Jeremías 20-23
Traducción en lenguaje actual
Jeremías y el sacerdote Pashur
20 1-2 Cuando Pashur hijo de Imer oyó lo que el profeta Jeremías estaba predicando, ordenó que lo golpearan y lo metieran en la cárcel que estaba a un lado de la entrada de Benjamín, cerca del templo de Dios. 3 Sin embargo, a la mañana siguiente Pashur mandó que lo sacaran. Entonces Jeremías le dijo:
«Dios te va a cambiar de nombre. En vez de Pashur, te vas a llamar Magor-misabib, que quiere decir, “terror por todas partes”. 4 Porque Dios dice que tú serás un terror para ti mismo y para tus amigos. ¡Hasta verás cuando el enemigo mate a tus amigos! A todos los habitantes de Judá los entregaré al rey de Babilonia, para que se los lleve como esclavos a su país o para que los mate. 5 Además, a los enemigos de Judá les daré toda la riqueza de esta ciudad, junto con todos los tesoros de los reyes de Judá. Todo eso lo tomarán y se lo llevarán a Babilonia. 6 Y tú, Pashur, serás esclavo en Babilonia junto con toda tu familia. Allá morirás y serás enterrado; y lo mismo les pasará a todos tus amigos, a quienes les decías puras mentiras».
Protesta de Jeremías
7 Jeremías le dijo a Dios:
«Dios mío,
con lindas palabras me llamaste,
y yo acepté tu invitación.
Eres más fuerte que yo,
y por eso me convenciste.
»A toda hora
la gente se burla de mí.
8 Cada vez que abro la boca,
tengo que gritar:
“¡Ya viene el desastre!
¡Ha llegado la destrucción!”
No hay día que no me ofendan
por predicar tu mensaje.
9 »Hay días en que quisiera
no acordarme más de ti
ni anunciar más tus mensajes;
pero tus palabras
arden dentro de mí;
¡son un fuego
que me quema hasta los huesos!
He tratado de no hablar,
¡pero no me puedo quedar callado!
10 »La gente, en tono burlón, me grita:
“¡Hay terror por todas partes!”
También los oigo cuando dicen:
“¡Vamos a denunciarlo!”
Hasta mis mejores amigos
quieren que yo cometa un error;
buscan cómo ponerme una trampa
para derrotarme y vengarse de mí.
11-12 »Pero tú, mi Dios,
eres el Todopoderoso.
Tú examinas al que es justo
y sabes lo que pensamos y deseamos.
Eres un guerrero invencible,
y siempre estás a mi lado;
por eso no podrán vencerme
los que me persiguen;
¡quiero ver cómo los castigas,
porque en ti confío!
¡Quiero ver cómo los derrotas
y los pones en vergüenza!
¡Que nunca nadie se olvide
de que tú los derrotaste!
13 Alabemos a nuestro Dios,
porque él libera a los pobres
de las garras de los malvados.
14-15 »¡Maldito el día en que nací!
Maldito el que le dijo a mi padre:
“¡Te felicito! ¡Tuviste un hijo varón!”
16 ¡Cómo quisiera que ese tipo
terminara como las ciudades
que Dios destruyó sin compasión!
¡Quisiera que se vuelva loco de remate!
17-18 »¿Por qué tuve que nacer,
si vivo sólo para sufrir?
Si voy a morir humillado,
mejor hubiera nacido muerto.
¡Así mi tumba habría sido
el vientre de mi madre!»
La oración de Sedequías
21 1-3 El rey Sedequías envió a Pashur y al sacerdote Sofonías, a que le dijeran al profeta Jeremías:
«Nabucodonosor, el rey de Babilonia, nos está atacando. Por favor, ruégale a Dios que nos ayude. Pídele que haga uno de sus milagros a favor de nosotros, para que ese rey nos deje tranquilos».
