Jeremías 2:20-25

La Biblia de las Américas

²⁰ Porque desde hace tiempo rompí^[a] tu yugo^(A)
y arranqué^[b] tus coyundas;
pero dijiste: «No serviré».
Porque sobre toda colina alta
y bajo todo árbol frondoso
te echabas como ramera^(B).
²¹ Pero yo te planté como vid escogida^(C),
toda ella de simiente genuina.
¿Cómo, pues, te has vuelto delante de mí
sarmiento degenerado de una vid extraña^(D)?
²² Aunque te laves^(E) con soda^[c]
y uses mucho^[d] jabón,
la mancha de tu iniquidad está aún delante de mí^(F) —declara el Señor Dios^[e].
²³ ¿Cómo puedes decir: «No estoy manchada^(G),
no he ido tras los baales^(H)»?
Mira tu proceder en el valle^(I),
reconoce lo que has hecho.
Eres una camella joven y liviana que enreda sus pasos^(J),
²⁴ asna montés acostumbrada al desierto,
que en su ardor olfatea el viento^(K).
En la época de su celo ¿quién la puede refrenar^[f]?
Todos los que la busquen, no se tienen que fatigar,
en su mes la hallarán.
²⁵ Guarda tus pies de andar descalzos
y tu garganta de la sed.
Mas dijiste: «Es en vano^[g](L).
¡No! Porque amo a los extraños,
y tras ellos andaré^(M)».