Restauración de Israel

30 Esta es la palabra que vino a Jeremías de parte del Señor: «Así dice el Señor, el Dios de Israel: “Escribe en un libro todas las palabras que te he dicho. Porque vienen días —afirma el Señor—, cuando yo haré volver del cautiverio a[a] mi pueblo Israel y Judá; los traeré a la tierra que di a sus antepasados y la poseerán”», afirma el Señor.

Esto fue lo que el Señor dijo a Jeremías acerca de Israel y Judá: «Así dice el Señor:

»“Hemos escuchado un grito de espanto;
    no hay paz, sino terror.
Pregunten y vean
    si acaso los varones dan a luz.
¿Por qué, pues, veo a todos los hombres
    con las manos sobre el vientre,
    como mujeres con dolores de parto?
¿Por qué han palidecido
    todos los rostros?
¡Ay! Será un día terrible,
    un día sin comparación.
Será un tiempo de angustia para Jacob,
    pero será librado de ella.

»”En aquel día”, afirma el Señor de los Ejércitos,
    “quebraré el yugo que mi pueblo lleva sobre el cuello,
romperé sus ataduras,
    y ya no serán esclavos de extranjeros.
Servirán al Señor su Dios,
    y a David, a quien pondré como su rey.

10 »”No temas, Jacob, siervo mío;
    no te asustes, Israel”,
    afirma el Señor.
“A ti, Jacob, te libraré de ese país lejano;
    a tus descendientes los libraré del exilio.
Volverás a vivir en paz y seguridad
    y ya nadie te infundirá temor.
11 Porque yo estoy contigo para salvarte”,
    afirma el Señor.
“Destruiré por completo a todas las naciones
    entre las que te había dispersado.
Pero a ti no te destruiré del todo,
    sino que te disciplinaré con justicia;
    de ninguna manera quedarás impune”.

12 »Así dice el Señor:

»“Tu herida es incurable,
    tu llaga no tiene remedio.
13 No hay quien defienda tu causa;
    no hay remedio para tu mal
    ni sanidad para tu enfermedad.
14 Todos tus amantes te han olvidado;
    ya no se ocupan de ti.
Por causa de tu enorme iniquidad,
    y por tus muchos pecados,
te he golpeado como a un enemigo,
    te di un castigo cruel.
15 ¿Por qué te quejas de tus heridas
    si tu dolor es incurable?
Por causa de tu enorme iniquidad
    y por tus muchos pecados,
    yo te he tratado así.

16 »”Pero, todos los que te devoren serán devorados;
    todos tus enemigos serán deportados.
Todos los que te saqueen serán saqueados;
    todos los que te despojen serán despojados.
17 Porque yo restauraré tu salud
    y sanaré tus heridas”,
    afirma el Señor,
“porque te han llamado la desechada,
    la pobre Sión, la que a nadie le importa”.

18 »Así dice el Señor:

»“Restauraré la fortuna de las tiendas de campaña de Jacob
    y tendré compasión de sus moradas.
La ciudad resurgirá sobre sus ruinas
    y el palacio se asentará en el lugar debido.
19 Surgirán de ellos cánticos de gratitud
    y gritos de alegría.
Multiplicaré su descendencia
    y no disminuirá;
los honraré y no serán menospreciados.
20 Sus hijos volverán a ser como antes;
    ante mí será restablecida su comunidad,
    pero castigaré a todos sus opresores.
21 De entre ellos surgirá su líder;
    uno de ellos será su gobernante.
Lo acercaré hacia mí y él estará a mi lado,
    pues ¿quién arriesgaría su vida por acercarse a mí?”,
    afirma el Señor.
22 “Ustedes serán mi pueblo
    y yo seré su Dios”».

23 La tempestad del Señor
    ha estallado con furor;
una tempestad huracanada
    se ha desatado sobre los malvados.
24 La ardiente ira del Señor no pasará
    hasta que haya realizado del todo
    los propósitos de su corazón.
Todo esto lo comprenderán ustedes
    al final de los tiempos.

31 «En aquel tiempo —afirma el Señor—, seré el Dios de todas las familias de Israel, y ellas serán mi pueblo».

Así dice el Señor:

«El pueblo que escapó de la espada
    ha hallado gracia en el desierto;
    Israel va en busca de su reposo».

Hace mucho tiempo[b] se me apareció el Señor y me dijo:

«Con amor eterno te he amado;
    por eso te he prolongado mi fidelidad,
    oh virginal Israel.
Te edificaré de nuevo;
    ¡sí, serás reedificada!
De nuevo tomarás panderos
    y saldrás a bailar con alegría.
Volverás a plantar viñedos
    en las colinas de Samaria
y, quienes los planten,
    gozarán de sus frutos.
Vendrá un día en que los centinelas
    gritarán por las colinas de Efraín:
“¡Vengan, subamos a Sión,
    al Señor nuestro Dios!”».

Así dice el Señor:

«Canten jubilosos en honor de Jacob;
    griten de alegría por la mejor de las naciones.
Hagan oír sus alabanzas y clamen:
    “¡Salva, Señor, a tu pueblo!
    ¡Salva al remanente de Israel!”.
Yo los traeré del país del norte;
    los reuniré de los confines de la tierra.
    ¡Volverá una gran multitud!
Entre ellos vendrán ciegos y cojos,
    embarazadas y parturientas.
Entre llantos vendrán
    y entre consuelos los conduciré.
Los guiaré a corrientes de agua
    por un camino llano en el que no tropezarán.
Yo soy el padre de Israel;
    mi primogénito es Efraín.

10 »Naciones, escuchen la palabra del Señor,
    y anuncien en las costas más lejanas:
“El que dispersó a Israel, lo reunirá;
    lo cuidará como un pastor a su rebaño”.
11 Porque el Señor rescató a Jacob;
    lo redimió de una mano más poderosa que él.
12 Vendrán y cantarán jubilosos en las alturas de Sión;
    disfrutarán de las bondades del Señor:
el trigo, el vino nuevo y el aceite,
    las crías de las ovejas y las vacas.
Serán como un jardín bien regado,
    y no volverán a desfallecer.
13 Entonces las jóvenes danzarán con alegría
    y los jóvenes junto con los ancianos.
Convertiré su duelo en gozo y los consolaré;
    transformaré su dolor en alegría.
14 Colmaré de abundancia a los sacerdotes,
    y saciaré con mis bienes a mi pueblo»,
    afirma el Señor.

15 Así dice el Señor:

«Se oye un grito en Ramá,
    lamentos y amargo llanto.
Es Raquel que llora por sus hijos
    y no quiere ser consolada.
    ¡Sus hijos ya no existen!».

16 Así dice el Señor:

«Reprime tu llanto,
    las lágrimas de tus ojos,
pues tus obras tendrán su recompensa:
    tus hijos volverán del país enemigo»,
    afirma el Señor.
17 «Se vislumbra esperanza en tu futuro:
    tus hijos volverán a su patria»,
    afirma el Señor.

18 «Por cierto, he escuchado el lamento de Efraín:
    “Me has azotado como a un ternero sin domar
    y he aceptado tu corrección.
Hazme volver, y seré restaurado;
    porque tú, Señor, eres mi Dios.
19 Yo me aparté,
    pero me arrepentí;
al comprenderlo
    me di golpes de pecho.[c]
Me siento avergonzado y humillado
    porque cargo con la deshonra de mi juventud”.
20 ¿Acaso no es Efraín mi hijo amado?
    ¿Acaso no es el niño en quien me deleito?
Cada vez que lo reprendo,
    vuelvo a acordarme de él.
Por él mi corazón se conmueve;
    por él siento mucha compasión»,
    afirma el Señor.