Pero Dios tenía otro plan, y se lo comunicó a Jeremías. Entonces Jeremías les respondió a Pashur y a Sofonías:
«Díganle al rey Sedequías 4 que el Dios de Israel dice: “El rey de Babilonia y sus soldados están rodeando y atacando la ciudad de Jerusalén. Frente a sus ataques, tus tropas retrocederán y se refugiarán en la ciudad. 5 Es más, yo mismo voy a pelear contra ustedes, y lo haré con todo mi poder y con toda mi furia. ¡Ya me tienen harto! 6 Voy a mandarles una enfermedad terrible, que matará a todos los que viven en esta ciudad, y hasta los animales. 7 A ti, Sedequías, y a tus oficiales, los pondré en manos de Nabucodonosor y de su ejército. También entregaré a la gente que no haya muerto por la enfermedad, la guerra o el hambre. Les juro que ese rey los matará sin compasión”».
8 Dios le dijo a Jeremías:
«Dile de mi parte a este pueblo:
“A todos lo que viven en Jerusalén les daré a elegir entre la vida y la muerte. 9 Los que se queden en la ciudad morirán en la guerra, o los matará la enfermedad y el hambre. Sólo se salvarán si salen y se rinden a los babilonios. 10 Ya me cansé de tratar con bondad a esta ciudad. La voy a destruir. Se la entregaré al rey de Babilonia, para que la destruya con fuego. Les juro que así lo haré”.
11-12 »A los descendientes del rey David diles que presten atención a mis palabras. Éste es mi mensaje para ellos:
“No dejen de hacer el bien,
y protejan a los que son maltratados.
Si no lo hacen así,
mi enojo arderá como un fuego
y nadie podrá apagarlo.
Así los castigaré por todas sus maldades.
13 ”Habitantes de Jerusalén,
yo estoy muy enojado con ustedes.
Ustedes creen que Jerusalén,
por estar en la montaña,
es la más fuerte de la región.
Creen que nadie puede conquistarla
ni destruir sus murallas.
14 Pero yo les daré su merecido:
Le prenderé fuego a su bosque,
y ese fuego destruirá
todo lo que hay a su alrededor.
Les juro que así lo haré”».
Dios castigará a los jefes de Judá
22 Dios me dijo:
«Jeremías, ve al palacio del rey de Judá, y anuncia allí este mensaje:
2 “Rey de Judá, oficiales del palacio y habitantes de Jerusalén, les pido que presten mucha atención a lo que Dios dice. 3 Él les ordena hacer el bien: proteger a los que son maltratados, cuidar al extranjero, al huérfano y a la viuda, y no matar al inocente. 4 Si de veras me obedecen, siempre habrá en Judá un rey de la familia de David. Sus ejércitos entrarán y saldrán por los portones de la ciudad, acompañados por el pueblo y sus gobernantes. 5 De lo contrario, les aseguro que este palacio será totalmente destruido”.
6 »Yo, el Dios de Israel, les digo a los que están en el palacio de Judá:
“Ustedes son para mí
tan especiales como el monte Galaad
y como las altas montañas del Líbano.
Pero voy a convertirlos en un desierto,
en una ciudad deshabitada.
7 Yo enviaré contra ustedes
un ejército para que los destruya,
y para que les prenda fuego
a sus bosques más hermosos.
8 ”Mucha gente de otras naciones pasará por aquí, y se preguntará por qué hice esto con esta gran ciudad. 9 Y la respuesta será que ustedes adoraron a otros dioses y no cumplieron con mi pacto.
10-12 ”No lloren ni se pongan tristes
por la muerte del rey Josías.
Lloren más bien por su hijo Salum
que será llevado a otro país.
Allí lo tratarán como esclavo,
y nunca más volverá a ver
la tierra donde nació”.
»Y yo declaro que Salum nunca más volverá a ver este país, pues morirá en el lugar al que será llevado».
Y así sucedió. Tiempo después, tras la muerte de su padre Josías, Salum llegó a ser rey de Judá, pero se lo llevaron a Babilonia.
Advertencia contra el rey Joacín
13-14 Dios continuó diciendo:
«En cuanto al rey Joacín, tengo algo que decirle:
“¡Qué mal te irá, Joacín!
Edificas tu casa con mucho lujo;
piensas ponerle grandes ventanas,
y recubrirlas con finas maderas.
Pero maltratas a los trabajadores,
y para colmo no les pagas.
15 Te crees un gran rey
porque vives en lujosos palacios.
”Tu padre Josías disfrutó de la vida
y celebró grandes fiestas,
pero siempre actuó con justicia.
