acabados todos los hombres de Judá que están en la tierra de Egipto por la espada y por el hambre hasta que sean totalmente exterminados[p](BD). 28 Y los que escapen de la espada, pocos en número[q], volverán de la tierra de Egipto a la tierra de Judá(BE). Entonces sabrá todo el remanente de Judá que ha ido a la tierra de Egipto(BF) para residir allí, qué palabra ha de permanecer, si la Mía(BG) o la de ellos. 29 Y esta será la señal para ustedes”, declara el Señor(BH), “de que los voy a castigar en este lugar, para que sepan que ciertamente Mis palabras permanecerán(BI) para mal contra ustedes”. 30 Así dice el Señor: “Voy a entregar a Faraón Hofra, rey de Egipto, en manos de sus enemigos, en manos de los que buscan su vida, así como entregué a Sedequías, rey de Judá, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia(BJ), su enemigo, que buscaba su vida(BK)”».
Footnotes
- 44:1 O Nof.
- 44:3 O incienso, y así en el resto del cap.
- 44:4 Lit. madrugando y enviando.
- 44:10 Lit. quebrantado.
- 44:12 Lit. puesto su rostro para.
- 44:14 Lit. levantan su alma.
- 44:16 Lit. a la palabra.
- 44:17 O para quemar.
- 44:17 Lit. pan.
- 44:19 Lit. para hacer una imagen de ella.
- 44:21 Lit. corazón.
- 44:25 Lit. Israel, diciendo.
- 44:25 Lit. Ciertamente afirmen.
- 44:26 Lit. Por tanto.
- 44:26 Heb. YHWH, generalmente traducido Señor.
- 44:27 Lit. lleguen a su fin.
- 44:28 Lit. hombres contados.
Jeremías 44
Nueva Versión Internacional
Desastre causado por la idolatría
44 Esta palabra vino a Jeremías para todos los judíos que habitaban en Egipto; es decir, para los que vivían en las ciudades de Migdol, Tafnes y Menfis,[a] y en la región de Patros: 2 «Así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: “Ustedes han visto todas las calamidades que yo provoqué sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá. Hoy están desiertas y en ruinas, sin morador alguno, 3 a causa de las maldades que cometieron. Ellos provocaron mi enojo al adorar y ofrecer incienso a otros dioses que ni ellos, ni ustedes, ni sus antepasados conocieron. 4 Una y otra vez envié a mis siervos los profetas para que les advirtieran que no incurrieran en estas cosas tan abominables que yo detesto. 5 Pero ellos no escucharon ni prestaron atención; no se arrepintieron de sus maldades, sino que siguieron ofreciendo incienso a otros dioses. 6 Por eso se derramó mi ira y se encendió mi furor contra las ciudades de Judá y las calles de Jerusalén, las cuales se convirtieron en ruina hasta el día de hoy”.
7 »Y ahora, así dice el Señor, el Dios de los Ejércitos, el Dios de Israel: “¿Por qué se provocan ustedes mismos un mal tan grande? ¿Por qué provocan la muerte de la gente de Judá, de hombres, mujeres, niños y recién nacidos, sin que quede un remanente? 8 Me agravian con las obras de sus manos, al ofrecer incienso a otros dioses en el país de Egipto, donde han ido a vivir. Lo único que están logrando es ganarse su propia destrucción, además de convertirse en maldición y deshonra entre todas las naciones de la tierra. 9 ¿Acaso ya se han olvidado de todas las maldades que cometieron sus antepasados, las de los reyes de Judá y sus esposas, además de las que ustedes y sus esposas cometieron en Judá y en las calles de Jerusalén? 10 Sin embargo, hasta el día de hoy no se han humillado ni han sentido temor; no se han comportado según mi Ley y mis estatutos, que les di a ustedes y a sus antepasados”.
11 »Por eso, así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: “He decidido ponerme en contra de ustedes, para su mal, y destruir a todo Judá. 12 Tomaré al remanente de Judá, que decidió ir a vivir a Egipto y todos perecerán allí; caerán a filo de espada o el hambre los exterminará. Desde el más pequeño hasta el más grande, morirán a filo de espada o de hambre. Se convertirán en objeto de maldición, de horror, de condenación y deshonra. 13 Con la espada, el hambre y la plaga castigaré a los que habitan en Egipto, como castigué a Jerusalén. 14 No escapará ninguno del remanente de Judá que se fue a vivir a Egipto ni sobrevivirá para volver a Judá. Aunque deseen y añoren volver a vivir en Judá, no podrán regresar, salvo algunos fugitivos”».