21 «Ponte señales en el camino,
    coloca marcas por donde pasaste,
    fíjate bien en el sendero.
¡Vuelve, virginal Israel;
    vuelve a tus ciudades!
22 ¿Hasta cuándo andarás errante,
    hija infiel?
El Señor creará algo nuevo en la tierra,
    la mujer regresará a su esposo».[d]

23 Así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: «Cuando yo los haga volver del cautiverio,[e] en la tierra de Judá y en sus ciudades volverá a decirse: “Que el Señor te bendiga, morada de justicia, monte santo”. 24 Allí habitarán juntos Judá y todas sus ciudades, los agricultores y los pastores de rebaños. 25 Daré de beber a los sedientos y saciaré a los que estén agotados».

26 En ese momento me desperté y abrí los ojos. Había tenido un sueño agradable.

27 «Vienen días —afirma el Señor—, en que sembraré en Israel y en Judá la simiente de hombres y de animales. 28 Y así como he estado vigilándolos para arrancar y derribar, para destruir y demoler, y para traer calamidad, así también habré de vigilarlos para construir y plantar», afirma el Señor. 29 «En aquellos días no volverá a decirse:

»“Los padres comieron uvas agrias
    y a los hijos les duelen los dientes”.

30 Al contrario, al que coma las uvas agrias le dolerán los dientes; es decir, que cada uno morirá por su propia iniquidad.

31 »Vienen días»,
    afirma el Señor,
«en que haré un nuevo pacto
    con Israel y con Judá.
32 No será un pacto
    como el que hice con sus antepasados
el día en que los tomé de la mano
    y los saqué de Egipto,
ya que ellos lo quebrantaron
    a pesar de que yo era su esposo»,
    afirma el Señor.
33 «Este es el pacto que después de aquel tiempo
    haré con el pueblo de Israel», afirma el Señor.
«Pondré mi Ley en su mente
    y la escribiré en su corazón.
Yo seré su Dios
    y ellos serán mi pueblo.
34 Ya nadie tendrá que enseñar a su prójimo;
    tampoco dirá nadie a su hermano: “¡Conoce al Señor!”,
porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande,
    me conocerán»,
    afirma el Señor.
«Porque yo perdonaré su iniquidad
    y nunca más me acordaré de sus pecados».

35 Así dice el Señor,

cuyo nombre es el Señor de los Ejércitos,
quien estableció el sol
    para alumbrar el día,
la luna y las estrellas
    para alumbrar la noche
y agita el mar
    para que rujan sus olas:
36 «Si alguna vez fallaran estos estatutos»,
    afirma el Señor,
«entonces la descendencia de Israel
    ya nunca más sería mi nación especial».

37 Así dice el Señor:

«Si se pudieran medir los cielos en lo alto,
    y en lo bajo explorar los cimientos de la tierra,
entonces yo rechazaría a la descendencia de Israel
    por todo lo que ha hecho»,
    afirma el Señor.

38 «Vienen días —afirma el Señor—, en que la ciudad del Señor será reconstruida, desde la torre de Jananel hasta la puerta de la Esquina. 39 El cordel para medir se extenderá en línea recta, desde allí hasta la colina de Gareb, y luego girará hacia Goa. 40 Todo el valle donde se arrojan los cadáveres y las cenizas, y todos los campos, hasta el arroyo de Cedrón y hasta la puerta de los Caballos, en la esquina oriental, estarán consagrados al Señor. ¡Nunca más la ciudad será arrancada ni derribada!».

Parábola del terreno

32 Esta es la palabra del Señor, que vino a Jeremías en el año décimo del reinado de Sedequías en Judá, es decir, en el año dieciocho de Nabucodonosor. En aquel tiempo el ejército del rey de Babilonia mantuvo sitiada a Jerusalén y el profeta Jeremías estuvo preso en el patio de la guardia del palacio real.

Sedequías, el rey de Judá, lo tenía preso y le reprochaba: «¿Por qué andas profetizando: “Así dice el Señor”? Andas proclamando que el Señor dice: “Voy a entregar esta ciudad en manos del rey de Babilonia. Él la capturará y Sedequías, rey de Judá, no escapará de la mano de los babilonios,[f] sino que será entregado en manos del rey de Babilonia y hablará con él cara a cara y lo verá con sus ojos. El Señor afirma que Sedequías será llevado a Babilonia; allí se quedará hasta que yo vuelva a ocuparme de él. Si ustedes combaten contra los babilonios, no vencerán”».

Jeremías respondió: «La palabra del Señor vino a mí y me dijo: “Janamel, hijo de tu tío Salún, vendrá a pedirte que le compres el campo que está en Anatot, pues tienes el derecho y la responsabilidad de rescatarlo por ser el pariente más cercano”.[g]

»En efecto, conforme a la palabra del Señor, mi primo Janamel vino a verme en el patio de la guardia y me dijo: “Compra ahora mi campo que está en Anatot, en el territorio de Benjamín, ya que tú tienes el derecho y la responsabilidad de rescatarlo por ser el pariente más cercano”.

»Entonces comprendí que esto era palabra del Señor, y compré a mi primo Janamel el campo de Anatot; pesé y pagué diecisiete siclos[h] de plata. 10 Reuní a los testigos, firmé la escritura, la sellé y pesé la plata en la balanza. 11 Luego tomé la copia sellada y la copia abierta de la escritura con las condiciones de compra 12 y se las entregué a Baruc, hijo de Nerías y nieto de Maseías, en presencia de mi primo Janamel, de los testigos que habían firmado la escritura y de todos los judíos que estaban sentados en el patio de la guardia.

13 »Con ellos como testigos, ordené a Baruc: 14 “Así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: ‘Toma la copia sellada y la copia abierta de esta escritura y guárdalas en una vasija de barro para que se conserven mucho tiempo’. 15 Porque así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: ‘De nuevo volverán a comprarse casas, campos y viñedos en esta tierra’ ”.

16 »Después de entregarle la escritura a Baruc, hijo de Nerías, oré al Señor:

17 »¡Ah, mi Señor y Dios! Tú, con tu gran fuerza y tu brazo poderoso, has hecho los cielos y la tierra. Para ti no hay nada imposible. 18 Muestras tu gran amor a multitud de generaciones, pero también castigas la maldad de los padres en sus descendientes. ¡Oh Dios, grande y fuerte; tu nombre es el Señor de los Ejércitos! 19 Tus proyectos son grandiosos y magníficas tus obras. Tus ojos observan todo lo que hace la humanidad para dar a cada uno lo que merece, según su conducta y los frutos de sus acciones. 20 Tú hiciste señales milagrosas y prodigios en la tierra de Egipto y hasta el día de hoy los sigues haciendo, tanto en Israel como en todo el mundo; así te has conquistado la fama que hoy tienes. 21 Tú sacaste de Egipto a tu pueblo con gran despliegue de poder, señales milagrosas, prodigios y gran terror. 22 Diste a Israel esta tierra, donde abundan la leche y la miel, tal como se lo habías jurado a sus antepasados. 23 Pero, cuando entraron y tomaron posesión de ella no te obedecieron ni acataron tu Ley; tampoco hicieron lo que habías ordenado. Por eso les enviaste toda esta desgracia.