16 Protegió al pobre y al necesitado,
y por eso le fue bien en todo.
¡A eso le llamo conocerme!
17 ”A ti sólo te interesa el dinero
y no te importa cómo lo ganes.
Con gran violencia robas
y matas a gente inocente.
18 ”Por eso estoy enojado contigo.
Cuando te mueras,
nadie llorará por ti;
ningún israelita se pondrá triste
de que ya no seas su rey.
19 Morirás como los animales:
te arrastrarán por todo Jerusalén
y te arrojarán fuera de la ciudad”».
Advertencia contra Jerusalén
20 Dios también les dijo a los habitantes de Jerusalén:
«¡Vayan por todo el país;
suban a las montañas más altas,
y lloren desconsolados!
Los países que iban a ayudarlos
ya han sido destruidos.
21 »Cuando les iba bien,
les advertí del peligro,
pero no me hicieron caso.
¡Siempre han sido rebeldes!
22-23 »Los que ahora viven en el palacio,
rodeados de finas maderas,
¡pronto sabrán lo que es sufrir!
Cuando les llegue la desgracia,
sabrán lo que es el dolor.
Serán llevados a otro país,
y allí serán tratados como esclavos.
Las naciones en las que ellos confiaron
sufrirán el mismo castigo».
Advertencia contra Joaquín
24 Dios le dio este mensaje a Joaquín:
«Tú eres hijo de Joacín,
y ahora reinas en Judá.
Aunque te quiero mucho,
juro que te expulsaré de aquí.
25 Te entregaré en manos
del rey de Babilonia y de su ejército,
y temblarás de miedo.
26-27 A ti y a tu madre los enviaré
a un país extranjero.
Aunque quieran volver a Israel,
nunca más volverán,
porque morirán en ese país».
28-29 Dios continuó diciendo:
«¡Israelitas,
escuchen mis palabras!
Joaquín no sirve para nada;
es como una vasija rota.
¿Para qué lo quieren expulsar del país,
junto con todos sus familiares?
Por gente como ésa
no vale la pena preocuparse.
30 Yo, el Dios de Israel, les digo:
“Bórrenlo de su memoria,
es un hombre fracasado.
¡Ninguno de sus hijos
llegará a ser rey de Judá!”»
El rey justo y sabio
23 1-2 El Dios de Israel dijo:
«¡Qué mal les va a ir a esos gobernantes que descuidan a mi pueblo y lo destruyen! Jamás se preocupan por él. Al contrario, se comportan como esos pastores que abandonan a sus ovejas. Les advierto que voy a castigarlos, porque abandonaron a mi pueblo en manos de otras naciones. 3 Sin embargo, aunque permití que así fuera, yo mismo haré que mi pueblo vuelva a su país, y que se convierta en una gran nación. 4 Le daré otros gobernantes que lo protejan, y así no volverá a tener miedo. Juro que así lo haré.
5 »En el futuro
haré que un rey justo y sabio
gobierne a mi pueblo.
Será de la familia de David,
gobernará con verdadera justicia,
6 y le pondrán por nombre
“Dios es nuestro salvador”.
Durante su reinado
mi pueblo vivirá en paz y libertad.
7 »Yo les aseguro que viene el día en que ya no se dirá: “¡Lo juro por Dios, que sacó a Israel de Egipto!” 8 Más bien, se dirá: “¡Lo juro por Dios, que sacó a nuestro pueblo de Babilonia! ¡Lo sacó de todos los países adonde lo había expulsado!” Entonces los israelitas habitarán en su propio país».
Los profetas mentirosos
9 Yo, Jeremías, les advierto a los profetas:
«Dios me dio un mensaje especial.
Por eso siento un dolor profundo
y me tiembla todo el cuerpo;
¡hasta parezco un borracho
a punto de caerse!
10 »Los habitantes de este país
son gente malvada;
no saben lo que es ser fieles,
¡no saben hacer lo bueno,
sólo cometen injusticias!
Por eso la tierra está bajo maldición:
los pastos se han secado,
y la tierra es un desierto.
11 »Dios mismo lo afirma:
“Los profetas y los sacerdotes
son los primeros en hacer el mal;
¡hasta en el templo
cometen terribles maldades!
