16 Los oficiales y todo el pueblo dijeron a los sacerdotes y a los profetas: «Este hombre no debe ser condenado a muerte, porque nos ha hablado en el nombre del Señor nuestro Dios».

17 Entonces algunos de los jefes del país se levantaron y recordaron a toda la asamblea del pueblo 18 que, en tiempos de Ezequías, rey de Judá, Miqueas de Moréset había profetizado a todo el pueblo de Judá: «Así dice el Señor de los Ejércitos:

»“Sión será como un campo arado;
    Jerusalén quedará en ruinas
    y el monte del Templo se volverá un matorral”.

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