24 »Ahora las rampas de ataque han llegado hasta la ciudad para conquistarla. A causa de la espada, el hambre y la pestilencia, la ciudad caerá en manos de los babilonios que la atacan. Todo lo que habías anunciado se está cumpliendo; tú mismo lo estás viendo. 25 Mi Señor y Dios, a pesar de que la ciudad caerá en manos de los babilonios, tú me has dicho: “Cómprate el campo al contado en presencia de testigos”».

26 Entonces vino la palabra del Señor a Jeremías: 27 «Yo soy el Señor, Dios de toda la humanidad. ¿Hay algo imposible para mí? 28 Por eso, así dice el Señor: Voy a entregar esta ciudad en manos de los babilonios y de Nabucodonosor, su rey, y él la tomará. 29 Los babilonios que ataquen esta ciudad entrarán en ella y le prenderán fuego, así como a las casas en cuyas azoteas se quemaba incienso a Baal y donde para provocar mi ira se derramaban ofrendas líquidas a otros dioses.

30 »Porque desde su juventud el pueblo de Israel y el de Judá solamente han hecho lo malo ante mí. El pueblo de Israel no ha dejado de provocar mi ira con la obra de sus manos, afirma el Señor. 31 Desde el día en que construyeron esta ciudad hasta hoy, ella ha sido para mí motivo de ira y de furor. Por eso la quitaré de mi presencia, 32 por todo el mal que han cometido los pueblos de Israel y de Judá: ellos, sus reyes, sus oficiales, sus sacerdotes y sus profetas, todos los habitantes de Judá y de Jerusalén. 33 Ellos no me miraron de frente, sino que me dieron la espalda. Y aunque una y otra vez les enseñaba, no escuchaban ni aceptaban corrección. 34 Colocaban sus ídolos abominables en la casa que lleva mi Nombre y así la profanaban. 35 También construían altares a Baal en el valle de Ben Hinón para sacrificar a sus hijos e hijas a Moloc, cosa detestable que yo no había ordenado y que ni siquiera se me había ocurrido. De este modo hacían pecar a Judá.

36 »Por tanto, así dice el Señor, Dios de Israel, acerca de esta ciudad que, según ustedes, caerá en manos del rey de Babilonia por la espada, el hambre y la pestilencia: 37 Voy a reunirlos de todos los países adonde en mi ira, furor y terrible enojo los dispersé, y los haré volver a este lugar para que vivan seguros. 38 Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. 39 Yo les daré un solo corazón y un solo camino, a fin de que siempre me teman, para su propio bien y el de sus hijos. 40 Haré con ellos un pacto eterno: nunca dejaré de estar con ellos para mostrarles mi favor; pondré mi temor en sus corazones, así no se apartarán de mí. 41 Me regocijaré en favorecerlos y con todo mi corazón y con toda mi alma los plantaré firmemente en esta tierra.

42 »Así dice el Señor: Tal como traje esta gran calamidad sobre este pueblo, yo mismo voy a traer sobre ellos todo el bien que he prometido. 43 Se comprarán campos en esta tierra, de la cual ustedes dicen: “Es una tierra desolada, sin gente ni animales, porque fue entregada en manos de los babilonios”. 44 En la tierra de Benjamín y en los alrededores de Jerusalén, en las ciudades de Judá, de la región montañosa, de la llanura y del Néguev, se comprarán campos por dinero, se firmarán escrituras y se sellarán ante testigos —afirma el Señor—, porque yo los haré volver del cautiverio».

Footnotes

  1. 30:3 haré volver del cautiverio a. Alt. restauraré la fortuna de.
  2. 31:3 Hace mucho tiempo. Alt. Desde lejos.
  3. 31:19 de pecho. Lit. en el muslo.
  4. 31:22 regresará a su esposo. Frase de difícil traducción.
  5. 31:23 los haga volver del cautiverio. Alt. les restaure su fortuna.
  6. 32:4 Lit. caldeos.
  7. 32:7 el derecho … más cercano. Lit. el derecho de rescate para comprarlo; también en v. 8 (véase Lv 25:25-28).
  8. 32:9 Es decir, aprox. 196 g.

Promesa de liberación

30 Palabra que vino a Jeremías de parte del Señor, diciendo: Así dice el Señor, Dios de Israel: «Escribe en un libro todas las palabras que te he hablado(A). Porque, he aquí, vienen días», —declara el Señor— «cuando restauraré el bienestar[a] de mi pueblo, Israel y Judá». El Señor dice: «También los haré volver(B) a la tierra(C) que di a sus padres(D), y la poseerán(E)».

Estas son las palabras que el Señor habló acerca de Israel y de Judá: Porque así dice el Señor:

«He oído voces[b] de terror,
de pánico, y no de paz(F).
Preguntad ahora, y ved
si da a luz el varón.
¿Por qué veo a todos los hombres
con las manos sobre sus lomos, como mujer de parto(G)
y se han puesto pálidos todos los rostros?
¡Ay! porque grande es aquel día(H),
no hay otro semejante a él;
es tiempo de angustia(I) para Jacob,
mas de ella será librado(J).

Y acontecerá en aquel día» —declara el Señor de los ejércitos— «que quebraré el yugo de su[c] cerviz y romperé sus[d] coyundas(K), y extraños no lo esclavizarán más(L), sino que servirán al Señor su Dios, y a David su rey, a quien yo levantaré para ellos(M).

10 (N)Así que tú no temas, siervo mío Jacob» —declara el Señor
«ni te atemorices, Israel;
porque he aquí, te salvaré de lugar remoto,
y a tu descendencia[e] de la tierra de su cautiverio(O).
Y volverá Jacob, y estará tranquilo(P)
y seguro, y nadie lo atemorizará(Q).
11 Porque yo estoy contigo» —declara el Señor— «para salvarte(R);
pues acabaré con todas las naciones entre las que te he esparcido,
pero no acabaré contigo(S),
sino que te castigaré con justicia(T);
de ninguna manera te dejaré sin castigo(U)».

12 Porque así dice el Señor:

«Incurable es tu quebranto,
y grave tu herida(V).
13 No hay quien defienda tu causa;
para una llaga hay cura,
pero no hay mejoría para ti(W).
14 Todos tus amantes te han olvidado(X),
ya no te buscan;
porque con herida de enemigo te han herido(Y),
con castigo de hombre cruel(Z),
por lo grande de tu iniquidad(AA)
y lo numeroso de tus pecados(AB).
15 ¿Por qué gritas a causa de tu quebranto?
Tu dolor es incurable.
Por lo grande de tu iniquidad
y lo numeroso de tus pecados,
te he hecho esto.
16 Por tanto, todos los que te devoran serán devorados(AC),
y todos tus adversarios, todos ellos, irán al cautiverio(AD);
todos los que te saquean serán saqueados,
y a todos los que te despojan los daré al despojo.
17 Porque yo te devolveré la salud[f],
y te sanaré de tus heridas(AE)» —declara el Señor
«porque te han llamado desechada(AF), diciendo:
“Esta es Sión, nadie se preocupa por ella[g]”».

18 Así dice el Señor:

«He aquí, restauraré el bienestar[h] de las tiendas de Jacob,
y tendré misericordia(AG) de sus moradas(AH);
será reedificada la ciudad(AI) sobre sus ruinas,
y el palacio(AJ) se asentará como estaba.
19 Saldrá de ellos canto de acción de gracias
y voz de los que se divierten(AK);
los multiplicaré(AL) y no disminuirán,
los honraré(AM) y no serán menospreciados.
20 Y serán sus hijos como antes,
su congregación delante de mí será confirmada,
y castigaré a todos sus opresores(AN).
21 Será su guía uno de ellos,
su gobernante(AO) de en medio de ellos[i] saldrá,
y lo haré acercarse y él se llegará a mí(AP);
porque ¿quién se atrevería a arriesgar su vida[j] para llegarse a mí(AQ)?» —declara el Señor.
22 «Y vosotros seréis mi pueblo,
y yo seré vuestro Dios(AR)».

