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Calamidades venideras

16 Entonces la palabra del Señor vino a mí, diciendo: No tomes para ti mujer ni tengas hijos ni hijas en este lugar. Porque así dice el Señor acerca de los hijos e hijas nacidos en este lugar, y acerca de las madres(A) que los dieron a luz, y de los padres(B) que los engendraron en esta tierra: De muertes crueles morirán; no serán llorados ni sepultados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra(C); a espada y por hambre serán acabados(D), y sus cadáveres servirán de comida para las aves del cielo y para las bestias de la tierra(E).

Porque así dice el Señor: No entres en casa de duelo[a], ni vayas a lamentar, ni los consueles(F); pues he retirado mi paz de este pueblo(G) —declara el Señor—, la misericordia y la compasión(H). Morirán grandes y pequeños en esta tierra(I); no serán enterrados, ni llorados, y nadie se sajará ni se rapará por ellos(J); no partirán el pan en el duelo para ellos(K), a fin de consolarlos[b] por el muerto, ni les darán a beber la copa de consolación por su padre o por su madre. Tampoco entres en casa de banquete para sentarte con ellos a comer y beber(L). Porque así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí, voy a hacer que desaparezca de este lugar, ante vuestros ojos y en vuestros días, la voz de gozo y la voz de alegría, la voz del novio y la voz de la novia(M).

10 Y sucederá que cuando anuncies a este pueblo todas estas palabras, ellos te dirán: «¿Por qué el Señor ha pronunciado toda esta gran calamidad contra nosotros(N)? ¿Cuál es nuestra iniquidad y cuál es nuestro pecado que hemos cometido contra el Señor nuestro Dios?». 11 Entonces les dirás: «Es porque vuestros padres me abandonaron» —declara el Señor— «y siguieron a otros dioses y los sirvieron y se postraron ante ellos(O), pero a mí me abandonaron y no guardaron mi ley(P). 12 Y vosotros habéis hecho peor que vuestros padres, porque he aquí, cada uno de vosotros anda tras la terquedad de su malvado corazón(Q), sin escucharme(R). 13 Por tanto, yo os arrojaré de esta tierra(S) a una tierra que no habéis conocido(T), ni vosotros ni vuestros padres; y allí serviréis a otros dioses(U) día y noche, pues no os mostraré clemencia».

La restauración prometida

14 Por tanto, he aquí, vienen días —declara el Señor— cuando ya no se dirá: «Vive el Señor, que sacó a los hijos de Israel de la tierra de Egipto(V)», 15 sino: «Vive el Señor, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte y de todos los países adonde los había desterrado». Porque los haré volver a su tierra, la cual di a sus padres(W).

16 He aquí, enviaré a muchos pescadores —declara el Señor— que los pescarán(X); y después enviaré a muchos cazadores, que los cazarán(Y) por todo monte y por todo collado y por las hendiduras de las peñas(Z). 17 Porque mis ojos están puestos sobre todos sus caminos(AA), que no se me ocultan, ni su iniquidad está encubierta a mis ojos(AB). 18 Pero primero, pagaré al doble su iniquidad y su pecado(AC), porque ellos han contaminado mi tierra(AD) con los cadáveres de sus ídolos abominables y han llenado mi heredad con sus abominaciones(AE).

19 ¡Oh Señor, fuerza mía y fortaleza mía,
refugio mío(AF) en el día de angustia(AG)!
A ti vendrán las naciones
desde los términos de la tierra(AH) y dirán:
Nuestros padres heredaron solo mentira(AI),
vanidad y cosas sin provecho[c](AJ).
20 ¿Puede hacer el hombre dioses para sí?
¡Pero no son dioses(AK)!
21 Por tanto, he aquí, voy a darles a conocer,
esta vez les haré conocer(AL)
mi mano y mi poder;
y sabrán que mi nombre es el Señor(AM).

Footnotes

  1. Jeremías 16:5 O, banquete
  2. Jeremías 16:7 Lit., consolarle
  3. Jeremías 16:19 Lit., y no hay nada provechoso en ellas

Jeremías no debe casarse

16 1-3 Dios me dijo:

«Jeremías, no te cases en este país, ni tengas hijos ni hijas, porque de todos los que viven en este país, algunos morirán de enfermedades horribles, otros morirán de hambre y otros en la guerra. Nadie llorará por ellos, ni los sepultará. Sus cadáveres quedarán tendidos sobre el suelo, como si fueran basura, y con ellos se alimentarán las aves del cielo y los animales salvajes.

»He decidido retirar de este pueblo mi paz, mi amor y mi compasión. Así que no vayas a ningún entierro, ni llores por ningún muerto. En este país todos morirán, sean ricos o pobres, y nadie llorará por ellos ni los sepultará, ni guardará luto. Nadie ofrecerá una comida para consolar a los que hayan perdido a un ser querido. A nadie se le ofrecerá consuelo, aunque haya muerto su padre o su madre.

»Tampoco vayas a ninguna boda, ni comas ni bebas nada allí. Yo, el todopoderoso Dios de Israel, te digo que pondré fin a los gritos de alegría y de entusiasmo, y a las canciones de los novios y de las novias. Eso lo verán con sus propios ojos.

10 »Cuando comuniques todo esto al pueblo, te van a preguntar por qué decidí enviarles esta terrible desgracia. También preguntarán si se han portado mal, y si acaso han pecado contra mí. 11 Respóndeles que eso les pasa porque sus antepasados me rechazaron, no obedecieron mis enseñanzas y creyeron en otros dioses, a los cuales sirvieron y adoraron. Te juro que así fue. 12 Pero diles que ellos son peores que sus antepasados, porque no me obedecen. Ellos insisten en llevar a cabo sus planes malvados. 13 Por eso no les voy a tener compasión. Más bien, los echaré fuera de esta tierra; los llevaré a un país que ni ellos ni sus antepasados conocieron. Allá tendrán que adorar a otros dioses, día y noche.

14 »Llegará el día en que ya no dirán: “Viva Dios, que sacó de Egipto a los israelitas”; 15 sino que dirán: “Viva Dios, que sacó a los israelitas del país de los asirios y de los babilonios, y de todos los países adonde los obligó a ir”. Pero yo te aseguro que, en el futuro, haré que vuelvan a la tierra que les regalé a sus antepasados.

16 »Por lo pronto, voy a hacer que vengan muchos enemigos, y que los pesquen como si fueran peces. Después de eso, haré que vengan muchos enemigos y los persigan por todas las montañas y colinas, y hasta en las grietas de las rocas, como si fueran cazadores tras su presa. 17 Yo estoy enterado de todo lo que ellos hacen, pues no hay nada que yo no sepa. Ellos no me pueden ocultar ninguno de sus pecados. 18 Antes que nada, les daré un castigo doble por los terribles pecados que han cometido. Le han quitado al país su buena fama; ¡lo han llenado de ídolos malolientes que no tienen vida!»

Oración de Jeremías

19-20 Yo, Jeremías, le rogué a Dios:

«Dios mío, tú me das nuevas fuerzas;
cuando me encuentro en peligro,
tú eres mi refugio.
Desde los lugares más lejanos del mundo
vendrán a ti las naciones, y dirán:
“Nuestros antepasados
fabricaron dioses falsos
que no sirven para nada”».

21 Dios me respondió:

«Voy a mostrarles mi gran poder;
ahora sabrán quién soy yo:
¡Yo soy el único Dios de Israel!»