15 Entonces los hombres que sabían que sus esposas ofrecían incienso a otros dioses, así como las mujeres que estaban presentes; es decir, un grupo numeroso, junto a todo el pueblo que vivía en la región de Patros, respondieron a Jeremías:
16 «No le haremos caso al mensaje que nos diste en el nombre del Señor. 17 Al contrario, seguiremos haciendo lo que ya hemos dicho: Ofreceremos incienso y ofrendas líquidas a la Reina del Cielo,[b] como lo hemos hecho nosotros, y como antes lo hicieron nuestros antepasados, nuestros reyes y nuestros oficiales, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. En aquel tiempo teníamos comida en abundancia, nos iba muy bien y no sufríamos ninguna calamidad. 18 Pero desde que dejamos de ofrecer incienso y ofrendas líquidas a la Reina del Cielo nos ha faltado todo; el hambre y la espada están acabando con nosotros».
19 Y las mujeres añadieron:
«Cuando nosotras ofrecíamos incienso y ofrendas líquidas a la Reina del Cielo, ¿acaso no sabían nuestros maridos que hacíamos tortas con su imagen y que les ofrecíamos ofrendas líquidas?».
20 Entonces Jeremías respondió a todo el pueblo, es decir, a los hombres y mujeres que habían contestado:
21 «¿Piensan ustedes que el Señor no se acuerda o no se daba cuenta de que ustedes y sus antepasados, sus reyes y sus oficiales y todo el pueblo, ofrecían incienso en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? 22 Cuando el Señor ya no pudo soportar más las malas acciones y las cosas abominables que ustedes hacían, su país se convirtió en objeto de maldición, en un lugar desértico, desolado y sin habitantes, tal como está hoy. 23 Ustedes ofrecieron incienso y pecaron contra el Señor; no obedecieron su voz ni cumplieron con su Ley, sus estatutos y mandatos. Por eso en este día les ha sobrevenido esta desgracia».
24 Jeremías dijo a todo el pueblo, incluyendo a las mujeres: «Escuchen la palabra del Señor todos ustedes, gente de Judá que vive en Egipto. 25 Así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: Cuando ustedes y sus mujeres dicen: “Ciertamente cumpliremos nuestras promesas de ofrecer incienso y ofrendas líquidas a la Reina del Cielo”, demuestran con sus acciones que cumplen lo que prometen.
»¡Está bien, vayan y cumplan sus promesas, lleven a cabo sus promesas! 26 Pero escuchen la palabra del Señor todos ustedes, gente de Judá que vive en Egipto: “Juro por mi nombre soberano —dice el Señor—, que ninguno de los de Judá que vive en Egipto volverá a invocar mi nombre diciendo: ¡Tan cierto como el Señor y Dios vive! 27 Porque yo los estoy vigilando para mal y no para bien. La espada y el hambre acabarán con todos los judíos que viven en Egipto. 28 Tan solo unos pocos lograrán escapar de la espada y regresar a Judá. Entonces todo el remanente de Judá que se fue a vivir a Egipto sabrá si se cumple mi palabra o la de ellos.
29 »”Esta será la señal de que voy a castigarlos en este lugar, para que sepan que mis amenazas contra ustedes se habrán de cumplir”, afirma el Señor. 30 Así dice el Señor: “Voy a entregar al faraón Hofra, rey de Egipto, en poder de los enemigos que atentan contra su vida, tal como entregué a Sedequías, rey de Judá, en poder de su enemigo Nabucodonosor, rey de Babilonia, que atentaba contra su vida”».