23 He aquí, la tempestad del Señor
con furor ha salido;
una tempestad devastadora[k]
descargará sobre la cabeza de los malvados(AS).
24 La ardiente ira del Señor(AT) no se aplacará
hasta que haya hecho y cumplido
los propósitos de su corazón;
en los postreros días entenderéis esto(AU).

Gozo en lugar de duelo

31 En aquel tiempo —declara el Señor— yo seré el Dios de todas las familias de Israel(AV), y ellos serán mi pueblo(AW). Así dice el Señor(AX):

Ha hallado gracia en el desierto
el pueblo que escapó[l] de la espada,
Israel, cuando iba en busca de su reposo(AY).
Desde lejos el Señor se le[m] apareció, diciendo:
Con amor eterno te he amado(AZ),
por eso te he atraído con misericordia(BA).
De nuevo te edificaré, y serás reedificada,
virgen de Israel(BB);
de nuevo tomarás[n] tus panderos(BC),
y saldrás a las danzas con[o] los que se divierten(BD).
De nuevo plantarás viñas
en los montes de Samaria;
los plantadores las plantarán
y las disfrutarán[p](BE).
Porque habrá un día en que clamarán los guardas
en la región montañosa de Efraín:
«Levantaos y subamos a Sión,
al Señor nuestro Dios(BF)».

Porque así dice el Señor:

Gritad con alegría por Jacob(BG),
y dad voces por la primera de las naciones(BH);
proclamad, dad alabanza, y decid:
«Oh Señor, salva a tu pueblo(BI),
al remanente de Israel(BJ)».
He aquí, yo los traigo del país del norte(BK),
y los reuniré de los confines de la tierra(BL),
entre ellos los ciegos(BM) y los cojos,
la mujer encinta y también la que está dando a luz;
una gran compañía[q] volverá acá(BN).
Con llanto vendrán(BO),
y entre súplicas los guiaré;
los haré andar junto a arroyos de aguas(BP),
por camino derecho en el cual no tropezarán(BQ);
porque soy un padre(BR) para Israel,
y Efraín es mi primogénito(BS).

10 Oíd, naciones, la palabra del Señor,
anunciad en las costas lejanas(BT),
y decid: El que dispersó a Israel lo reunirá(BU),
y lo guardará como un pastor a su rebaño(BV).
11 Porque el Señor ha rescatado a Jacob,
y lo ha redimido de manos más fuertes(BW) que él(BX).
12 Vendrán y gritarán de júbilo en lo alto de Sión(BY),
y radiarán de gozo por la bondad(BZ) del Señor(CA):
por el grano, por el vino y por el aceite(CB),
y por las crías de las ovejas y de las vacas(CC).
Su alma será como huerto regado(CD),
y nunca más languidecerán(CE).
13 Entonces la virgen se alegrará en la danza,
y los jóvenes y los ancianos(CF) a una;
cambiaré su duelo en gozo(CG),
los consolaré y los alegraré de su tristeza(CH).
14 Y llenaré[r] con abundancia[s] el alma(CI) de los sacerdotes,
y mi pueblo se saciará de mi bondad —declara el Señor.

15 Así dice el Señor:

Se oye una voz en Ramá(CJ),
lamento y llanto amargo(CK).
Raquel llora por sus hijos;
rehúsa ser consolada, por sus hijos(CL)
que ya no existen(CM).

16 Así dice el Señor:

Reprime tu voz del llanto,
y tus ojos de las lágrimas(CN);
hay pago para tu trabajo(CO) —declara el Señor—,
pues volverán de la tierra(CP) del enemigo.
17 Y hay esperanza para tu porvenir —declara el Señor(CQ)—,
los hijos volverán a su territorio.
18 Ciertamente he oído a Efraín lamentarse(CR):
«Me has castigado(CS), y castigado fui
como becerro indómito(CT).
Hazme volver para que sea restaurado(CU),
pues tú, Señor, eres mi Dios.
19 Porque después que me aparté[t], me arrepentí(CV),
y después que comprendí, me di golpes en el muslo(CW);
me avergoncé y también me humillé,
porque llevaba el oprobio de mi juventud(CX)».
20 ¿No es Efraín mi hijo amado?
¿No es un niño encantador?
Pues siempre que hablo contra él,
lo recuerdo aún más;
por eso mis entrañas se conmueven por él(CY),
ciertamente tendré de él misericordia(CZ) —declara el Señor.

21 Levanta para ti señales(DA),
coloca para ti majanos(DB);
presta atención[u] a la calzada,
al camino que anduviste.
Vuelve, virgen de Israel,
vuelve a estas tus ciudades.
22 ¿Hasta cuándo andarás errante,
hija infiel(DC)?
Porque el Señor ha creado algo nuevo en la tierra:
la mujer rodeará al hombre.

23 Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Otra vez hablarán esta palabra en la tierra de Judá y en sus ciudades, cuando yo restaure su bienestar[v](DD):

«El Señor te bendiga, morada de justicia(DE),
monte santo(DF)».

24 Y morarán juntamente en ella Judá y todas sus ciudades, los labradores y los que van con los rebaños(DG). 25 Porque yo he de satisfacer al alma cansada y he de saciar[w] a toda alma atribulada(DH). 26 En esto me desperté(DI) y miré, y mi sueño me resultó agradable(DJ).

El nuevo pacto

27 He aquí, vienen días —declara el Señor— en que sembraré la casa de Israel y la casa de Judá de simiente de hombre y de simiente de animal(DK). 28 Y[x] como velé sobre ellos para arrancar y para derribar, para derrocar, para destruir y para traer calamidad(DL), así velaré sobre ellos para edificar y para plantar(DM) —declara el Señor. 29 En aquellos días no dirán más:

«Los padres comieron uvas agrias,
y los dientes de los hijos tienen dentera[y](DN)»,

30 sino que cada cual por su propia iniquidad(DO) morirá; los dientes de todo hombre que coma uvas agrias tendrán dentera[z]. 31 He aquí, vienen días —declara el Señor— en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto(DP), 32 no como el pacto(DQ) que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra(DR) de Egipto, mi pacto que ellos rompieron(DS), aunque fui un esposo para ellos —declara el Señor; 33 porque este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días —declara el Señor—. Pondré mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré(DT); y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo(DU). 34 Y no tendrán que enseñar más cada uno a su prójimo(DV) y cada cual a su hermano, diciendo: «Conoce al Señor», porque todos me conocerán(DW), desde el más pequeño de ellos hasta el más grande —declara el Señor— pues perdonaré su maldad, y no recordaré más su pecado(DX).

35 Así dice el Señor,

el que da el sol para luz del día,
y las leyes[aa] de la luna y de las estrellas para luz de la noche(DY),
el que agita el mar para que bramen sus olas;
el Señor de los ejércitos es su nombre(DZ):
36 Si se apartan estas leyes[ab](EA)
de mi presencia —declara el Señor
también la descendencia de Israel dejará
de ser nación en mi presencia para siempre[ac](EB).

37 Así dice el Señor:

Si los cielos arriba pueden medirse,
y explorarse abajo los cimientos de la tierra(EC),
también yo desecharé toda la descendencia de Israel
por todo lo que hicieron —declara el Señor(ED).

