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26 La tierra que antes era fértil
ahora parece un desierto.
¡Todas las ciudades están en ruinas!
Dios, en su terrible enojo,
hizo que todo esto sucediera».

Destrucción de Jerusalén

27 Dios dice:

«Toda la nación será destruida,
pero no la destruiré por completo.
28 Todo el país se pondrá muy triste,
y el cielo se cubrirá de tinieblas.
Ya he tomado una decisión,
y no voy a cambiarla;
ya lo he resuelto,
y no pienso dar marcha atrás.

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