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30 ”No tiene caso castigar a sus hijos,
pues no aceptan mis correcciones.
¡Todos ustedes, como leones feroces,
mataron a mis profetas!
31 Pero escúchenme bien
todos los que están presentes:
¡yo no he sido cruel con ustedes
como el ardiente desierto,
ni como la terrible oscuridad de una cueva!
¿Entonces, por qué me dicen
que van a hacer lo que quieran,
y que no volverán a adorarme?
32 No hay novia que se olvide
de su vestido ni de sus joyas,
¡pero ustedes, que son mi pueblo,
hace mucho que se olvidaron de mí!

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