38 He aquí, vienen días —declara el Señor— en que la ciudad será reedificada(EE) para el Señor, desde la torre de Hananeel hasta la puerta del Angulo(EF). 39 Y el cordel de medir(EG) saldrá más allá, directamente hasta la colina de Gareb, y girará hasta Goa. 40 Y todo el valle de los cadáveres(EH) y de las cenizas, y todos los campos hasta el arroyo Cedrón(EI), hasta la esquina de la puerta de los Caballos(EJ) hacia el oriente, serán santos al Señor(EK). La ciudad no será arrancada ni derribada nunca jamás.

Jeremías compra un campo en Anatot

32 Palabra que vino a Jeremías de parte del Señor en el año décimo de Sedequías, rey de Judá, que fue el año dieciocho de Nabucodonosor(EL). En aquel tiempo el ejército del rey de Babilonia tenía sitiada a Jerusalén, y el profeta Jeremías estaba encerrado en el patio de la guardia(EM), que estaba en la casa del rey de Judá, porque Sedequías, rey de Judá, lo había encerrado(EN), diciendo: ¿Por qué profetizas, diciendo: «Así dice el Señor(EO): “He aquí, voy a entregar esta ciudad en manos del rey de Babilonia(EP), y él la tomará(EQ); y Sedequías, rey de Judá, no escapará de la mano de los caldeos, sino que ciertamente será entregado en manos del rey de Babilonia(ER) que hablará con él cara a cara[ad], y sus ojos verán sus ojos; y él llevará a Sedequías a Babilonia, y allí estará hasta que yo lo visite” —declara el Señor— “si peleáis contra los caldeos(ES), no tendréis éxito(ET)”»?

Y Jeremías dijo: Vino a mí la palabra del Señor, diciendo: «He aquí, Hanameel, hijo de tu tío Salum, viene a ti, diciendo: “Cómprate el campo que tengo en Anatot(EU), porque tú tienes el derecho de rescate para comprarlo(EV)”». Y vino a mí Hanameel, hijo de mi tío, al patio de la guardia conforme a la palabra del Señor, y me dijo(EW): «Te ruego que compres el campo que tengo en Anatot, que está en la tierra de Benjamín, porque tú tienes el derecho de posesión(EX) y el rescate es tuyo; cómpralo para ti». Entonces supe que esta era la palabra del Señor(EY). Y compré a Hanameel, hijo de mi tío, el campo que estaba en Anatot, y le pesé la plata, diecisiete siclos[ae] de plata(EZ). 10 Firmé la escritura(FA) y la[af] sellé(FB), llamé testigos(FC) y pesé la plata en la balanza. 11 Luego tomé la escritura(FD) de compra, la copia sellada con los términos y condiciones, y también la copia abierta; 12 y di la escritura de compra a Baruc, hijo de Nerías(FE), hijo de Maasías(FF), en presencia de Hanameel, hijo de mi tío, en presencia de los testigos que firmaron la escritura de compra y en presencia de todos los judíos que se encontraban en el patio de la guardia. 13 Y di orden a Baruc en presencia de ellos, diciendo: 14 «Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: “Toma estas escrituras, esta escritura de compra sellada y esta escritura abierta, y ponlas en una vasija de barro para que duren mucho tiempo[ag]”. 15 Porque así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: “De nuevo se comprarán casas, campos y viñas en esta tierra(FG)”».

16 Entonces oré al Señor, después de haber dado la escritura de compra a Baruc, hijo de Nerías, diciendo(FH): 17 «¡Ah, Señor Dios[ah]! He aquí(FI), tú hiciste los cielos y la tierra con tu gran poder y con tu brazo extendido(FJ); nada es imposible para ti(FK), 18 que muestras misericordia a millares, pero que castigas la iniquidad de los padres en[ai] sus hijos después de ellos(FL), oh grande(FM) y poderoso Dios(FN), el Señor de los ejércitos es su nombre(FO); 19 grande en consejo y poderoso en obras(FP), cuyos ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres(FQ), para dar a cada uno conforme a sus caminos y conforme al fruto de sus obras(FR). 20 Tú realizaste[aj] señales y portentos en la tierra de Egipto(FS) hasta este día, y en Israel y entre los hombres, y te has hecho un nombre, como se ve hoy(FT). 21 Y sacaste a tu pueblo Israel de la tierra de Egipto con señales y portentos, con mano fuerte y con brazo extendido y con gran terror(FU), 22 y les diste esta tierra, que habías jurado dar a sus padres, tierra que mana leche y miel(FV). 23 Y ellos entraron y tomaron posesión de ella(FW), pero no obedecieron tu voz ni anduvieron en tu ley(FX); no hicieron nada de todo lo que les mandaste hacer(FY); por tanto tú has hecho venir sobre ellos toda esta calamidad(FZ). 24 He aquí, los terraplenes de asalto han llegado a la ciudad para tomarla(GA), y la ciudad va a ser entregada en manos de los caldeos que pelean contra ella, por causa de la espada, el hambre y la pestilencia(GB); lo que habías hablado ha venido a ser(GC), y he aquí, tú lo estás viendo. 25 Y tú me has dicho, oh Señor Dios[ak]: “Cómprate el campo con dinero, y llama testigos”; aunque la ciudad sea entregada en manos de los caldeos».

26 Entonces vino palabra del Señor a Jeremías, diciendo: 27 He aquí, yo soy el Señor, el Dios de toda carne(GD), ¿habrá algo imposible para mí(GE)? 28 Por tanto, así dice el Señor: He aquí, entregaré esta ciudad en mano de los caldeos y en mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y él la tomará(GF). 29 Y entrarán los caldeos que atacan esta ciudad, prenderán fuego a la[al] ciudad y la quemarán(GG), junto con las casas en las que han ofrecido incienso a Baal sobre sus terrazas y han derramado libaciones a otros dioses(GH) para provocarme a ira. 30 Porque los hijos de Israel y los hijos de Judá solo han hecho lo malo ante mis ojos desde su juventud; ciertamente los hijos de Israel no han hecho más que provocarme a ira con la obra de sus manos(GI) —declara el Señor(GJ). 31 Porque motivo de mi ira y de mi furor ha sido esta ciudad para mí, desde el día en que la edificaron(GK) hasta hoy, de modo que será quitada de mi presencia(GL) 32 por todo el mal que los hijos de Israel y los hijos de Judá hicieron para provocarme a ira, ellos, sus reyes, sus jefes, sus sacerdotes, sus profetas, los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén(GM). 33 Ellos me dieron la espalda, y no el rostro; aunque les enseñaba, enseñándoles una y otra vez[am], no escucharon ni aceptaron[an] corrección(GN), 34 sino que pusieron sus abominaciones en la casa que es llamada por mi nombre, profanándola(GO). 35 Y edificaron los lugares altos de Baal que están en el valle de Ben-hinom, para hacer pasar por el fuego a sus hijos y a sus hijas en honor de Moloc(GP), lo cual no les había mandado, ni me pasó por la mente[ao] que ellos cometieran esta abominación(GQ), para hacer que Judá pecara.

