Add parallel Print Page Options

Judá está de luto. Ya nadie frecuenta sus puertas. Todos se sientan en el suelo, y el clamor de Jerusalén va en aumento. Los ricos mandan a sus criados por agua, y ellos van a las cisternas; pero vuelven con las vasijas vacías porque agua no hay, y avergonzados se sonrojan y no dan la cara. La tierra se resquebraja porque no ha llovido en el país. Los labradores están confundidos, y esconden el rostro.

Read full chapter