12 Por eso los voy a castigar
y caerá sobre ellos la desgracia.
¡Nada ni nadie podrá salvarlos!
13 ”¡En Samaria he visto
las cosas más repugnantes!
Los profetas predican
en nombre del dios Baal
y hacen que mi pueblo me abandone.
14 Pero los profetas de Jerusalén
son peores que ellos;
no sólo me abandonan,
sino que dicen mentiras
y ayudan a los malvados.
No hay uno solo de ellos
que quiera cambiar su conducta.
¡Son peores que la gente
de Sodoma y de Gomorra!”
15 »Por tanto, el Dios todopoderoso declara en contra de los profetas de Jerusalén:
“Ustedes son los responsables
de tanta maldad en este país.
Su sufrimiento será terrible
y su dolor no tendrá fin”.
16 »Y a ustedes, los israelitas, Dios les advierte:
“Esos profetas son unos mentirosos,
¡no les hagan caso!
Yo no les di ningún mensaje,
y los sueños que dicen haber tenido
son puro invento de ellos.
17 Aseguran que yo dije
que a los malvados
siempre les irá bien;
que a los que me desprecian
nada malo les pasará.
18 ¡Pero ninguno de esos profetas
ha estado en mi presencia!
¡Ninguno de ellos ha querido
oír mi voz y obedecerme!
19-20 ”Yo estoy muy enojado con ellos
y no voy a quedarme tranquilo
hasta que los haya castigado.
Mi enojo será como un huracán,
que azotará a esos malvados.
”¡Un día de estos entenderán
por qué hago todo esto!
21 ”Esos profetas salen a predicar,
aunque yo no los he enviado
ni les he dado ningún mensaje.
22 Si hubieran estado en mi presencia,
habrían anunciado mi mensaje;
habrían invitado a mi pueblo
a dejar su mala conducta.
23-24 ”Yo soy el Dios de Israel.
Nadie puede esconderse de mí,
pues yo estoy en todas partes,
lo mismo lejos que cerca.
25 ”Ya he escuchado las mentiras de esos profetas. Según ellos, han soñado que les he dado un mensaje. 26 ¡Eso lo inventaron ellos! ¿Cuándo dejarán de mentir? 27 Lo que quieren es que mi pueblo me olvide, como me olvidaron sus antepasados por adorar al dios Baal.
28 ”Yo, el Dios de Israel, les digo: si un profeta tiene un sueño, que lo cuente; si recibe un mensaje de mi parte, que lo comunique al pie de la letra. ¡Pero que se dejen de cuentos! 29-32 Estoy cansado de sus mentiras. ¡Y todavía se atreven a decir que hablan de mi parte! Estoy en contra de esos profetas que dicen haber recibido mensajes de mi parte, pero yo no les he comunicado nada. Esa clase de mentiras no le hace ningún bien a mi pueblo; al contrario, lo conducen al error.
”Mi palabra es tan poderosa como el fuego, y tan dura como un martillo; ¡hasta puede hacer pedazos una roca! Les aseguro que así es.
Profetas falsos
33 ”Escucha bien, Jeremías: Cuando un profeta o sacerdote, o alguien del pueblo, te pregunte si tienes algún mensaje de mi parte, respóndeles que sí lo tienes. Diles que voy a abandonarlos. 34 Pero si otro profeta o sacerdote, o cualquier otra persona asegura tener un mensaje de mi parte, yo los castigaré, a ellos y a sus familias”».
35-37 Dios les dijo a los falsos profetas:
«Yo soy el Dios de la vida, el Dios todopoderoso. Si alguno de ustedes cambia mi mensaje por una mentira, se burla de mí. Más vale que nadie diga: “Tengo un mensaje de parte de Dios”. Al que se atreva a decirlo, le haré tragar sus propias palabras. Si preguntan entre ustedes, se darán cuenta que yo no le he hablado a nadie. 38 Por eso les prohíbo decir: “Tengo un mensaje de parte de Dios”.
39-40 »Si me desobedecen, abandonaré a Jerusalén, la ciudad que les di a ustedes y a sus antepasados. De tal manera los humillaré y los avergonzaré, que nunca podrán olvidarlo. ¡Los lanzaré lejos de aquí!»
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