36 Ahora pues, así dice el Señor, Dios de Israel, en cuanto a esta ciudad de la cual vosotros decís: «Va a ser entregada en mano del rey de Babilonia por la espada, por el hambre y por la pestilencia(GR)». 37 He aquí, los reuniré de todas las tierras a las cuales los he echado en mi ira, en mi furor y con gran enojo, y los haré volver a este lugar y los haré morar seguros(GS). 38 Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios(GT); 39 y les daré un solo corazón(GU) y un solo camino, para que me teman siempre, para bien de ellos y de sus hijos después de ellos(GV). 40 Haré con ellos un pacto eterno(GW), por el que no me apartaré de ellos(GX), para hacerles bien, e infundiré mi temor en sus corazones para que no se aparten de mí(GY). 41 Me regocijaré en ellos haciéndoles bien(GZ), y ciertamente los plantaré en esta tierra(HA), con todo mi corazón y con toda mi alma(HB). 42 Porque así dice el Señor: «Como he traído a este pueblo toda esta gran calamidad así he de traer sobre ellos todo el bien(HC) que les prometo(HD). 43 Y se comprarán campos en esta tierra de la cual decís vosotros: “Es una desolación, sin hombres ni animales(HE); entregada está en mano de los caldeos(HF)”. 44 La gente comprará campos por dinero, firmarán y sellarán escrituras[ap] y llamarán a testigos(HG), en la tierra de Benjamín, en los alrededores de Jerusalén, en las ciudades de Judá, en las ciudades de la región montañosa, en las ciudades de la llanura y en las ciudades del Neguev[aq](HH), porque restauraré su bienestar[ar]» —declara el Señor(HI).

Footnotes

  1. Jeremías 30:3 O, haré volver a los cautivos
  2. Jeremías 30:5 Lit., Hemos oído voz
  3. Jeremías 30:8 Así en la versión gr. (sept.); en heb., tu
  4. Jeremías 30:8 En heb., tus
  5. Jeremías 30:10 Lit., simiente
  6. Jeremías 30:17 Lit., haré subir sanidad para ti
  7. Jeremías 30:17 Lit., nadie la busca
  8. Jeremías 30:18 O, haré volver a los cautivos
  9. Jeremías 30:21 Lit., él
  10. Jeremías 30:21 Lit., ¿quién es el que daría su corazón en prenda
  11. Jeremías 30:23 O, furiosa
  12. Jeremías 31:2 O, sobrevivió
  13. Jeremías 31:3 Lit., me
  14. Jeremías 31:4 O, serás adornada otra vez con
  15. Jeremías 31:4 Lit., de
  16. Jeremías 31:5 Lit., profanarán
  17. Jeremías 31:8 O, asamblea
  18. Jeremías 31:14 Lit., saturaré
  19. Jeremías 31:14 Lit., grosura
  20. Jeremías 31:19 O, volví
  21. Jeremías 31:21 Lit., dirige tu corazón
  22. Jeremías 31:23 O, haga volver a sus cautivos
  23. Jeremías 31:25 Lit., llenaré
  24. Jeremías 31:28 Lit., Y sucederá que
  25. Jeremías 31:29 O, están embotados
  26. Jeremías 31:30 O, estarán embotados
  27. Jeremías 31:35 Lit., los estatutos
  28. Jeremías 31:36 Lit., los estatutos
  29. Jeremías 31:36 Lit., todos los días
  30. Jeremías 32:4 Lit., boca a boca
  31. Jeremías 32:9 Un siclo equivale aprox. a 11.4 gramos
  32. Jeremías 32:10 O, Y escribí en el documento y lo
  33. Jeremías 32:14 Lit., permanezcan muchos días
  34. Jeremías 32:17 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor
  35. Jeremías 32:18 Lit., en el seno de
  36. Jeremías 32:20 Lit., pusiste
  37. Jeremías 32:25 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor
  38. Jeremías 32:29 Lit., esta
  39. Jeremías 32:33 Lit., madrugando y enseñando
  40. Jeremías 32:33 Lit., para
  41. Jeremías 32:35 Lit., ni vino a mi corazón
  42. Jeremías 32:44 O, escribirán...en el documento
  43. Jeremías 32:44 I.e., región del sur
  44. Jeremías 32:44 O, haré volver a sus cautivos

Dios anuncia el retorno de los cautivos

30 La palabra del Señor vino a Jeremías, y le dijo:

«Así ha dicho el Señor y Dios de Israel: “Escribe en un rollo de cuero cada una de las palabras que te he dicho. Porque se acerca el día en que haré volver del exilio a mi pueblo, Israel y Judá. Los traeré a la tierra que le entregué a sus padres, y tomarán posesión de ella.”»

—Palabra del Señor.

El Señor habló también acerca de Israel y de Judá. Éstas fueron sus palabras:

«Así ha dicho el Señor: “Se oye un grito de terror; un grito de miedo y no de paz. Vamos a ver: ¿Desde cuando los hombres dan a luz? ¿Cómo es que a todos ellos los veo con los brazos en jarras, como mujeres parturientas? ¿Cómo es que todos ellos tienen pálido el rostro? ¡Ah, qué terrible será ese día! ¡Terrible como ninguno otro! Serán tiempos de angustia para los de Jacob, pero lograrán sobrevivir!”

»En aquel día, yo haré pedazos el yugo que pesa sobre su cuello, y reventaré sus coyundas. Ningún extranjero volverá a esclavizarlos.

—Palabra del Señor de los ejércitos.

»Sólo servirán al Señor su Dios, a David su rey, y a quien yo haga reinar en su lugar.

10 »Así que no tengas miedo, mi querido siervo Jacob. No tengas ningún temor, Israel, porque yo te salvaré, a ti y a tu descendencia, de esa tierra lejana donde ahora estás cautivo. Tú, Jacob, volverás de allá, y vivirás tranquilo y en paz, sin que nadie te infunda terror.

—Palabra del Señor.

11 »Yo estoy contigo, para salvarte Destruiré a todas las naciones entre las cuales te esparcí, pero a ti no te destruiré. Por supuesto, no dejaré de castigarte,(A) pero mi castigo será lo justo.

—Palabra del Señor.

12 »Así ha dicho el Señor: “Tu fractura es incurable, y muy dolorosa tu llaga. 13 No hay quien defienda tu caso. Ningún remedio sirve para sanar tu herida. 14 Todos tus amantes te han olvidado. Ya no te buscan. Y es que yo te herí como se hiere a un enemigo. Por causa de tu mucha maldad y de tus muchos pecados te azoté como a un cruel adversario. 15 ¿Para qué gritar por causa de tu fractura? Tu dolor es incurable. Y te he tratado así por causa de tu mucha maldad y de tus muchos pecados. 16 Pero todos los que te devoran serán devorados; todos tus adversarios serán llevados al cautiverio. Los que te pisotearon serán pisoteados, y los que te saquearon serán saqueados. 17 Aunque te han llamado ‘la despreciada’, y aunque dicen: ‘Ésta es Sión, de la que nadie se acuerda’, yo te devolveré la salud y sanaré tus heridas.”

—Palabra del Señor.

18 »Así ha dicho el Señor: “Fíjate bien: Yo haré que cambie la suerte de las tiendas de Jacob. Tendré misericordia de sus campamentos; la ciudad será edificada sobre su colina, y el templo será restaurado. 19 De en medio de ellos saldrán alabanzas, voces de una nación en pleno regocijo. Yo haré que, lejos de disminuir, el número de ellos se multiplique. Yo los multiplicaré, y aumentaré su número. 20 Sus hijos volverán a ser lo que antes fueron, y su congregación será confirmada ante mí. ¡Yo castigaré a todos sus opresores! 21 De entre ellos surgirá su príncipe, que será quien los gobierne. Yo le permitiré acercarse a mí, y él se acercará; pues ¿de qué otra manera podría alguien atreverse a acercarse a mí?”

—Palabra del Señor.