Jeremías 44
Reina-Valera 1960
Jeremías profetiza a los judíos en Egipto
44 Palabra que vino a Jeremías acerca de todos los judíos que moraban en la tierra de Egipto, que vivían en Migdol, en Tafnes, en Menfis y en tierra de Patros, diciendo: 2 Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Vosotros habéis visto todo el mal que traje sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá; y he aquí que ellas están el día de hoy asoladas; no hay quien more en ellas, 3 a causa de la maldad que ellos cometieron para enojarme, yendo a ofrecer incienso, honrando a dioses ajenos que ellos no habían conocido, ni vosotros ni vuestros padres. 4 Y envié a vosotros todos mis siervos los profetas, desde temprano y sin cesar, para deciros: No hagáis esta cosa abominable que yo aborrezco. 5 Pero no oyeron ni inclinaron su oído para convertirse de su maldad, para dejar de ofrecer incienso a dioses ajenos. 6 Se derramó, por tanto, mi ira y mi furor, y se encendió en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, y fueron puestas en soledad y en destrucción, como están hoy. 7 Ahora, pues, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: ¿Por qué hacéis tan grande mal contra vosotros mismos, para ser destruidos el hombre y la mujer, el muchacho y el niño de pecho de en medio de Judá, sin que os quede remanente alguno, 8 haciéndome enojar con las obras de vuestras manos, ofreciendo incienso a dioses ajenos en la tierra de Egipto, adonde habéis entrado para vivir, de suerte que os acabéis, y seáis por maldición y por oprobio a todas las naciones de la tierra? 9 ¿Os habéis olvidado de las maldades de vuestros padres, de las maldades de los reyes de Judá, de las maldades de sus mujeres, de vuestras maldades y de las maldades de vuestras mujeres, que hicieron en la tierra de Judá y en las calles de Jerusalén? 10 No se han humillado hasta el día de hoy, ni han tenido temor, ni han caminado en mi ley ni en mis estatutos, los cuales puse delante de vosotros y delante de vuestros padres.
11 Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo vuelvo mi rostro contra vosotros para mal, y para destruir a todo Judá. 12 Y tomaré el resto de Judá que volvieron sus rostros para ir a tierra de Egipto para morar allí, y en tierra de Egipto serán todos consumidos; caerán a espada, y serán consumidos de hambre; a espada y de hambre morirán desde el menor hasta el mayor, y serán objeto de execración, de espanto, de maldición y de oprobio. 13 Pues castigaré a los que moran en tierra de Egipto como castigué a Jerusalén, con espada, con hambre y con pestilencia. 14 Y del resto de los de Judá que entraron en la tierra de Egipto para habitar allí, no habrá quien escape, ni quien quede vivo para volver a la tierra de Judá, por volver a la cual suspiran ellos para habitar allí; porque no volverán sino algunos fugitivos.
15 Entonces todos los que sabían que sus mujeres habían ofrecido incienso a dioses ajenos, y todas las mujeres que estaban presentes, una gran concurrencia, y todo el pueblo que habitaba en tierra de Egipto, en Patros, respondieron a Jeremías, diciendo: 16 La palabra que nos has hablado en nombre de Jehová, no la oiremos de ti; 17 sino que ciertamente pondremos por obra toda palabra que ha salido de nuestra boca, para ofrecer incienso a la reina del cielo, derramándole libaciones, como hemos hecho nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes, en las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén, y tuvimos abundancia de pan, y estuvimos alegres, y no vimos mal alguno. 18 Mas desde que dejamos de ofrecer incienso a la reina del cielo y de derramarle libaciones, nos falta todo, y a espada y de hambre somos consumidos. 19 Y cuando ofrecimos incienso a la reina del cielo, y le derramamos libaciones, ¿acaso le hicimos nosotras tortas para tributarle culto, y le derramamos libaciones, sin consentimiento de nuestros maridos?
20 Y habló Jeremías a todo el pueblo, a los hombres y a las mujeres y a todo el pueblo que le había respondido esto, diciendo: 21 ¿No se ha acordado Jehová, y no ha venido a su memoria el incienso que ofrecisteis en las ciudades de Judá, y en las calles de Jerusalén, vosotros y vuestros padres, vuestros reyes y vuestros príncipes y el pueblo de la tierra? 22 Y no pudo sufrirlo más Jehová, a causa de la maldad de vuestras obras, a causa de las abominaciones que habíais hecho; por tanto, vuestra tierra fue puesta en asolamiento, en espanto y en maldición, hasta quedar sin morador, como está hoy. 23 Porque ofrecisteis incienso y pecasteis contra Jehová, y no obedecisteis a la voz de Jehová, ni anduvisteis en su ley ni en sus estatutos ni en sus testimonios; por tanto, ha venido sobre vosotros este mal, como hasta hoy.
