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Cuando eso suceda, dice el SEÑOR,
    el rey y sus comandantes perderán su valor,
los sacerdotes se aterrorizarán
    y los profetas quedarán asombrados».

10 Entonces yo dije: «¡Esto es terrible, Señor DIOS! Tú has engañado a Judá y a Jerusalén diciéndoles que estarían bien cuando en realidad tenían una espada en la garganta».

11 En ese momento se les dirá a este pueblo y a Jerusalén:

«Un viento que quema sopla desde las colinas en el desierto
    y marcha en contra de mi querido pueblo.
No es el viento que ayuda a separar
    el grano de la paja,

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