22 »Y ustedes serán mi pueblo, y yo seré su Dios.»

23 La tempestad del Señor se desata con furor; la tempestad que se está gestando caerá sobre la cabeza de los impíos. 24 El ardor de la ira del Señor no se calmará hasta que haya realizado los designios de su corazón. Pero esto lo entenderán ustedes cuando ya sea demasiado tarde.

31 «En aquel tiempo, yo seré el Dios de todas las familias de Israel, y ellas serán mi pueblo.»

—Palabra del Señor.

Así ha dicho el Señor:

«Israel, un pueblo que escapó de morir a filo de espada, halló gracia en el desierto y ahora avanza en busca de reposo.»

Hace ya mucho tiempo, el Señor se hizo presente y me dijo:

«Yo te amo con amor eterno. Por eso te he prolongado mi misericordia. Yo volveré a reconstruirte, virginal Jerusalén. Y serás reconstruida, y te adornarán con panderos para que dances con alegría. Los que plantan viñas las plantarán en los montes de Samaria, y disfrutarán de sus uvas. Viene el día en que los guardianes del monte de Efraín gritarán: “¡Vamos, arriba todos! ¡Subamos a Sión, al monte del Señor nuestro Dios!”»

Así ha dicho el Señor:

«¡Griten de alegría por Jacob! ¡Llénense de júbilo por la nación más importante! ¡Hagan resonar sus alabanzas! ¡Pídanme que salve a mi pueblo, al remanente de Israel! Yo los hago volver del país del norte; los estoy reuniendo de los confines de la tierra. Entre ellos vienen ciegos, cojos, mujeres encintas y recién paridas; ¡vuelven acompañados de una gran muchedumbre! Con llanto en los ojos se fueron, pero yo los haré volver con gran misericordia; al volver, los llevaré por arroyos de aguas, por caminos rectos, para que no tropiecen. Yo soy el padre de Israel, y Efraín es mi primogénito.»

10 Ustedes, las naciones, oigan la palabra del Señor. Háganlo saber en las costas más lejanas. Digan que el que esparció a Israel ahora lo reúne, y que lo cuidará como cuida el pastor a su rebaño. 11 Porque el Señor ha redimido a Jacob; lo ha redimido del poder del que era más fuerte que él.

12 «Ellos vendrán a las alturas de Sión entre gritos de alegría, y se deleitarán con mis bondades: con el pan, el vino y el aceite, y el ganado de las ovejas y de las vacas; y ellos mismos serán como un huerto bien regado, y nunca más volverán a experimentar el dolor. 13 Entonces las doncellas danzarán con alegría, lo mismo que los jóvenes y los ancianos. Yo los consolaré, y cambiaré sus lágrimas en gozo y su dolor en alegría. 14 Satisfaré abundantemente y con lo mejor el hambre y la sed de los sacerdotes y de mi pueblo.»

—Palabra del Señor.

15 Así ha dicho el Señor:

«Se oye una voz en Ramá; amargo llanto y lamento. Es Raquel, que llora por sus hijos,(B) y no quiere que la consuelen, porque ya han muerto.»(C)

16 Así ha dicho el Señor:

«Reprime tu llanto y tus sollozos; seca las lágrimas de tus ojos, porque no has trabajado en vano: tus hijos volverán de ese país enemigo.

—Palabra del Señor.

17 »Tus descendientes tienen esperanza; tus hijos volverán a su propia tierra.

—Palabra del Señor.

18 »He escuchado a Efraín llorar y lamentarse: “Me azotaste. He sido castigado como un novillo indómito. Pero haz que me vuelva a ti, y a ti me volveré, porque tú eres el Señor, mi Dios. 19 Después de apartarme de ti, me arrepentí; después de reconocer mi falta, me herí en el muslo. Me quedé avergonzado y confundido, porque cargué con la afrenta de mi juventud.”

20 »¡Pero Efraín, tú eres mi hijo más querido! ¡Eres el niño en quien me complazco! Siempre que hablo de ti, lo hago con mucho cariño. Por ti, el corazón se me estremece. Ciertamente tendré de ti misericordia.»

—Palabra del Señor.

21 ¡Regresa, virginal Israel! ¡Regresa a tus ciudades por el mismo camino por el que te fuiste! ¡Pon señales y marcas, y fíjate bien cuál es el camino! 22 ¿Hasta cuándo vas a andar errante, mujer contumaz? El Señor ha establecido algo nuevo en la tierra: ¡la mujer corteja al varón!

23 Así ha dicho el Señor de los ejércitos y Dios de Israel:

«Cuando yo haga volver a los cautivos, en la tierra de Judá y en sus ciudades volverán a decirse estas palabras: “¡Que el Señor te bendiga, monte santo, mansión de justicia!” 24 Y Judá volverá a vivir allí, y en todas sus ciudades, y habrá allí labradores y pastores con sus rebaños. 25 Yo satisfaré el hambre y la sed de la gente triste y fatigada.»

26 De pronto desperté, abrí los ojos, ¡y me encantó lo que había soñado!

El nuevo pacto

27 «Vienen días en que llenaré la casa de Israel y la casa de Judá con multitudes de hombres y de animales.

—Palabra del Señor.

28 »Y así como me ocupé de ellos para arrancar y destruir, y arruinar, derribar y afligir, también me ocuparé de ellos para construir y plantar.

—Palabra del Señor.

29 »En esos días no volverá a decirse “Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera”,(D) 30 sino que cada cual morirá por su propia maldad. La dentera la tendrán los dientes de todo el que coma las uvas agrias.

31 »Vienen días en que haré un nuevo pacto(E) con la casa de Israel y con la casa de Judá.

—Palabra del Señor.

32 »No será un pacto como el que hice con sus padres cuando los tomé de la mano y los saqué de la tierra de Egipto. Porque yo fui para ellos como un marido, pero ellos quebrantaron mi pacto.

—Palabra del Señor.

33 »Cuando hayan pasado esos días, el pacto que haré con la casa de Israel será el siguiente: Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón.(F) Y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.

—Palabra del Señor.

34 »Nadie volverá a enseñar a su prójimo ni a su hermano, ni le dirá: “Conoce al Señor”, porque todos ellos, desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán. Y yo perdonaré su maldad, y no volveré a acordarme de su pecado.»(G)(H)

—Palabra del Señor.

35 Así ha dicho el Señor, cuyo nombre es el Señor de los ejércitos; el que ha puesto al sol la ley de alumbrar durante el día, y a la luna y las estrellas la ley de alumbrar de noche; el que agita el mar y hace que rujan sus olas:

36 «Mientras estas leyes sigan vigentes, Israel y sus descendientes serán también ante mí una nación para siempre.»

—Palabra del Señor.

37 Así ha dicho el Señor:

«Yo desecharé a todos los descendientes de Israel por todo lo que hicieron, sólo cuando los altos cielos puedan medirse, y cuando los fundamentos inferiores de la tierra puedan explorarse.

—Palabra del Señor.

38 »Vienen días en que la ciudad será reconstruida en mi honor, desde la torre de Jananel hasta la puerta angular.

—Palabra del Señor.

39 »Los linderos de la ciudad se extenderán en dirección a la colina de Gareb, y rodearán a Goa. 40 Y todo el valle donde se entierra a los muertos y se tira la ceniza, y todas las llanuras hacia el oriente, hasta el arroyo de Cedrón y hasta la esquina de la Puerta de los Caballos, estarán consagradas a mí, y nunca más Jerusalén volverá a ser arrancada ni destruida.»