24 Y dijo Jeremías a todo el pueblo, y a todas las mujeres: Oíd palabra de Jehová, todos los de Judá que estáis en tierra de Egipto. 25 Así ha hablado Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, diciendo: Vosotros y vuestras mujeres hablasteis con vuestras bocas, y con vuestras manos lo ejecutasteis, diciendo: Cumpliremos efectivamente nuestros votos que hicimos, de ofrecer incienso a la reina del cielo y derramarle libaciones; confirmáis a la verdad vuestros votos, y ponéis vuestros votos por obra. 26 Por tanto, oíd palabra de Jehová, todo Judá que habitáis en tierra de Egipto: He aquí he jurado por mi grande nombre, dice Jehová, que mi nombre no será invocado más en toda la tierra de Egipto por boca de ningún hombre de Judá, diciendo: Vive Jehová el Señor. 27 He aquí que yo velo sobre ellos para mal, y no para bien; y todos los hombres de Judá que están en tierra de Egipto serán consumidos a espada y de hambre, hasta que perezcan del todo. 28 Y los que escapen de la espada volverán de la tierra de Egipto a la tierra de Judá, pocos hombres; sabrá, pues, todo el resto de Judá que ha entrado en Egipto a morar allí, la palabra de quién ha de permanecer: si la mía, o la suya. 29 Y esto tendréis por señal, dice Jehová, de que en este lugar os castigo, para que sepáis que de cierto permanecerán mis palabras para mal sobre vosotros. 30 Así ha dicho Jehová: He aquí que yo entrego a Faraón Hofra rey de Egipto en mano de sus enemigos, y en mano de los que buscan su vida, así como entregué a Sedequías rey de Judá en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia,(A) su enemigo que buscaba su vida.
Yirmeyah 44
Orthodox Jewish Bible
44 The davar that came to Yirmeyah concerning all the Yehudim which dwell in Eretz Mitzrayim, which dwell at Migdol, and at Tahpanhes, and at Noph, and in the country of Patros, saying,
2 Thus saith Hashem Tzva’os Elohei Yisroel; Ye have seen all the ra’ah that I have brought upon Yerushalayim, and upon all the towns of Yehudah; and, behold, this day they are a ruin, and no one dwelleth therein,
3 Because of their ra’ah (evil) which they have committed to provoke Me to anger, in that they went to burn ketoret, and to serve elohim acherim, whom they knew not, neither they, ye, nor avoteichem.
4 Howbeit I sent unto you all My avadim the Nevi’im, rising early and sending them, saying, Oh, do not this to’evah (abominable thing) that I hate.
5 But they paid heed not, nor inclined their ozen to turn from their ra’ah (wickedness), to burn no ketoret unto elohim acherim.
6 Wherefore My wrath and Mine anger was poured forth, and was kindled in the towns of Yehudah and in the streets of Yerushalayim; and they are become a desolate ruin, as at this day.
7 Therefore now thus saith Hashem Elohei Tzva’os Elohei Yisroel: Why commit ye this ra’ah gedolah against your nefashot, to cut off from you ish and isha, olel (child) and yonek (infant), out of Yehudah, to leave you no she’erit (remnant);
8 In that ye provoke Me unto wrath with the works of your hands, burning ketoret unto elohim acherim in Eretz Mitzrayim, where ye be gone to dwell, that ye might cut yourselves off, and that ye might be a kelalah (curse) and a cherpah (reproach) among kol HaGoyim of ha’aretz?
9 Have ye forgotten the ra’ot (wickednesses) of avoteichem, and the ra’ot of the melachim of Yehudah, and the ra’ot of their nashim, and your own ra’ot, and the ra’ot of your nashim, which they have committed in Eretz Yehudah, and in the streets of Yerushalayim?
10 They are not contrite even unto this day, neither have they feared, nor walked in My torah, nor in My chukkot, that I set before you and before avoteichem.
11 Therefore thus saith Hashem Tzva’os Elohei Yisroel: Hineni, I will set My face against you for ra’ah, and to cut off kol Yehudah.
12 And I will take the she’erit (remnant) of Yehudah, that have set their faces to go into Eretz Mitzrayim to sojourn there, and they shall all be consumed, and fall in Eretz Mitzrayim; they shall even be consumed by the cherev and by the ra’av (famine); they shall die, from the katon even unto the gadol, by the cherev and by the ra’av; and they shall be an object of cursing, and a horror, and a kelalah, and a cherpah.