Jeremías compra el terreno de Janamel

32 La palabra del Señor vino a Jeremías en el año décimo de Sedequías(I) rey de Judá, que fue el año decimoctavo de Nabucodonosor. El ejército del rey de Babilonia tenía entonces sitiada a Jerusalén, y el profeta Jeremías estaba preso en el patio de la cárcel que estaba en el palacio del rey de Judá. Sedequías rey de Judá lo había encarcelado porque cuestionaba lo que Jeremías había profetizado, y que era lo siguiente:

«Así ha dicho el Señor: “Voy a entregar esta ciudad en manos del rey de Babilonia, y éste la conquistará. Sedequías rey de Judá no podrá escapar de las manos de los caldeos. Más bien, será entregado en manos del rey de Babilonia, y tendrá que enfrentarse a él cara a cara. Además, Sedequías será llevado cautivo a Babilonia, y allá se quedará hasta que yo lo visite. Y si ustedes les declaran la guerra a los caldeos, no les irá bien.”»

—Palabra del Señor.

La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

«Jeremías, toma en cuenta que Janamel, el hijo de tu tío Salún vendrá a verte, y te pedirá que le compres el terreno que tiene en Anatot, pues tú tienes sobre él derecho de comprar.»

En efecto, y conforme a la palabra del Señor, mi primo Janamel fue a verme al patio de la cárcel, y me dijo:

«Cómprame el terreno que tengo en Anatot, en tierra de Benjamín, pues tú tienes derecho de compra sobre él, así que a ti te corresponde rescatarlo. Cómpralo para ti.»

Con esto reconocí que ésta era palabra del Señor, y compré el terreno de mi primo Janamel, el cual estaba en Anatot, y le pagué por él diecisiete monedas de plata. 10 Preparé la carta de compraventa y la sellé, la certifiqué en presencia de testigos, y le pesé el dinero. 11 Una vez sellada la carta de compraventa, conforme al derecho y la costumbre, la tomé junto con la copia abierta, 12 y se la di a Baruc hijo de Nerías, hijo de Maseías, en presencia de mi primo Janamel y de los testigos que la habían suscrito, así como de todos los judíos que estaban en el patio de la cárcel. 13 También en presencia de ellos le di a Baruc las siguientes instrucciones:

14 «Así ha dicho el Señor de los ejércitos y Dios de Israel: “Toma estas cartas, es decir, la carta de compraventa sellada, y la copia abierta, y ponlas en una vasija de barro, para que se conserven durante mucho tiempo. 15 Porque el Señor de los ejércitos y Dios de Israel ha dicho que en este país todavía se comprarán casas, terrenos y viñas.”»

16 Después de darle a Baruc hijo de Nerías la carta de compraventa, oré al Señor. Le dije:

17 «¡Señor, Señor! Tú, con tu gran poder y con tu brazo extendido, hiciste el cielo y la tierra. No hay para ti nada que sea difícil. 18 Tú muestras tu misericordia a miles de gente, y castigas la maldad de los padres en sus hijos. Dios grande y poderoso, tu nombre es Señor de los ejércitos. 19 Tus planes son impresionantes, tus hechos son portentosos; siempre estás atento a los actos del género humano, y a cada uno de nosotros nos das lo que merecemos, según lo que cada uno haya hecho. 20 Tú hiciste señales y portentos en tierra de Egipto, y hasta este día sigues haciéndolos en Israel; te has ganado el reconocimiento de toda la humanidad, como puede verse el día de hoy. 21 Con señales y portentos, con mano fuerte y brazo extendido, e infundiendo gran terror, sacaste de Egipto a tu pueblo Israel 22 y le diste esta tierra, la cual fluye leche y miel, tierra que habías jurado a sus padres que se la darías, 23 y ellos entraron en ella y disfrutaron de ella. Pero no atendieron tu voz, ni siguieron tu ley. No hicieron nada de lo que les mandaste hacer, y por eso les has enviado todo este mal.

24 »¡Mira! La ciudad va a ser entregada en manos de los caldeos, que pelean contra ella y que con arietes la atacan para tomarla. Por causa de la espada, del hambre y de la peste ha venido a suceder lo que dijiste que sucedería, ¡y ya lo estás viendo!

25 »¡Señor, Señor! ¿Cómo pudiste decirme que compre para mí el terreno, y que lo pague ante testigos, si la ciudad va a caer en manos de los caldeos?»

26 Y la palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

27 «Jeremías, yo soy el Señor, el Dios de toda la humanidad. ¿Acaso hay algo que me sea difícil? 28 Yo, el Señor, declaro que voy a entregar esta ciudad en manos de los caldeos, y que Nabucodonosor rey de Babilonia la tomará.(J) 29 Los caldeos que atacan esta ciudad vendrán y le prenderán fuego. La quemarán junto con las casas sobre cuyas azoteas provocaron mi ira al ofrecer incienso a Baal y derramar libaciones a dioses ajenos. 30 Desde su juventud, los hijos de Israel y los hijos de Judá sólo han hecho lo malo delante de mis ojos. Los hijos de Israel no han hecho más que provocarme a ira con las obras de sus manos.

—Palabra del Señor.

31 »Desde el día en que esta ciudad fue edificada, y hasta el día de hoy, lo único que ha hecho es provocar mi enojo y mi furor. Por eso la borraré de mi presencia, 32 por toda la maldad que, para hacerme enojar, han cometido los hijos de Israel y de Judá, junto con sus reyes, príncipes, sacerdotes, profetas, varones de Judá y habitantes de Jerusalén. 33 Me dieron la espalda y no la cara; no quisieron escuchar ni recibir corrección, aun cuando una y otra vez les enseñaba. 34 Al contrario, contaminaron la casa en donde se invoca mi nombre, al poner allí sus ídolos repugnantes;(K) 35 para hacer pecar a Judá edificaron lugares altos en honor de Baal, los cuales aún están en el valle del Ben Jinón,(L) y en honor a Moloc(M) hicieron pasar por el fuego a sus hijos y sus hijas, un hecho repugnante que nunca les mandé hacer, ni me pasó por la mente que harían.»

36 Por todo eso, ahora el Señor y Dios de Israel dice a esta ciudad, acerca de la cual ustedes dicen que, por causa de la espada, el hambre y la peste, va a caer en manos del rey de Babilonia:

37 «Voy a reunirlos de todos los países por los que, en mi furor y gran indignación, los esparcí, y los haré volver a este lugar para que vivan tranquilos. 38 Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios. 39 Yo les daré un solo corazón y un solo camino, para que me teman perpetuamente, para bien de ellos y de sus hijos. 40 Haré con ellos un pacto eterno, y nunca dejaré de hacerles bien. Pondré mi temor en su corazón, para que no se aparten de mí, 41 y en verdad me regocijaré de hacerles bien. Con todo mi corazón y con toda mi alma los plantaré en esta tierra.»

42 Así ha dicho el Señor:

«Así como descargué todo este gran mal sobre este pueblo, así también derramaré sobre ellos todo el bien que les he prometido. 43 Y aunque al hablar de esta tierra ustedes dicen que está desierta, y sin gente ni animales, y que caerá en manos de los caldeos, yo les digo que volverán a poseerla. 44 En el territorio de Benjamín y en los contornos de Jerusalén volverán a comprarse terrenos por dinero, y se harán las escrituras y se sellarán en presencia de testigos. Y esto mismo se hará en las ciudades de Judá, y en las ciudades de las montañas, de la Sefela y del Néguev; porque yo haré volver a sus cautivos.»

—Palabra del Señor.