13 For I will punish them that dwell in Eretz Mitzrayim, just as I have punished Yerushalayim, by the cherev, by the ra’av, and by the dever;
14 So that none of the she’erit (remnant) of Yehudah, which are gone into Eretz Mitzrayim to sojourn there, shall escape or survive, that they should return into Eretz Yehudah, to the which they lift up [in desire] their nefesh to return to dwell there; for none shall return but such as shall escape.
15 Then all the anashim which knew that their nashim had burned ketoret unto elohim acherim, and all the nashim that stood by, a kahal gadol (great multitude), even kol HaAm that dwelt in Eretz Mitzrayim, in Patros, answered Yirmeyah, saying,
16 As for the davar that thou hast spoken unto us b’Shem Hashem, we will not pay heed unto thee.
17 But we will certainly do whatsoever thing goeth forth out of our own mouth, to burn ketoret unto the Malkat HaShomayim (the Queen of Heaven), and to pour out nesakhim (drink offerings) unto her, as we have done, we, and Avoteinu, our Melachim, and our Sarim, in the towns of Yehudah, and in the streets of Yerushalayim; for then we had plenty of lechem, and were tovim (well off), and saw no ra’ah.
18 But since we left off burning ketoret to the Malkat HaShomayim, and to pour out nesakhim unto her, we have lacked all things, and have been consumed by the cherev and by the ra’av.
19 And when we burned ketoret to the Malkat HaShomayim, and poured out nesakhim unto her, did we make for her in her image cakes, and pour out nesakhim unto her, without our anashim?
20 Then Yirmeyah said unto kol HaAm, to the gevarim, and to the nashim, and to kol HaAm which had given him that answer, saying,
21 The ketoret that ye burned in the towns of Yehudah, and in the streets of Yerushalayim, ye, and avoteichem, your melachim, and your sarim, and the am ha’aretz, did not Hashem remember them, and came it not into His mind?
22 So that Hashem could no longer bear, because of the wickedness of your doings, and because of the to’evot (abominations) which ye have committed; therefore is your land a desolation, and a ruin, and a kelalah, without an inhabitant, as at this day.
23 Because ye have burned ketoret, and because ye have sinned against Hashem, and have not obeyed the voice of Hashem, nor walked in His torah, nor in His chukkot, nor in His edot; therefore this ra’ah has happened unto you, as at this day.
24 Moreover Yirmeyah said unto kol HaAm, and to all the nashim, Hear the Devar Hashem, all Yehudah that are in the Eretz Mitzrayim,
25 Thus saith Hashem Tzva’os Elohei Yisroel, saying: Ye and your nashim have both spoken with your mouths, and fulfilled with your yad, saying, We will surely perform nedareinu (our vows) that we have vowed, to burn ketoret to the Malkat HaShomayim, and to pour out nesakhim unto her; ye will surely accomplish your nedarim (vows), and surely perform your nedarim.
26 Therefore hear ye the Devar Hashem, all Yehudah that dwell in Eretz Mitzrayim: Hineni, I have sworn biShmi HaGadol (by My great Name), saith Hashem, that Shmi shall no more be named in the mouth of any Ish Yehudah in all Eretz Mitzrayim, saying, Adonoi Hashem liveth.
27 Hineni, I will watch over them for ra’ah, and not for tovah; and Kol Ish Yehudah that are in Eretz Mitzrayim shall be consumed by the cherev and by ra’av, until there be an end of them.
28 Yet a small number that escape the cherev shall return out of Eretz Mitzrayim into Eretz Yehudah, and all the she’erit (remnant) Yehudah, that are gone into Eretz Mitzrayim to sojourn there, shall know whose davar shall stand, Mine, or theirs.
29 And this shall be the ot (sign) unto you, saith Hashem, that I will punish you in this makom, that ye may know that My Davar shall surely stand against you for ra’ah:
30 Thus saith Hashem; Hineni, I will give Pharaoh Chophra Melech Mitzrayim into the yad of his oyevim, and into the yad of them that seek his nefesh; just as I gave Tzidkiyah Melech Yehudah into the yad of Nevuchadretzar Melech Bavel, his oyev, and that sought his nefesh (life).
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